De dioses, manzanas y prisas

Sea por lo que fuere, la manzana acabó siendo, por antonomasia, la fruta del árbol prohibido del Paraíso, aunque en ningún lugar se certifique dónde estaba plantado el manzanal en el Jardín del Edén.

La manza fue, al tiempo, la fruta escogida posteriormente para envenenar princesas o para escenificar el descubrimiento de que todo lo que sube, baja por la ley de la gravedad.

Y con la llegada del mundo tecnologizado, la manzana fue el símbolo escogido por Steve Jobs para darle un nombre a la conocida marca de la empresa de tecnología Apple.

Será casualidad que los productos de dicha marca produzcan en el cerebro estímulos similares a los que producen imágenes religiosas en personas creyentes. Al menos eso asegura un estudio realizado por un grupo de científicos para la BBC.

El caso es que,siendo así, este hecho me lleva a la siguiente reflexión sobre la cantidad de dioses que nos hemos hecho, en especial en el campo tecnológico. Son dioses de la prisa.

Las redes sociales, que tan buenas son para unas cosas, también pueden convertirse en ídolos que limiten nuestra libertad o nuestra capacidad crítica. Que nos lleven a quererlo todo y a quererlo ya, absortos ante la inmediatez de la red en la que confiamos tantas veces para encontrar respuestas.

Volver a la quietud y la tranquilidad, a la reflexión y a la contemplación. Eso necesitamos muchas veces para no perdernos y ahogarnos en el torrente de la vertiginosa realidad virtual.

El Santo Padre nos ha llamado con insitencia a evangelizar en la red e incluso se ha reunido con decenas de blogueros católicso hace poco en Roma. Su interés por este nuevo areópago es patente.

Pero, como ya quedó sentado en Inter Mirifica, la bondad de los diferentes medios de comunicación depende del uso que se les dé.