Beato Juan Pablo II, con los brazos abiertos
La Santa Sede acaba de confirmar que para la beatificación de Juan Pablo II, el Magno, no será necesaria la presentación de entrada, billete o ticket alguno. Desde la Avenida de la Conziliazione se podrá ingresar a la plaza de San Pedro sin mayor requisito que querer acompañar al Papa polaco en ese día y celebrar con toda la Iglesia universal el reconocimiento al pontífice que fue proclamado como santo súbito y que congregó en su funeral al mayor número de mandatarios de todo el mundo jamás visto.
La columnata de Bernini, que se presenta como unos inmensos brazos que acogen a la humanidad entera, cobrarán su mayor significado el próximo 1 de mayo.
La Santa Sede ha querido abrir los brazos a todos en tan especial ocasión. Pero no sólo para esa ocasión.
Esta apertura ha de ser símbolo de una actitud permanente en la Iglesia, que debemos poner en práctica desde nuestras nuestros corazones al mundo entero.
La Iglesia ha de volcarse al mundo entero. En términos futbolísticos y a estos efectos, debe jugar al ataque, querer una goleada espiritual. (Tiempo habrá para hablar de los muchos momentos en los que toca jugar a la defensiva y "resistir" los embates contrarios).
Hemos de hacer como hizo Juan Pablo II, que saludó al mundo entero con los brazos abiertos, diciendo: "No tengáis miedo. Abrid de par en par las puertas a Cristo".
Pues eso. Sin miedo. Con los brazos abiertos. "Al ataque".