El "problema" es la Iglesia
Antes de compartir lo que tengo en mente, quiero hacerles una recomendación. Escriban a David del Fresno, director del Instituto Efrat y pídanle que les envíe sus interesantes análisis. Merecen la pena, se lo aseguro.
En uno de los últimos que he recibido, del Fresno recoge la declaración de Teresa Gol, de la asociación "Derecho a Morir Dignamente", para quien el mayor escollo para la defensa de sus postulados es "el peso de la Iglesia".
Con casi total seguridad, discrepamos con la señora Gol en la mayoría de los argumentos sobre la dignidad humana, la visión del mundo, el análisis de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad y sus posibles soluciones.
Probablemente, sospecho, no nos guste ni el mismo tipo de música ni acaso el de ropa. Pero no le falta razón en esta ocasión. Aunque lo que ella ve de manera negativa nosotros lo consideremos altamente positivo y esperanzador.
En efecto, es "el peso de la Iglesia", la Iglesia misma, todos los que formamos parte de ella, el principal dique de contención contra los postulados políticos, sociales, morales y antropológicos sostenido por el Proyecto Zapatero.
Por supuesto, lo es el Santo Padre, que trabaja incansable explicando de forma ejemplar cada semana el magisterio, afrontando con valentía y humildad el reto de la verdad desde la razón y con visión sobrenatural.
Son también parte de esos diques de contención cultural los obispos, que diseminados por el mundo entero, pastorean al Pueblo de Dios, alentando la caridad con todos, sanos o enfermos, fieles o paganos, aún más en tiempos de crisis económica mundial. No en vano, cabe recordar, Cáritas ha doblado la asistencia de urgencia en apenas dos años, como se puede comprobar en su memoria anual. Con los obispos, todos los consagrados a Cristo.
Y también es parte de la resistencia propositiva a la Cultura de la Muerte el trabajo de tantos y tantos fieles que se fajan de manera desinteresada desde la sociedad civil, plantando batalla en la calle, en la tertulia del bar, con los compañeros del trabajo, en cualquier ámbito laico (que no equivale a desacralizado) al mal que representan grupos como estos que pretenden promover una supuesta muerte digna por encima de la auténtica dignidad de los finados.
A estas estructuras de pecado hay que combatirlas, con inspiración sobrenatural, pero con los mimbres del plano temporal, con sus limitaciones y sus reglas, buscando siempre la virtud estructural. Nos lo ha enseñado la Santa Madre Iglesia en multitud de ocasiones. Su Doctrina Social es clara en este campo, como lo son encíclicas y documentos pontificios emanados desde la cátedra de Pedro, en especial en los últimos 200 años.
La tarea es colosal. Nuestra fuerzas, tan solo las humanas. Pero sabemos y confiamos en la promesa que no defrauda. Cristo ya ha vencido y nos lo hizo saber a través del beato Bernardo Hoyos: "Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes". Ahora, sólo nos toca poner nuestra vida al servicio de ese Rey.