A vueltas con la Legión

El pasado 28 de octubre, me aventuré a escribir una glosa (como diría mi admirado Juan del Carmelo), que trataba de reflexionar sobre el significado de la decisión del padre Santiago Oriol de dejar de pertenecer a la Legión de Cristo. 

Ya aventuré que me metía en un charco. Y no me equivoqué. El intento, titulado "Datos, preguntas y opiniones sobre la Legión", ha sido objeto de cierta polémica. Lo pueden ver en los comentarios relativos a dicho artículo.

Pues no seré yo quien rehuya el intercambio de pareceres y entraré en la aclaración de algunos aspectos sobre los que temo no haberme explicado con suficiente claridad, a tenor de algunos comentarios.

"Un amigo LC", asegura, en comparación a la decisión del padre Santiago Oriol, que "la inmensa mayoría de nosotros estamos dispuestos a no abandonarles". Creo que no es justo considerar que el sacerdote en cuestión "abandona" al pueblo de Dios, como se deja entrever. Es más, seguirá al servicio de la Iglesia en la diócesis de Getafe.

Por otra parte, este amable comunicante, me invita "a visitarnos en alguna de nuestras casas" y así comprobar que efectivamente no se da ese abandono, que en ningún momento quise insinuar. Agradezco la invitación, que creo que presupone un cierto desconocimiento por mi parte de la Legión y sus obras. Dejo constancia de que en los útlimos siete u ocho años he tenido bastante contacto con mucha gente de la Legión y del Regnum Christi por diferentes circunstancias. Incluso con alguna persona con importantes responsabilidades. Y he conocido cosas buenas, muy buenas, malas y muy malas de personas e instituciones vinculadas a la Legión.

"Otro amigo LC", que se identifica como legionario, me indica en otro comentario que le resulta  "desproporcionado el realce" que se da a la decisión del padre Santiago Oriol. Como es evidente, la valoración del hecho de la decisión de desvinculación no coincide en su caso y el mío. Y sostengo mi consideración sobre el dato objetivo de que, se quiera o no, la familia Oriol tiene su importancia en la historia de la Legión en España. Es un dato, no una opinión. De la misma forma que las localidades santanderinas de Ontaneda y Comillas, tienen un significado en la Legión que no tienen Basconcillos del Tozo (provincia de Burgos) o La Vid de Ojeda (provincia de Palencia).

Este comunicante tambien me achaca una cierta desconfianza o alejamiento de las decisiones tomadas por Benedicto XVI en este asunto. Entiendo que lo hace en relación a mi última opinión del artículo que nos ocupa y que rezaba "la última palabra sobre todo este truculento asunto la tiene el Santo Padre. Y me quedaré con lo que diga, cuando lo diga". Entonaré un mea culpa. Concedo que la frase puede dar a entender que mi juicio está más cerca de considerar que el Santo Padre "no ha hecho nada", que de apreciar las decisiones tomadas.

Nada más lejos de mi intención. Confío plenamente en el buen juicio del Santo Padre y reitero mi compromiso como miembro de la Iglesia de confiar en su criterio final cobre la Legión. Y cuando se dé ese criterio final (que entiendo que aún no se ha dado, de hecho se habla de un mínimo de 3 a 5 años), lo acogeré con amor filial, me guste o no. Y añado que es inecesario hacer ahora una exposición sobre la infalibilidad pontificia.

Dicho esto, mantengo la opinión que expuse con anterioridad: "La permanencia de los mismo dirigentes de la Legión que estuvieron durante tantos años cerca de Maciel (desconociendo o encubriendo, no lo sé a ciencia cierta) sus terribles desmanes, no se sostiene de ninguna manera". Así es como lo entiendo, y estoy abierto a cambiar, cuando alguien me detalle los motivos que yo no he encontrado para que su permanencia sea más beneficiosa que su relevo para el Bien Común de la Legión y la Iglesia.

Contesto ahora a José Manuel Campos Gallardo, quien plantea un debate muy interesante. El de la perspectiva de la creación y extinción dentro del plan de Dios de las congregaciones, los movimientos, los diferentes institutos de vida consagrada y cualquier otra forma de vivir los múltiples carismas que tienen cabida en la Iglesia.

Tengo desde hace tiempo la convicción de que los movimientos, institutos, congregaciones y demás "piezas" eclesiásticas cumplen su papel en el plan de Dios. Por lo tanto, su nacimiento y extinción, tienen un sentido desde el punto de vista trascendente. Más claro. Ninguna de estas realidades es imprescindible para el plan de Dios, de la misma manera que Dios no nos necesita a cada uno de nosotros. Y sin ser "imprescindibles" Dios las quiere y permite que a través de ellas la Iglesia universal crezca y viva.

Dice José Manuel: "qué más dá que unos vengan y otros se vayan, que unos empiecen y otros acaben". En el plano trascendente y en términos de la eternidad, es razonable relativizar en parte la importancia de tal o cual institución, tal o cual persona.

Sin embargo, aterrizando en la realidad de la Iglesia de hoy, sí considero importante el devenir de una institución como la Legión de Cristo y su rama seglar. Porque la Iglesia de hoy no sería igual con la Legión que sin ella. Con el Opus Dei, que sin él. Con Focolares que sin ellos. Con Neocatecumenales que sin ellos.

Y aterrizando un poco más, la Legión en España no hubiera sido igual con los Oriol que sin ellos. Reitero que esta no es una opinión, sino un dato objetivo que no se puede negar y que creo que se explicó con profusión en el anterior artículo. Dato que refuerza la importancia de la decisión del padre Santiago.

En todo caso, queridos lectores, más allá de lo que unos u otros consideremos desde dentro y desde fuera, siempre y cuando no se obvie la base de los datos objetivos, nos quedan la confianza, la fe, la esperanza y la oración.