Hostias en la COPE
Siempre he defendido que es necesario que recuperemos la palabra hostia en su acepción sagrada, tratando de arrinconar el cada vez más blasfemo uso que se hace de esta palabra. Sin embargo, no siempre resulta fácil. Está tan extendido su uso sacrílego, valga la paradoja, que el uso sagrado es cada vez menor hasta entre los cristianos, incluidos los clérigos y consagrados.
Pues bien, si por la mañana los oyentes de radio tenemos la posibilidad de oir la Santa Misa en COPE, por la noche, algunos de los flamantes comentaristas deportivos emigrados de la SER a COPE no hacen más que repetir la palabra hostia de forma desacralizada y blasfema.
Anoche mismo, en el plazo de diez minutos, escuché con estupor en la tertulia deportiva unas cinco veces la palabra hostia, referida a unas declaraciones del entrenador del Real Madrid, José Mouriño, el que por cierto, también ha sido presentado en algunos ambientes como un buen cristiano. Y cambié el dial, harto e irritado.
Yo, que había salido como oyente de COPE el año pasado, salvo para los deportes de Abellán y compañía, había retornado a comienzos de este año para ver qué tal ha ido la cosa de los cambios. Y me lo están poniendo difícil, o no tanto...
Los que hemos seguido la información religiosa en los últimos años, ya sabíamos que Giménez Barriocanal iba a ser uno de los laicos más influyentes en la cúpula episcopal. No en vano, su trabajo en la negociación de la nueva forma de financiación de la Iglesia y la divulgación de campañas para el sostenimiento de la misma han sido relevantes y muy eficaces.
Sin embargo, al frente de COPE, (algo de esto apuntaba hace unos días) no termina de lograr, creo, lo que debería ofrecer la cadena radiofónica de los obispos.
De los programas estrella de la cadena, he de reconocer que Sáenz de Buruaga me aburre que me mata (¡con lo bien que llevaba el debate en Telemadrid!). Por la tarde, aún no he podido oir a César Lumbreras, por lo que suspendo el juicio. De la noche, Colmenarejo sigue en su buena línea. Y los deportes con la gente de la SER en COPE, lo comentado. En el fin de semana por la mañana, me han gustado algunos detalles del nuevo programa de Cristina López Schligchting.
Algunas cosas buenas, pero no termina de cuajar. Tal vez sea pronto y han sido muchos cambios. Habrá que conceder, es de justicia, un poco más de tiempo.
Espero que más pronto que tarde haya alguien en COPE que, cuando menos, dé un toque de atención a sus profesionales menos afines a la fe católica. Al menos, que no blasfemen.
Pues bien, si por la mañana los oyentes de radio tenemos la posibilidad de oir la Santa Misa en COPE, por la noche, algunos de los flamantes comentaristas deportivos emigrados de la SER a COPE no hacen más que repetir la palabra hostia de forma desacralizada y blasfema.
Anoche mismo, en el plazo de diez minutos, escuché con estupor en la tertulia deportiva unas cinco veces la palabra hostia, referida a unas declaraciones del entrenador del Real Madrid, José Mouriño, el que por cierto, también ha sido presentado en algunos ambientes como un buen cristiano. Y cambié el dial, harto e irritado.
Yo, que había salido como oyente de COPE el año pasado, salvo para los deportes de Abellán y compañía, había retornado a comienzos de este año para ver qué tal ha ido la cosa de los cambios. Y me lo están poniendo difícil, o no tanto...
Los que hemos seguido la información religiosa en los últimos años, ya sabíamos que Giménez Barriocanal iba a ser uno de los laicos más influyentes en la cúpula episcopal. No en vano, su trabajo en la negociación de la nueva forma de financiación de la Iglesia y la divulgación de campañas para el sostenimiento de la misma han sido relevantes y muy eficaces.
Sin embargo, al frente de COPE, (algo de esto apuntaba hace unos días) no termina de lograr, creo, lo que debería ofrecer la cadena radiofónica de los obispos.
De los programas estrella de la cadena, he de reconocer que Sáenz de Buruaga me aburre que me mata (¡con lo bien que llevaba el debate en Telemadrid!). Por la tarde, aún no he podido oir a César Lumbreras, por lo que suspendo el juicio. De la noche, Colmenarejo sigue en su buena línea. Y los deportes con la gente de la SER en COPE, lo comentado. En el fin de semana por la mañana, me han gustado algunos detalles del nuevo programa de Cristina López Schligchting.
Algunas cosas buenas, pero no termina de cuajar. Tal vez sea pronto y han sido muchos cambios. Habrá que conceder, es de justicia, un poco más de tiempo.
Espero que más pronto que tarde haya alguien en COPE que, cuando menos, dé un toque de atención a sus profesionales menos afines a la fe católica. Al menos, que no blasfemen.
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