Miércoles, 27 de noviembre de 2024
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Evangelio del día
Presumís de observantes ante la gente. La arrogancia Dios la detesta
¿Qué haré? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza.
¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido
Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí
Dios hará justicia sin tardar a quienes le gritan día y noche
Venid a mi. Cargad con mi yugo que es llevadero y mi carga ligera
Nada hay oculto: lo que digáis de noche se repetirá a pleno día
Empezaron a acosarlo con preguntas capciosas, para cogerlo
Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo
A esta generación perversa no se le dará más signo que el de Jonás
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?
Gritó: dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron
No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios
¿Qué padre, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente?
Perdónanos como nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo
Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria
Un hombre cayó en manos de bandidos, que lo dejaron medio muerto
Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer
Alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo
Por convertirse, el juicio les será más llevadero que a vosotras
Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre
El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza
Entraron en la aldea para prepararle alojamiento y no lo recibieron
Con un niño a su lado dijo: el más pequeño es el más importante
Lázaro sufrió y encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces
No entendían ese lenguaje y les daba miedo preguntarle sobre ello
Todos daban gloria a Dios porque ha visitado a su pueblo
Estaban al acecho para ver si encontraban de qué acusarlo
Si va a dar la batalla a otro rey, se sienta primero a deliberar
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