Confesarse, ¿por internet?
No es lo mismo hablar del sacramento de la reconciliación según el concepto católico del mismo, que según la posible concepción tergiversada o mal comprendida de otros grupos religiosos.
Uno de los diarios digitales más leídos en Iberoamérica es El Universal. Recientemente publicó un texto titulado Las culpas que se sanan vía electrónica. El artículo hacía referencia a la inminente posibilidad de confesar los pecados vía internet, según las declaraciones de un sacerdote, supongo que católico.
No dudo de las buenas intenciones de la autora al ofrecer una exposición de este tipo. El interés que suscita estos artículos suele ser amplia aunque no siempre los hechos coincidan con la realidad.
Algunas precisiones:
1. La Iglesia católica tiene siete Sacramentos, a saber: bautismo, confirmación, comunión, confesión (penitencia o reconciliación), matrimonio, orden sacerdotal y unción de los enfermos.
2. El Sacramento de la reconciliación (con sacerdote, penitente y confesionario) es eminentemente católico. Como tal, prácticamente ninguna de las comunidades cristianas (episcopalianos, bautistas, metodistas, evangelistas, pentecostales, anabaptistas, anglicanos, luteranos, calvinistas, etc.) lo tienen. Ni qué decir de las religiones no cristianas.
3. De acuerdo a las normas de la Iglesia católica, la confesión vía internet, y la administración en general de cualquiera de los otros sacramentos, no es posible: “No existen los sacramentos en internet; e incluso las experiencias religiosas posibles ahí, por la gracia de Dios, son insuficientes si están separadas de la interacción en el mundo real con otras personas de fe”, dice el número 9 del documento La Iglesia e internet, del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, del 28 de febrero de 2002.
4. La finalidad del Sacramento de la Reconciliación no es sentirse bien sino ser perdonado por Dios. Y seguramente que por ser perdonados por Dios uno se siente de maravilla.
El artículo del universal cita algunas iniciativas que la Iglesia Católica sí ha impulsado, por ejemplo el canal oficial del Vaticano en YouTube, la iniciativa Pope2You o uno de los portales más visitados a nivel mundial, el website institucional del Vaticano (Vatican.va). Ciertamente no son las únicas. Ahí está también la red social católica Xt3.com o el directorio multimedial católico Intermirifica.
Cuando leemos materiales de este tipo conviene aprender a distinguir. No es lo mismo hablar del sacramento de la reconciliación según el concepto católico del mismo, que según la posible concepción tergiversada o mal comprendida de otros grupos religiosos. Tampoco se puede concluir que los procedimientos (bendiciones de gadgets o aparatos de última línea) por parte de pastores de otras confesiones cristianas sea adjudicable inmediatamente a los sacerdotes católicos. Desde luego que la Iglesia católica trabaja y seguirá trabajando en internet, pero no para sustituir la riqueza del trato personal real. Internet es un medio, no un fin.
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