El fin evangelizador de España en América
"Os rogamos insistentemente en el Señor -señala el Papa Alejandro VI a Fernando e Isabel, los Reyes Católicos- y afectuosamente os requerimos, por el sacro bautismo en que os obligasteis a los mandatos apostólicos... para que, decidiéndonos a proseguir por completo semejante emprendida empresa... queráis y debáis conducir los pueblos que viven en tales islas a recibir la profesión católica". De esta manera la Iglesia, en la bula Inter caetera del 3 de mayo de 1493, estableció cuál era el fin por el que España debía conquistar América.
Conviene destacar que no solamente la Iglesia -como resulta lógico- fue evangelizadora en el Nuevo Mundo mediante la acción de sacerdotes diocesanos y regulares y de religiosos de diversas órdenes y congregaciones -entre las que se destacan los dominicos, los franciscanos, los mercedarios y los jesuitas- sino que, como afirma el hispanista francés Jean Dumont en El amanecer de los derechos del hombre, "la monarquía española, por lo que se refiere a América, estaba revestida de poderes apostólicos por delegación o vicaría definitiva otorgada por Roma. Por tanto, era responsable ante ella misma de la evangelización y del gobierno cristiano de los indios".
Esta condición de monarquía católica evangelizadora de nuevas tierras se trata de algo singular en la Historia. Uno de los principales ámbitos en los que impactó esta misión cristianizadora fue el Derecho. Efectivamente, España inventó todo un ordenamiento jurídico conocido como Derecho Indiano mediante el cual desarrolló, a partir del Descubrimiento de América (12 de octubre de 1492), su obra a la vez evangelizadora y civilizatoria.
Lejos de la versión de la leyenda rosa pero también respondiendo a la leyenda negra, España no se conformó con descubrir, conquistar y someter a los naturales del Nuevo Mundo. Esta línea de acción, en todo caso, fue la característica de otras potencias europeas. Como afirma Marcelo Gullo, autor de Madre Patria. Desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán, "España no conquistó América; España liberó América. Por eso, Hernán Cortés aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él".
El 13 de agosto de 2021, efectivamente, se cumplieron 500 años de la caída de Tenotchitlán por obra de Hernán Cortés al mando de tropas españolas y en alianza con pueblos indígenas sometidos al férreo yugo del imperio azteca.
Como sostiene el hispanista estadounidense Charles Fletcher Lummis en Exploradores españoles del siglo XVI, "una de las cosas más asombrosas de los exploradores españoles -casi tan notable como la misma exploración- es el espíritu humanitario y progresivo que desde el principio hasta el fin caracterizó sus instituciones. Algunas historias que han perdurado pintan a esa heroica nación como cruel para los indios; pero la verdad es que la conducta de España en este particular debiera avergonzarnos [a los anglosajones]. La legislación española [es decir, el Derecho Indiano] referente a los indios de todas partes era incomparablemente más extensa, más comprensiva, más sistemática, y más humanitaria que la de la Gran Bretaña, la de las colonias y la de los Estados Unidos todas juntas".
Lummis agrega que "aquellos primeros maestros enseñaron la lengua española y la religión cristiana a mil indígenas por cada uno de los que nosotros aleccionamos en idioma y religión. Ha habido en América escuelas españolas para indios desde el año 1524. Allá por 1575 -casi un siglo antes de que hubiese una imprenta en la América inglesa- se habían impreso en la ciudad de Méjico muchos libros en doce diferentes dialectos indios, siendo así que en nuestra historia sólo podemos presentar la Biblia india de John Eliot; y tres universidades españolas tenían casi un siglo de existencia cuando se fundó la de Harvard. Sorprende por el número la proporción de hombres educados en colegios que había entre los exploradores; la inteligencia, y el heroísmo corrían parejas en los comienzos de colonización del Nuevo Mundo".
Como afirmó San Juan Pablo II en el discurso del 8 de abril de 1987 en la segunda de sus visitas a la Argentina: "Toda la cultura que España promocionó en América estuvo impregnada de principios y sentimientos cristianos, dando lugar a un estilo de vida inspirado en ideales de justicia, de fraternidad y de amor. Todo ello tuvo muchas y felices realizaciones en la actividad teológica, jurídica, educativa y de promoción social. El hombre del Norte argentino bebió en esas fuentes espirituales e incluso los diversos sucesos históricos del país naciente, estimularon a no pocos de vuestros próceres a poner en las manos de Dios y de la Virgen el destino que entonces se mostraba incierto para vuestro pueblo".
Valgan estas líneas introductorias como justo homenaje a España, nuestra Madre Patria, en momentos en los que cuales los argentinos necesitamos encontrar soluciones concretas para los problemas actuales. Volver a nuestras raíces histórico-culturales como inspiradoras de nuestra acción será, seguramente, una medida de sensatez.
Publicado en La Prensa.
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