«España liberó a pueblos dominados y embrutecidos», sostiene el politólogo argentino
Marcelo Gullo, autor de «Madre Patria»: «La Leyenda Negra es política de Estado para los ingleses»
Marcelo Gullo es un geopolitólogo argentino ahora en la cresta de la ola por su más reciente libro, Madre Patria, ya por la 7ª edición. Un libro que desmonta y refuta contundente e inapelablemente las mentiras y mitos sobre los que se construye la Leyenda Negra. A su paso por Salamanca para la promoción de la obra, ha conversado con ReL sobre el alcance de su trabajo.
"Todos éramos españoles"
“Es un libro escrito desde la indignación", reconoce, "porque me indigna que aceptemos la patraña negrolegendaria”. Desde la época en la que se empapó de España por sus estudios de postgrado en Madrid, dice que le indignaba que los españoles hubieran asumido la Leyenda Negra: “Es como si los romanos renunciasen a su propia historia y aceptasen la historia que de ellos escribieron los cartagineses”.
Reclama la unidad, inicialmente, de la América del Sur para nuclear un proyecto hispánico universal que vaya sumando después a españoles peninsulares, mexicanos y otros hispanos: “La reconquista de España ahora tienen que hacerla los hispanoamericanos, porque los españoles ya no pueden”. Para Gullo, “españoles no son sólo los peninsulares, españoles somos todos, los de las Américas, los de Filipinas, los españoles africanos”. Más aún: “España era el Imperio y todos éramos españoles”.
Una nación inconclusa
Gullo sigue una tradición que él mismo reclama: “Leonardo Castellani, Arturo Jauretche, Vicente Sierra, Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chaves… No hay ninguna defensa de la Hispanidad tan acendrada como la que se hace desde el Río del Plata”.
Madre Patria, una obra ya en séptima edición: la más formidable refutación de la Leyenda Negra de los últimos años.
Habla de la Pampa, y de la cuenca del Plata, como de las zonas de Salamanca y Castilla a las que por motivos personales se siente tan vinculado: “Ahí hay hombres libres, abiertos a un espacio gigantesco, capaces de desplazarse con caballos, con acceso amplio a proteínas vacunas… Estos hombres se sienten libres y pueden ser libres, siempre pueden escapar al infinito y tienen conciencia de libertad, pero –además– están formados cristianamente, esto es, apuestan por la Justicia y la Virtud”. Y añade: “Algunos de los más grandes próceres hispanoamericanos, Getulio Vargas, Juan Domingo Perón o Víctor Paz Estenssoro, fueron todos gauchos (o sea, hombres de caballos, espacio, Justicia y Virtud)”.
Para él “España es un estar en peligro permanente de extinción, primero ante el imperialismo avasallador islámico, y luego ante el imperialismo anglosajón, utilitarista, balcanizador y calvinista”.
E incide sobre uno de sus leit-motivs: “La Hispanidad es una nación inconclusa”. Gullo habla de un futuro asentado sobre “naciones-civilización”. Enumera cinco principales: “China, el mundo musulmán, los eslavos, la anglosfera y la iberosfera”.
La Fe fundante de la Hispanidad
Durante la conversación despliega una formidable erudición sobre autores que han comentado sobre la Hispanidad. Su conocimiento sobre el pensamiento de izquierda es grande. Nos cuenta una sabrosa anécdota, cuando en Sevilla, un 11 de octubre de hace algún tiempo, él se dirigió a un auditorio mayoritariamente social-comunista que, tras haber mencionado autores de izquierda (Marx entre ellos) que alababan la labor de España en América, explotó en silbidos cuando mencionó al comunista Juan Carlos Mariátegui. Éste, afirma Gullo, “insistía que la Conquista fue un trabajo por la Fe donde el misionero dicta la norma de conducta al conquistador”. Todavía más: “Dice Mariátegui que la Conquista es la continuación de la Reconquista”. Marcelo Gullo llama a la Reconquista “guerra de liberación”, la cual entiende que “otorga el sello inconfundible de España y de lo hispánico”.
Otra piedra angular del pensamiento gulliano es el concepto de “Fe fundante”, que él sitúa en el origen del poder los pueblos y las civilizaciones. “Nuestra Fe fundante, la católica, le permite no caer en el relativismo y en el hedonismo, y tampoco en el utilitarismo… Si no hay trascendencia porque no hay Fe, entonces sólo tengo el hoy, el hedonismo absoluto y sin ley”. Y se queja: “Se estudia una historia puramente materialista donde la Fe fundante y la religión no tienen importancia, pero es imposible entender los hechos históricos desde el puro materialismo o economicismo; y esta concepción materialista impide entender lo que es el islam”.
Las cuatro estrategias del imperialismo inglés
Entre sus matizaciones más agudas está la diferencia entre Imperio e imperialismo. España, o las Españas, fueron Imperio. Inglaterra creó imperialismo. Y, aunque crítico frente al imperialismo anglosajón, asevera: “Una cosa es Inglaterra como país y gobierno, otra el pueblo inglés; a este último lo imperializaron, como demuestran Dickens o Cobbett, a quienes les impostaron una Fe nueva, el anglicanismo”. Es más, Marcelo Gullo siente una gran simpatía hacia el catolicismo inglés (Belloc, Chesterton, Newman, etc). “Nosotros no somos enemigos del pueblo inglés, sino de la oligarquía inglesa”. Sonríe cuando recuerda el dictum de G.K. Chesterton, quien quería que lo enterraran muy profundo, para estar en contacto con los ingleses de antaño, católicos, no con sus modernos compatriotas protestantes.
“Las cuatro estrategias básicas del imperialismo inglés son: (1) el librecambismo, (2) el nacionalismo de campanario, (3) la Leyenda Negra y (4) el iluminismo”. Inglaterra fue furibundamente proteccionista en sus inicios como potencia, pero luego quiere imponer el libre cambio, el libre comercio, la globalización, para ser ella la potencia dominante e inhibir el desarrollo industrial de los otros. Con el nacionalismo de campanario dinamitó cualquier posibilidad de unión de los pueblos hispánicos que pudiera servirle de freno o siquiera contrapeso “impidiendo la recuperación de la unidad perdida y fomentando los micronacionalismos vasco y catalán en España”.
Marcelo Gullo, ante la catedral de Salamanca. El profesor Gullo es doctor en Ciencias Políticas, magister en Relaciones Internacionales y graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid. Es profesor de la Escuela Superior de Guerra de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Lanús. Foto: Juan M. Santos.
La Leyenda Negra, reconoce Gullo, es tan mendaz como la mejor y más exitosa campaña de guerra psicológica de la historia. Y enfatiza que “la Leyenda Negra es política de Estado para los ingleses”. Finalmente, el iluminismo “destierra del corazón de las masas, de raíz, a Cristo y a toda trascendencia porque todo es relativo y porque, en el fondo, Dios no existe”. Estos cuatro componentes son no solamente brillantes, sino también exitosos: “Pocos son los políticos hispánicos, ni siquiera nuestros pensadores, que son capaces de ver estas cuatro patas de la agresión inglesa contra la Hispanidad”.
España, liberadora de pueblos oprimidos
Y, a vueltas con los imperialismos, confronta a incas y aztecas. La crueldad de los primeros, “quienes obligaban a los hijos de sus enemigos a beber chicha en los cráneos de sus padres recién sacrificados o a tocar los tambores confeccionados con la piel de los vientres de sus padres”. O el genocidio de los aztecas, que sacrificaban anualmente “25.000 jóvenes de otros pueblos mesoamericanos a los que sojuzgaban, aunque hay autores que hablan de 150.000 por año”, lo que irritó profundamente a Hernán Cortés, figura que él reivindica. O al imperialismo musulmán, que “en el primer momento de la invasión de España capturó a 30.000 vírgenes españolas, chicas entre 11 y 15 años mayormente, para ser llevadas como esclavas sexuales a Damasco”.
Reivindica la epopoya de liberación de España: “España liberó a pueblos dominados y embrutecidos en América, como se liberó a sí misma del imperialismo avasallador que había usurpado su territorio y robaba a sus gentes”. Y se pregunta retóricamente cómo es posible que unas pocas decenas de españoles conquisten enormes territorios. La respuesta: “Los otros indios les apoyaban”. E irónicamente concluye: “Este es el tipo de datos que los historiadores negrolegendarios suelen ocultar”.
Marcelo Gullo ya respondió en abierto (sin que pudiera obtener respuesta) al gratuito ataque del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien calificó a Gullo de “intelectual colonialista”. Y lanza una andanada contra Miguel Díaz-Canel, el presidente cubano, quien recientemente hizo apología negrolegendaria, a quien sugiere que lea a Fidel Castro. Éste, que no lo fue de joven, cuando estaba financiado por Perón, lo fue de modo artificial por imposición soviética pero, de modo abierto, al final de su vida, dijo: “Terminemos con la Leyenda Negra, nosotros amamos a España”.
"Hay que volver irremisiblemente a Dios"
Cita Gullo a Roosevelt, quien decía que “hasta que esta gente [los hispanos] no dejen de ser católicos no vamos a poder dominarlos”. Y, aunque reconoce la promoción del protestantismo en Hispanoamérica como política de Estado primero británica y luego estadounidense, también acusa a la Iglesia católica de haber abandonado la trascendencia, el sentido de lo sagrado. Ambos hechos configuran una tenaza que ha empujado a muchos hispanoamericanos hacia el protestantismo. En el que Gullo, sin embargo, aprecia que ellos sí salvaron la trascendencia y rescataron a muchos caídos en la droga, el alcoholismo, la descomposición familiar u otras lacras.
Para que la Hispanidad se regenere, Marcelo Gullo dixit, “hay que volver irremisiblemente a Dios, no hay otra; y que Dios nos ayude si nosotros somos capaces de ayudarle y si no, no lo merecemos”.
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