Importancia de la imagen para el Mensaje
Francisco vive el mensaje del Maestro y sabe comunicarlo, no sólo con palabras, sino también con sus expresiones corporales y actitudes, detalles que emanan, como si de un río se tratara, de su interior de forma natural, sin forzar
por Aitor Miranda
¿Qué tiene este Hombre, que es especial?
Probablemente, ésta pudo ser una de las tantas preguntas interiores que pudo hacerse la mujer adúltera que aparece en Jn.811, cuando Jesús de Nazaret la levantó del suelo, devolviéndole la dignidad de mujer que otros hombres le habían robado. No conforme con eso, Jesús le hizo ver la misericordia de Dios y la perdonó porque mucho amó.
Este artículo no versa sobre la mujer adúltera, sino sobre el Papa Francisco. ¿Qué tiene este hombre, que lo que dice es tan atractivo, no sólo para los adultos sino también para los jóvenes?
La respuesta es muy sencilla: el mensaje del hombre con el que se encontró la mujer que se relata en en el evangelio de Juan, Jesús de Nazaret.
Se nota que Francisco vive el mensaje del Maestro y además sabe comunicarlo, no sólo con palabras (que más de una vez “por un oído nos entran y por otro nos salen”), sino también con sus expresiones corporales y actitudes, detalles que emanan, como si de un río se tratara, de su interior de forma natural, sin forzar, llevando a romper tantas veces el protocolo y hasta las medidas de seguridad establecidas para su persona.
Es sabedor de que en la nueva era de la comunicación, era que nos ha tocado vivir, “una imagen vale más que mil palabras”. Una imagen, un gesto amable puede favorecer a la nueva evangelización, a la transmisión y aceptación de la Buena Noticia, en la sociedad del mundo de hoy. También es plenamente consciente de que una desafortunada palabra, una mala imagen, un mal gesto, una debilidad humana, puede provocar un efecto contrario, desvirtuando y alejando a los hombres y mujeres del Evangelio.
Le hemos podido escuchar o leer en sus homilías frases como, “no se anuncia el Evangelio con cara de funeral, muchas veces los cristianos tienen, tenemos, más la cara de asisistir a un funeral que de ir a alabar a Dios”, o “tenemos que mostrar la alegría de ser cristianos. pero el problema es que no estamos acostumbrados a hablar de la alegría”. No es de extrañar que su primera Exhortación Apostólica lleve por título Evangelii Gaudium: la alegría del Evangelio.
Tenemos el mejor de los vinos, Jesús, que supera, con creces, a cualquier Denominación de Origen, pero no somos maestros en ofertarlo a una sociedad como la española, tan necesitada de Él.
Es verdad que la imagen no lo es todo, pero ayuda y no se puede despreciar. Si evaluáramos de 0 a 10 la imagen y la comunicación que presenta, que presentamos, la Iglesia en España, no llegaríamos al aprobado. Hoy por hoy, es una tarea que tenemos pendiente y sería bueno que la Iglesia contara con más expertos en imagen y comunicación para una mejor transmisión de la Buena Noticia.
En estos días, los obispos españoles se reunirán con el Papa Francisco en Roma para la visita ad limina apostolorum, que traducido al castellano significa la visita “a los umbrales, a los pies de los Apóstoles Pedro y Pablo”. Se realiza cada cinco años y dicha visita tiene como finalidad informar al Papa de la situación actual de cada una de las diócesis españolas.
Espero que nuestros obispos aprendan del modo y manera de ser del Papa, para que la imagen y la comunicación de la Iglesia española vaya caminando hacia una mejor imagen de sí misma y del Evangelio.
Probablemente, ésta pudo ser una de las tantas preguntas interiores que pudo hacerse la mujer adúltera que aparece en Jn.811, cuando Jesús de Nazaret la levantó del suelo, devolviéndole la dignidad de mujer que otros hombres le habían robado. No conforme con eso, Jesús le hizo ver la misericordia de Dios y la perdonó porque mucho amó.
Este artículo no versa sobre la mujer adúltera, sino sobre el Papa Francisco. ¿Qué tiene este hombre, que lo que dice es tan atractivo, no sólo para los adultos sino también para los jóvenes?
La respuesta es muy sencilla: el mensaje del hombre con el que se encontró la mujer que se relata en en el evangelio de Juan, Jesús de Nazaret.
Se nota que Francisco vive el mensaje del Maestro y además sabe comunicarlo, no sólo con palabras (que más de una vez “por un oído nos entran y por otro nos salen”), sino también con sus expresiones corporales y actitudes, detalles que emanan, como si de un río se tratara, de su interior de forma natural, sin forzar, llevando a romper tantas veces el protocolo y hasta las medidas de seguridad establecidas para su persona.
Es sabedor de que en la nueva era de la comunicación, era que nos ha tocado vivir, “una imagen vale más que mil palabras”. Una imagen, un gesto amable puede favorecer a la nueva evangelización, a la transmisión y aceptación de la Buena Noticia, en la sociedad del mundo de hoy. También es plenamente consciente de que una desafortunada palabra, una mala imagen, un mal gesto, una debilidad humana, puede provocar un efecto contrario, desvirtuando y alejando a los hombres y mujeres del Evangelio.
Le hemos podido escuchar o leer en sus homilías frases como, “no se anuncia el Evangelio con cara de funeral, muchas veces los cristianos tienen, tenemos, más la cara de asisistir a un funeral que de ir a alabar a Dios”, o “tenemos que mostrar la alegría de ser cristianos. pero el problema es que no estamos acostumbrados a hablar de la alegría”. No es de extrañar que su primera Exhortación Apostólica lleve por título Evangelii Gaudium: la alegría del Evangelio.
Tenemos el mejor de los vinos, Jesús, que supera, con creces, a cualquier Denominación de Origen, pero no somos maestros en ofertarlo a una sociedad como la española, tan necesitada de Él.
Es verdad que la imagen no lo es todo, pero ayuda y no se puede despreciar. Si evaluáramos de 0 a 10 la imagen y la comunicación que presenta, que presentamos, la Iglesia en España, no llegaríamos al aprobado. Hoy por hoy, es una tarea que tenemos pendiente y sería bueno que la Iglesia contara con más expertos en imagen y comunicación para una mejor transmisión de la Buena Noticia.
En estos días, los obispos españoles se reunirán con el Papa Francisco en Roma para la visita ad limina apostolorum, que traducido al castellano significa la visita “a los umbrales, a los pies de los Apóstoles Pedro y Pablo”. Se realiza cada cinco años y dicha visita tiene como finalidad informar al Papa de la situación actual de cada una de las diócesis españolas.
Espero que nuestros obispos aprendan del modo y manera de ser del Papa, para que la imagen y la comunicación de la Iglesia española vaya caminando hacia una mejor imagen de sí misma y del Evangelio.
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