Martes, 03 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

García Morente y el académico Antonio Millán Puelles


por José María Montiu de Nuix

Opinión

1. Preliminar

El 7 de diciembre, aniversario del fallecimiento de un gran hombre, Manuel García Morente, constituye una magnífica ocasión para recordarle.

El gran filósofo, catedrático de metafísica y miembro de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, Dr. Eudaldo Forment Giralt, cuando lo entrevisté sobre el catedrático y académico Manuel García Morente, afirmó: “Una reflexión, o mejor, una esperanza. Después de estudiar y pensar lo que fue la obra morentiana y conocer la vida de su autor, no me extrañaría que pronto (Manuel García Morente) fuera beatificado por la Iglesia".

Manuel García Morente (1886-1942), catedrático de Ética en la Universidad Central de Madrid, agnóstico durante buena parte de su vida, se convirtió en 1937, a raíz del asesinato de su yernos a manos de milicianos del Frente Popular, tras una experiencia espiritual que bautizó en un libro donde la relata como El hecho extraordinario. Viudo y con dos hijas, una de ellas religiosa, entró en el seminario y fue ordenado sacerdote en 1941, un año antes de morir.

2. Introducción

Sobre el gran filósofo Manuel García Morente (1886-1942) también entrevisté al gran filósofo Antonio Millán-Puelles (1921-2005), catedrático de Metafísica y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Dicha entrevista tuvo lugar el 10 de septiembre de 2003, en su domicilio particular.

Entrevistarle revestía especial interés, y ello por las razones que acto seguido expongo. Don Antonio era uno de los filósofos españoles más destacados. Así, según el Dr. Eudaldo Forment: “En el estudio del pensamiento de Santo Tomás, en la Universidad de Madrid, ha tenido un papel destacadísimo Antonio Millán Puelles, una de las figuras más importantes de la filosofía española actual” (Historia de la filosofía tomista en la España contemporánea, pág. 39) . Don Antonio era un gran conocedor de la obra filosófica de Morente. Había sido alumno de Morente durante los cursos 1940-1941 y 1941-1942, curso de su fallecimiento. Además, había sido uno de sus más destacados alumnos.

Antonio Millán-Puelles, catedrático de Metafísica, es autor de obras de gran relevancia en su ámbito como La estructura de la subjetividad (1967) y Teoría del objeto puro (1990).

A la entrevista precedió una conversación personal, muy interesante, de la que aquí recojo las ideas principales. La entrevista, entendida en sentido estrictísimo, me la dictó punto por punto, coma por coma. Luego, la revisó palabra por palabra. La misma se encuentra entrecomillada en el punto 7 de este artículo.

3. Morente y la fenomenología

Don Antonio, gran admirador de Santo Tomás de Aquino, había estado siempre muy interesado por la fenomenología, la cual resultó clave en su pensamiento. Recordó, al respecto, con especial gozo, que hasta Karol Wojtyla, Papa Juan Pablo II, se había interesado mucho por el pensamiento fenomenológico, especialmente por el de Max Scheler. Destacó, asimismo, la importante contribución de la fenomenología en orden a una mejor comprensión de las obras de arte.

En la base formativa de este apasionamiento de don Antonio se encontraba haber sido alumno de quién fue pionero de la introducción de la fenomenología en España, Morente. Éste, a su vez, tenía una “deuda de gratitud para con el pensamiento de Edmundo Husserl”.

4. Morente y el tomismo

Tiempo antes don Antonio había escrito como que Morente no hubiese sido tomista. Le manifesté respetuosamente no estar de acuerdo con el contenido de esta afirmación. Mi pensar al respecto, como el del Dr. Eudaldo Forment, era que Morente había sido tomista en sentido amplio, incorporando a su tomismo contribuciones de filósofos modernos. A lo que don Antonio me respondió que esto era precisamente lo que él había querido expresar. Esto es, que la filosofía de Morente había sido un tomismo integrador, que no excluía tales contribuciones.

Quiero resaltar, por su gran importancia, que esta aclaración de don Antonio resulta muy iluminadora y que la misma constituye una clave capital para poder entender correctamente su pensamiento sobre Morente.

5. Morente y el orteguismo

Entre los estudiosos de Morente suele citarse al célebre filósofo y académico Julián Marías. De ahí que comunicara a don Antonio mi deseo de ir a ver a este pensador. Me respondió que no valía la pena ir. Pues, me dijo: está muy polarizado en Ortega, ha roto con muchos filósofos, ha roto incluso con Zubiri… Don Antonio también me dijo haber estado, antaño, en la defensa de la tesis doctoral de Julián Marías. Éste, durante su defensa, cometió un importante error académico sobre Santo Tomás, razón por la que entonces no obtuvo el grado de doctor. Según don Antonio, algunos futuros prejuicios de Julián Marías sobre el pensamiento tomista tomaron pie de este fracaso. En suma, Julián Marías no estaba en condiciones de poder darme un conocimiento adecuado sobre Morente. Luego, el transcurso del tiempo me confirmó en lo acertado de este juicio de don Antonio.

Sobre las discrepancias y coincidencias teóricas entre el pensamiento de Ortega y el de Morente se trata más abajo, en el punto 7. También ahí se refiere la actitud siempre amical de Morente para con José Ortega y Gasset.

6. Morente y el itinerario de un intelectual

Morente pasó de no creyente a sacerdote católico.

D. Antonio, del tiempo del Morente no creyente, recordó que éste, hablando públicamente, se refirió a ‘para los que crean en Dios…’ Entonces mismo, una alumna, P. Maruja Aguayo, le interrumpió diciendo: “Pues yo sí creo”. A lo que Morente, replicó: “Dichosa Usted”. Según don Antonio, esta anécdota manifestaría tanto la incredulidad de Morente durante los primeros años de la década de los treinta, como, también, que su incredulidad no era la mentalidad fanática actual.

Del tiempo del sacerdocio católico de Morente, subrayó, sobre éste, que hablaba con todo respeto hacia las personas no creyentes, así como que expresaba, con toda clarividencia, el error filosófico de las mismas.

7. Entrevista al académico Antonio Millán Puelles

Ahora sigue un importante, conciso y denso documento filosófico de don Antonio. El mismo puede comprenderse mejor gracias a la luz aportada por la conversación arriba referida. Este texto literal manifiesta como veía don Antonio a Manuel García Morente. Es su perspectiva o punto de vista. Este texto entrecomillado es lo que antes, en sentido estrictísimo, he denominado “la entrevista”.

“Morente conservó del pensamiento de Ortega lo que no estaba en contradicción con la fe cristiana ni con los puntos fundamentales del pensamiento aristotélico-escolástico. En clase nos recomendó que estudiásemos los Elementa philosophiae aristotélico tomisticae de Joseph Gredt.

»Morente daba una especial importancia a la tesis de la analogía del ser, la consideraba como la clave y el centro de la filosofía clásica que a su modo de ver era la más apta para la teología de la fe y no sólo para la teología natural o filosófica. Por el contrario, lo que él llamaba el pensamiento romántico (sin limitarlo a lo que históricamente se denomina así) quedaba considerado como una filosofía reduccionista ya en sentido espiritualista ya en sentido materialista sobre la base de la univocidad del ser, de tal manera que el reduccionismo procedente de esta concepción univocista resultaba inepto para una antropología cabal, en la cual se afirma la unidad substancial del cuerpo y del alma del hombre, sin menoscabo de la inmortalidad del alma humana.

»Cuando hablaba de este asunto estaba en disconformidad no explícitamente declarada pero doctrinalmente implícita con las tesis de Ortega en el artículo "Vitalidad, alma, espíritu", artículo incluido en El espectador. Siempre hablaba, en las contadas ocasiones que le dieron lugar a ello, respetuosa y afectuosamente de Ortega. Recuerdo que nos contó un día en clase, afectuoso y dolido al mismo tiempo, cómo Ortega le había escrito felicitándole por su conversión, de la cual le decía que la esperaba, pero reprochándole el haberse convertido en (frase textual) ‘un vulgar cura de misa y olla’. Don Manuel nos confesó que lo que él había querido era ser sacerdote en algún pueblecito, por ejemplo de Toledo, pero que su obispo le había recomendado que continuara, ya sacerdote, explicando en su cátedra de Ética de la entonces Universidad Central.

»No es cierto que debiese a Ortega su pensamiento sobre las ‘expresiones esencialmente ocasionales’ ya que la descripción y afirmación de estas expresiones la recibió de lo que acerca de ellas dice Alexander Pfänder en su célebre tratado de Lógica. Morente estuvo y seguía estando muy influido por la fenomenología husserliana y por algunos de los discípulos de Husserl, especialmente por Max Scheler converso, no compartía en cambio algunas de las tesis del pensamiento filosófico de Nicolai Hartmann. También se percibía en las clases de Morente algunos ecos de la filosofía de Henri Bergson. Compartía muchos puntos fundamentales de la teoría de los valores en su versión fenomenológica, no en la subjetivista, pero al mismo tiempo subrayaba que la ética quedaba incompleta sin una concepción metafísica de la felicidad”.

8. Conclusiones

Finalizo el presente artículo con unas conclusiones “especialmente pegadas” a esta conversación y entrevista con el gran filósofo Antonio Millán Puelles.

I. Julián Marías y don Antonio han coincidido en que Morente continuó sustentando parte del pensamiento filosófico de José Ortega y Gasset. Sin embargo, don Antonio ha logrado superarle en lucidez a la hora de señalar discrepancias entre el pensamiento de Morente y el de Ortega.

II. Don Antonio ha reconocido que la fenomenología, retorno a las cosas, ha hecho mucho bien a Morente. Pero ha subrayado que, para Morente, ésta ha de ser completada con la metafísica. Metafísica que sigue viva, a pesar del certificado de defunción que le había expedido Kant. Conocimiento metafísico que permite un conocimiento más profundo de la realidad.

III. Don Antonio, a diferencia de Julián Marías, ha logrado captar otra cosa, la cual, resulta verdaderamente capital en el pensamiento de Morente. Esto es, que el pensamiento filosófico de éste devino realmente pensamiento tomista en sentido amplio, tomismo integrador.

IV. El caballero y profesor Morente, en su sincero acercamiento a la filosofía de Santo Tomás, ha encontrado unas alas poderosas. Éstas le permiten alcanzar grandes cumbres del pensamiento filosófico. No desdice de esto que, según Benedicto XVI, el pensamiento de Santo Tomás es razón humana que se mueve en un horizonte amplio, abierto, donde ésta puede expresar lo mejor de sí. Mientras que, para san Juan Pablo II el Magno, la sabiduría del Aquinate es “la síntesis más alta que el pensamiento haya alcanzado jamás”, pensamiento de “valor incomparable” y de “novedad perenne”.

V. En el sacerdote Morente, su amor, su encanto y a lo que consagró su vida fue Cristo vivo. La vivencia en acto de su amor a Cristo trascendió a su antiguo interés filosófico bergsoniano por el pensamiento de los místicos.

VI. En suma, en el pensamiento de Morente se encuentran tanto elementos nuevos como elementos de su antiguo patrimonio filosófico. Ello no obsta para que pueda afirmarse que, obviamente, y en cierto sentido, su cambio intelectual ha llegado a ser mastodóntico, gigantesco, colosal, inmenso, astronómico, magnífico, lleno de novedad, juventud y perennidad.

VII. La vida de Morente, tapizada de luces y de sombras, experimentó la problemática moderna. Su existencia y su pensamiento alcanzaron su plenitud en el último y ejemplar Morente. Morente converso, maestro que actualmente merece especial y grande recuerdo. Ello también porque, por ejemplo, sigue interpelando hoy, de modo muy vivo, importante y luminoso, a tantos hombres modernos que, sumergidos en la complejidad del mundo actual, no consiguen saciar su sed infinita.

El sacerdote José María Montiu de Nuix es doctor en Filosofía y especialista en la filosofía de Manuel García Morente.

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