De vacaciones con Dios
por Canta y camina
Ahora que ha terminado el curso escolar, mucha gente se va de vacaciones. Hacen un parón, un cambio en la vida normal: cambian de lugar de residencia durante unos días o semanas, cambian de actividad, de horario, de paisaje, de vecinos… Cambian de vida por una temporada más o menos larga.
Todos necesitamos descansar, es vital para la salud física, mental, emocional y de todo tipo. El Señor lo sabe, Él mismo buscaba momentos de descanso para sí y para sus apóstoles.
¿Qué hacían durante esos descansos? Unas veces Jesús hacía oración. Otras se iba a casa de sus amigos de Betania. Yo me imagino que cuando Jesús se llevaba a los 12 a descansar, se sentaban por ahí a la sombra y hablaban de sus cosas, de sus vidas “a.C” y “d.C”, de las cosas que ellos no terminaban de entender, le plantearían sus dudas, le preguntarían cosas sobre el Cielo, el Padre, el Espíritu Santo… Y seguro que habría bromas, risas… porque si Jesús fuera un muermo o un amargado nadie querría estar con Él. Y le seguían, la gente le seguía, a veces verdaderas multitudes.
Si te vas de vacaciones llévate a Dios contigo, no lo dejes como si fuera una planta de las que te va a regar la vecina y a ver cómo te lo encuentras al volver. ¡No seas bobo/a!
¡Llévate a Dios de vacaciones! Llévalo en tu corazón y en tu cabeza, llévalo en tu coche durante el viaje, llévatelo a tu cuarto en tu casa de veraneo, llévalo colgado al cuello: reza una oración al iniciar el viaje para que el Señor te guíe y te haga llegar bien a tu destino, y dale las gracias cuando llegues. Pon un rosario colgando del retrovisor, o un crucifijo en el compartimento de las monedas, así cuando mires el espejo o vayas a pagar el peaje te acordarás de Dios. Pon una estampa de la Virgen en cada dormitorio de tu casa y dile algo bonito a tu Madre del Cielo cada vez que la veas. Ponte una cadena con un escapulario del Carmen, una cruz o una medalla, es una forma muy bonita de llevar a Dios cerca del corazón y dar testimonio de tu fe.
Y si durante el curso vas a misa habitualmente o haces oración o tienes costumbre de rezar el rosario, el Ángelus o cualquier otra cosa, no lo dejes durante las vacaciones igual que no vas a dejar de comer o de ducharte. Y si por el contrario no haces nada de esto porque no tienes tiempo, es el momento perfecto para empezar, ahora que no tienes que correr para dejar a los niños en el colegio ni para llegar a la oficina puedes darte un paseíto y saludar al Señor en el sagrario, o alargar el paseo de la tarde y entrar a misa un día cualquiera, no sé, eso es cosa tuya.
También es un buen momento para hacer limpieza del alma; sin prisa, mientras tomamos el sol en la playa o caminamos por el bosque o simplemente estamos tirados en el sofá: hacer examen de conciencia y pedirle luego al párroco que nos confiese. ¡Verás qué alegría le das!