Para comprender la sexualidad
por Benigno Blanco
Para entender la sexualidad.
En 1979, recién elegido Papa, Juan Pablo II inició una serie de catequesis semanales que duraron varios años (hasta 1984) y que con los años se convertirían en un hito intelectual y pastoral en la Iglesia católica. Son conocidas hoy como la teología del cuerpo de Juan Pablo II y supusieron una verdadera revolución intelectual en la forma de afrontar el cristianismo la comprensión de la sexualidad y el matrimonio. Hoy puede pensarse –yo así lo veo- que fue algo providencial, pues en las décadas siguientes el sexo y su comprensión se convirtieron en la gran cuestión cultural y política de nuestra época por la ebullición mundial de la ideología de género, la revolución provocada por la ruptura entre sexualidad y reproducción propiciada por la anticoncepción masiva y la progresiva mercantilización del sexo y el cuerpo a través de internet y sus negocios asociados (el primero, pero no el único, la pornografía).
La catequesis de Juan Pablo II resulta ardua y de no fácil digestión intelectual para no especialistas. Por eso me ha gustado mucho el libro de Javier Vidal-Quadras Soy más que mi cuerpo (Ed. Palabra, 2022, 174 págs.) que constituye una lectura personal de las enseñanzas de Juan Pablo II sobre el amor humano, como indica el propio autor en el subtítulo de su obra. Se trata de un libro fácil de leer pues está construido en breves capítulos de 3 o 4 páginas y que combina muy bien la exposición de la teología del cuerpo en un lenguaje y forma asequibles para todos con el testimonio personal del autor que entrevera con naturalidad las ideas de Juan Pablo II con su realización/aplicación práctica en la vida del autor, su mujer Loles y sus siete hijos.
Javier Quadras realiza una exposición amena y divulgativa del pensamiento del Papa polaco sobre el cuerpo humano y el significado de la sexualidad, a la vez que muestra con oportunas anécdotas de su matrimonio e hijos cómo esa doctrina ilumina y anima una vida familiar de carne y hueso en nuestros días. Con este libro se puede el lector asomar de forma sencilla a una doctrina de gran riqueza antropológica y quizá no de fácil lectura para el público general no habituado al lenguaje del Papa filósofo ni a la exégesis bíblica del teólogo.
La ideología de género, la anticoncepción habitual y la conversión del sexo en un negocio que mueve incontables intereses económicos, tienen una evidente relación causal y hacen que el dilema ¿sexo o género? sea la gran cuestión de nuestra época; y que la respuesta a esta pregunta sea la cuestión más importante en estos comienzos del siglo XXI para el futuro del humanismo cristiano y las libertades públicas que han definido hasta ahora lo mejor de la civilización occidental. La teología del cuerpo de Juan Pablo II proporciona valiosas claves intelectuales para una comprensión de la sexualidad humana de una gran riqueza antropológica y coherente con la vieja sabiduría humanista de Occidente sobre el hombre; es decir, proporciona lo que necesitamos hoy para afrontar el reto de la banalización -¿destrucción, quizá?- de la dignidad del ser humano por incomprensión de ese constitutivo esencial de nuestro ser que es la sexualidad. No olvidemos que el ser humano asexuado, en abstracto, no existe; solo existen hombres y mujeres. No entender o negar la sexualidad es no entender o negar al ser humano.
Históricamente el pensamiento cristiano ha pecado con frecuencia de una visión negativa de la sexualidad quizá por influencia persistente del platonismo y el gnosticismo que en sus orígenes tanto iluminaron, provocaron y lastraron a la vez la teología cristiana. A pesar de que el matrimonio fue definido como sacramento desde San Pablo, la idea de que el amor humano entre hombre y mujer es camino de santidad tardó en abrirse paso en la conciencia de la cristiandad, hasta que en el siglo XX el Espíritu Santo movió carismas revolucionarios en la materia como el de San Josemaría y la teología de la llamada universal a la santidad fue proclamada por el Concilio Vaticano II. Esta profundización en el perenne mensaje cristiano exigía una nueva comprensión de la sexualidad, a la que Juan Pablo II aportó con su teología del cuerpo bases intelectuales y doctrinales de gran valor y fecundidad. Y Javier Vidal-Quadras ayuda con su libro a conocer esa aportación del Papa santo.
Pienso que la teología del cuerpo a cuyo conocimiento este libro nos acerca no solo es de gran importancia para el catolicismo actual, sino que tiene una dimensión trascendental para el mundo democrático actual; pues de la contestación que demos al dilema ¿sexo o género? depende el futuro de nuestras libertades. Si respondemos sexo, afirmaremos la dignidad humana con todas sus consecuencias; si nuestra respuesta es género, provocaremos un individualismo emotivista que propiciará poderes autoritarios al servicio de una mercantilización tecnológica de todo lo humano.
Benigno Blanco