Iceta Gabicagogeascoa
por Alejandro Campoy
Y así lo han entendido casi setecientos firmantes de una misiva dirigida al nuncio Fratini en la que le piden poco menos que la elección del nuevo obispo sea cosa exclusiva de la Iglesia local vizcaína. Según parece, tan “democrática” tradición se lleva a cabo desde los tiempos de Monseñor Añoveros, allá cuando el “abuelo Patxi”, pese al “interruptus” que supuso el pontificado de Juan Pablo II.
Y a falta del requisito de la sangre, que Iceta cumple a rajatabla, los firmantes ponen sobre la mesa vaticana un nuevo argumento, la consonancia que el nuevo obispo debe tener con la linea “oficial” de la iglesia vizcaína, resumida en los siguientes “principios”: “dar protagonismo al laicado, ser abierta y progresista y estar en diálogo con la sociedad”
Se quiere así un obispo tolerante, dialogante, abierto, progresista... un obispo con “talante”, que por las variables enunciadas parece ajustarse como un guante al modelo de “pastor” que encarna Rodríguez Zapatero, para el cual cada decisión, acción o iniciativa debe ser consensuada (de boquilla, claro, no ha habido tipo más unilateral en toda la democracia reciente), debe ser negociada y rubricada con la típica foto en la que los interlocutores ponen sus manitas unas encima de las otras.
Un “pastor” dispuesto a convocar reuniones cada vez que haya que decidir sobre la libre aplicación de la liturgia, por ejemplo, dispuesto a fomentar el debate, que escucha a las partes y que siempre obtiene como resultado el firme compromiso de todos de seguir reuniéndose en el futuro (¡no hay que romper el diálogo!, los resultados no importan, lo que importa es el hecho mismo de seguir reunidos).
Un “pastor” abierto a los candentes debates de la sociedad actual, dispuesto a acordar y a establecer mediante el sufragio universal directo y secreto el “status” de los derechos de colectivos marginados como los gays, lesbianas, bi y trans, decidido como pocos a impulsar el “acuerdo” sobre la naturaleza jurídica del embrión humano, y ya de paso, sobre su condición ontológica, firme impulsor de los debates identitarios acerca de la condición vasca y/o europea de sus feligreses y por supuesto, distinta de la condición “española”.
Un "pastor" que abra la reflexión sobre la importancia del sacerdocio femenino, el celibato “obligatorio” o la posterior lucha por la paridad en el seno de la Conferencia Episcopal, así como la necesaria “democratización” de la curia vaticana. Un obispo sensible a los problemas medioambientales, preocupado por el cambio climático, que ejerza como tal durante un cierto tiempo y después se vaya de misiones a Nicaragua como asesor de Daniel Ortega. Un obispo profundamente antiamericano y antisionista, abierto a la amistad y fraternidad con los Castro, Morales y Chávez.
¿Y Jesucristo? ¡Ah, no molesten con minucias, ya tenemos comisionado a Pagola para ese tipo de incoveniencias, a nosotros déjennos en paz! Estamos ocupados reunidos y consensuados con el PNV, el PSE, EB, EA, y por supuesto, Batasuna, caros hijos de la Iglesia a los que no debemos dejar perder bajo ningún concepto. ¡Paz, pazz, pazzzz! ¿Dice usted Iceta Gabicagogeascoa? No, mire, ese sería capaz de ponernos a todos a rezar, no podemos permitirlo. Es una imposición por la fuerza del Vaticano