Juan Pablo II en la intimidad
por Benigno Blanco
Juan Pablo II en la intimidad
Durante los casi 25 años que Joaquín Navarro-Valls (JNV) fue portavoz del Vaticano, con mucha frecuencia tomaba notas en un cuaderno sobre las vivencias de cada día. Esas notas, revisadas y completadas, se publican ahora en Mis años con Juan Pablo II, (Ed. Espasa, 2023, 635 págs.). Lo más valioso de este libro es que ayuda a descubrir “el rico perfil humano” de JP II, observado en la intimidad: de la mano de JNV vemos a un hombre de una profunda vida de oración, con una confianza plena en Dios como señor de la historia pero que se sabe a la vez responsable de su época, dotado de un fino sentido del humor y absolutamente consciente de su misión como Papa en aquellos decisivos años de nuestra reciente historia. De la mano del autor acompañamos al Papa JP II desde el 30 de noviembre de 1984, fecha del nombramiento de JNV como portavoz del Vaticano, hasta su fallecimiento y el primer año del pontificado de B XVI pues la última anotación es de 28 de agosto de 2006.
No es un diario, pues no hay notas de todos los días, sino solo de aquellos en que el autor tuvo tiempo o ganas de escribir. Algunas anotaciones son escuetas; otras más detalladas, especialmente las correspondientes a algunos viajes internacionales y a los periodos de vacaciones que JNV compartió en las montañas italianas con el Papa durante muchos años. Se ve que en tales ocasiones tenía más tiempo para escribir. En mi opinión lo más valioso del libro son las observaciones personales del autor sobre el santo con el que compartía avión, comidas y cenas, excursiones al monte y preocupaciones y análisis… en la intimidad cotidiana y lejos de las cámaras y focos.
Especialmente valiosas para la historia son las reproducciones de conversaciones del autor con el Papa sobre los temas de actualidad durante aquellas décadas finales del siglo XX y primeros años del XXI. En cuanto se fue estableciendo una relación de confianza personal entre JNV y el Papa JP II, éste solía invitar al primero a cenar en su apartamento junto con un pequeño grupo de colaboradores para comentar la actualidad, valorar el último viaje del Papa o preparar futuras actuaciones y documentos. Así, de la mano de JNV podemos conocer mejor lo que bullía en la cabeza y el corazón del gran papa.
Me ha llamado mucho la atención que en el libro no hay ningún cotilleo sobre las interioridades del Vaticano, a diferencia de tantos otros libres recientes. El autor no habla mal de nadie nunca; incluso cuando tiene que poner de manifiesto que alguna autoridad vaticana pensaba de forma distinta que el Papa, se preocupa de resaltar que se trata de formas distintas de afrontar los problemas por personas que comparten la misma preocupación por el bien de la Iglesia y el mundo (así, por ejemplo, respecto a Casaroli y su política relativa a la URSS: cfr. pág. 45). Escribe el autor: “nunca he oído de labios del Papa un juicio crítico sobre la Curia o sobre las personas de la Curia” (pág. 210). Tampoco leemos en el libro de JNV ninguna crítica a nadie, aunque se deduce entre líneas que la Curia no es organismo fácil de dirigir y controlar.
Gracias a este libro he descubierto a un personaje del que no sabía nada en particular, salvo su cercanía a JP II durante todo su pontificado: el secretario particular Dziwisz. Según avanza el libro se comprueba cómo avanza la amistad, intimidad y complicidad entre el autor y este discreto secretario y hombre para todo del Papa; y se descubre a una persona que acompaña y cuida a JP II como una madre a su hijo. Especialmente en los últimos años de vida de JP II, cuando la enfermedad y las limitaciones empiezan a ser determinantes, se puede ver en el libro la atención maternal y paternal de Dziwisz con el anciano Papa y cómo JNV –también como médico- cuida con cariño filial al santo pontífice.
Concluyo con un par de citas de JNV sobre JP II que pueden ser referencias personales para todos los católicos:
+ el Papa “no va detrás de los acontecimientos, los impulsa. No se deja llevar por la opinión pública, la estimula; y, en gran medida, la crea- No espera pasivamente a que se den las circunstancias históricas propicias: pone los medios a su alcance para dirigir la historia hacia Jesucristo” (pág. 329).
+ el Papa rezar sin parar: “Lo he comprobado en numerosas ocasiones. Lo comparte todo con el Señor sus preocupaciones, sus dolores y, en este caso, sus alegrías” (pág. 376). “Hace frecuentes miradas al Sagrario, sin prisa, sin girarse a su alrededor, inmerso en su oración, olvidado del tiempo. Verle rezar así, metido en Dios, sin consultar el reloj, me conmueve y edifica” (pág. 411).
Benigno Blanco