El proceso de nazificación
por Alejandro Campoy
Sostiene Bauman que los procesos de fondo que desembocaron en el nazismo alemán siguen vigentes hoy en día y se dan entre nosotros de una forma casi imperceptible, de manera que si se diera el caso de que una serie de circunstancias encadenadas vinieran a confluir en un punto de encuentro provocando la eclosión de esos procesos, como ocurrió en la Alemania de Weimar, el fenómeno del nazismo podría volver a repetirse en cualquier democracia occidental en cualquier momento.
A partir de esta hipótesis se puede intentar un ensayo de caracterización de eso que en un primer momento podemos llamar “procesos de nazificación”, caracterización harto más importante cuanto que la prevención de los mismos es una cuestión de vida o muerte para las sociedades de nuestro tiempo. Adelantamos aquí, por lo tanto, unas premisas sobre las que fundar tal intento de caracterización.
1.- Un proceso de nazificación se genera sistemáticamente en el seno de una democracia parlamentaria representativa, nunca en el interior de una dictadura.
2.- Por lo tanto, es falsa la identificación que se realiza entre procesos de nazificación y regímenes fascistas.
3.- Un proceso de nazificación se realiza con total independencia de la alternancia de partidos de izquierdas o derechas que conviven en un sistema parlamentario.
4.- Las raíces de un proceso de nazificación se encuentran siempre en el caldo de cultivo del socialismo, nunca del liberalismo.
5.- Las premisas remotas que dan lugar a un proceso de nazificación se encuentran todas en la Ilustración y la razón instrumental.
6.- Los procesos de nazificación tienden a un ciudadano-tipo abstracto y absoluto, que se impone como un genérico sobre el individuo particular.
7.- Los procesos de nazificación parten de una perversión del principio del imperio de la ley y del estado de derecho: se pasa de una igualdad de todos ante la ley pensada para controlar a los gobernantes (liberalismo) a una igualdad ante la ley para controlar a los gobernados (socialismo)
8.- Tienen su origen en un momento de resentimiento generado a partir de un sentimiento de derrota, causado por alguna circusntancia histórica concreta.
9.- Siguen un proceso en el que las diferencias entre los objetos particulares y concretos del conocimiento se confunden y entremezclan con los objetos generales y abstractos.
10.- Su despliegue se reconoce en un primer momento por el intento de eliminación de la diferencia política.
11.- Generan sistemáticamente un “ente maligno” al que responsabilizan de todos los males de la colectividad: el judío conceptual, el católico conceptual. Antisemitismo, anticatolicismo.
12.- Elaboran su hegemonía cultural sobre la sociedad a partir de un proceso que sigue tres fases: establecimiento de lo inapelable, utilización de palancas ideológicas y conformación del ciudadano-tipo.
13.- Se fundan sobre un culto al cuerpo, a la salud y a la eliminación de las taras y lo defectuoso.
14.- Sustituyen la cultura espontánea generada por la sociedad en la que se implementan por una “cultureta” oficial que inunda todos los ámbitos.
El desarrollo de estas premisas puede permitirnos, quizás, la elaboración de una herramienta conceptual que podría tener validez para la detección y prevención de esos procesos en el presente y en el futuro.