SE DURMIÓ
SE DURMIÓ
SE DURMIÓ
Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño,
así una vida bien usada causa una dulce muerte.
-Leonardo Da Vinci-
En una clase de primaria, un maestro les pregunta a sus alumnos:
—¿Cómo sería para vosotros, una muerte bella?
A lo que una pequeña en el fondo de la clase responde:
—Sería morir como mi abuelo.
—¡Ah, bien! —replica el maestro—. ¿Y cómo murió tu abuelo?
—Se durmió, respondió la pequeña.
Entonces el maestro hace a la clase la pregunta contraria:
—¿Y cómo sería entonces, para vosotros, una muerte atroz?
Y la misma pequeña responde:
—Sería morir como los amigos de mi abuelo.
Intrigado, el maestro pregunta a la niña:
—¿Y cómo murieron?
—Ellos iban en el coche de mi abuelo cuando se durmió, dijo la niña.
Todos, de una forma o de otra, somos causa de vida o de muerte para los que nos rodean: familiares, amigos, compañeros, conocidos...
Ese gesto adusto, esa sonrisa, ese favor hecho o negado, la mano tendida o la espalda vuelta... llevan un mensaje de vida o de muerte.
Siempre seremos portadores de vida y crecimiento en los demás si:
* Vivimos el convencimiento de que el destino del hombre no es la pobreza y los sufrimientos, sino una vida elevada y armoniosa.
* Estamos convencidos que la puerta de la oportunidad nunca está cerrada. Lo dice la sabiduría popular: «Cuando se cierra una puerta se abre una ventana».
* Potenciamos nuestra sana imaginación, esa cualidad del hombre que más nos acerca a Dios, ya que no es la voluntad, sino el deseo, el que nos da alas.
* Aspiramos a lo alto. Si no podemos llegar a las estrellas, por lo menos alcanzaremos la luna y sin tampoco llegamos a la luna, pues nos pasará lo de aquel paisano que lanzaba piedras a la luna; nunca le dio pero era el que lanzaba las piedras más lejos de todo el pueblo.
Carlos Carrillo Salvador, nos invita, de una forma poética, a llevar vida a los demás:
Somos libres para amar,
para volar por el infinito,
para ser locos soñadores,
responsables y honestos,
gestores de ilusiones,
y de grandes esperanzas,
para una vida mejor.
Luchadores incansables,
enormes corazones valientes,
manos cálidas y trabajadoras,
eternamente solidarios,
infinitamente humanos.
Así, seremos locomotora de un tren de pasajeros hacia la vida, pero... siempre que no nos quedemos dormidos.