Seguir rezando más
Seguir rezando más
¿Acaso no estamos en las manos de la Providencia,
la madre más afectuosa que se puede decir e imaginar?
-San Pío de Pieltrecina-
En uno de sus viajes, Juan Pablo II, estaba rezando el Breviario y quisieron pasarle un mensaje urgente que se había recibido en la cabina del avión.
─Santidad… El Papa levantó la mirada y, con un gesto, indicó a la persona que le hablaba que esperara, pues estaba rezando. Esta insistió: ─Santidad, es que se trata de un mensaje urgente y grave.
─Entonces, respondió Juan Pablo II, si es grave, el Papa debe seguir rezando más.
Un cristiano tiene que ser un batallador. Cada uno debe guerrear donde la Providencia le coloque y con todas las armas de que disponga: unos, con la palabra; otros, con el ordenador; estos, organizando; aquellos, con la oración y la penitencia; los de más allá, en el campo social; los de aquí, en el campo político; unos en los puestos de mando; otros, como soldados de a pie...
Si nos «quema» el fuego de Cristo, no podemos vivir molestándonos lo menos posible. Hay que dejarse la piel en el día a día por aquello que creemos y amamos.
Esto es cierto, incuestionable, pero... a veces sobran propagandistas y faltan testigos.
Los autores espirituales han usado a menudo el salmo 126 precisamente con el fin de exaltar esa presencia divina, decisiva para avanzar por el camino del bien y del reino de Dios.
Así, el monje Isaías, que murió en Gaza en el año 491, en su Asceticon (Logos 4, 118), recordando el ejemplo de los antiguos patriarcas y profetas, enseña: Se situaron bajo la protección de Dios, implorando su ayuda, sin poner su confianza en los esfuerzos que realizaban. Y la protección de Dios fue para ellos una ciudad fortificada, porque sabían que nada podían sin la ayuda de Dios, y su humildad les impulsaba a decir con el salmista: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas (Salmo 126)
Tenemos que ser como Juan Pablo II, recorrer el mundo y pasar hora y horas delante del Sagrario. Las dos cosas, porque, cuando la situación está muy grave, un creyente debe seguir rezando más.
Comentarios