Esperanza combativa
Esperanza combativa
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante,
y detrás de cada noche,
viene una aurora sonriente.
-Khalil Gibran-
El argentino Esteban Pittaro cuenta, en el Semanario "Alfa y Omega" del 23 de marzo de 2013, esta entrañable anécdota :
Bergoglio: Bueno, rezá por mi ¡eh!
Yo: No, ¡vos rezá por mi, Cardenal! Me encanta cuando pedís eso…
Bergoglio:(risas)¿Qué cosa?
Yo: Que recemos por vos. Sos vos el que tiene que rezar por nosotros…
Bergoglio: Así que estás casado…
Yo: Sí, Belén se llama. Vamos un año.
Bergoglio: Ahh. ¿La cuidás? Querela mucho ¡eh! (…)
Y sigue diciendo Esteban: Como pastor de Buenos Aires, supo enseñar ese amor con gestos humildes y un diálogo personal con cada uno de nosotros: pobres, periodistas, políticos, taxistas, matrimonios… Siempre nos hacía sentir importantes para él y quizá por eso no veíamos al gran hombre que teníamos en frente. Pero hoy cada uno de nosotros lo recuerda en las anécdotas que tocaron nuestro corazón. Y siempre nos hizo rezar; al menos por él. De seguro que si sigue así, acercándose al corazón de cada hombre y cada mujer, ahora con el favor de los medios de comunicación, tenemos por delante un horizonte lleno de esperanza.
El cardenal Bergoglio dejaba un optimismo esperanzado en quienes se acercaban a él.
En los Ejercicios que dio a los Obispos españoles en el año 2006, dijo: El Espíritu Santo, que sabe escribir e imprimir en nuestros corazones todo lo bueno, nos regale el don de la esperanza, y que nosotros estemos atentos para recibirlo. Esa esperanza que es más que el optimismo. La esperanza que no es bullanguera, que no le teme al silencio, que se arraiga como las raíces en el invierno. La esperanza, es cierto, nos la da el Padre de la Verdad. Discierne lo bueno y lo malo. No rinde culto a lo óptimo (no cae en el optimismo) ni se cree segura en lo pésimo (no es pesimista)... Porque la esperanza discierne entre el bien y el mal, es combativa; y combate sin necesidad de obcecación, con la firmeza de quien sabe que corre a una meta segura.
El Papa Francisco es una síntesis de la combatividad de Javier y la sencillez de Asís.
Estamos ante un Papa que ha predicado y practicado con su ejemplo la transmisión de la fe a pie de calle (hay que olor a oveja), exhortando a que cada uno de nosotros hagamos lo mismo desde nuestro trabajo, familia, cátedra, comunidad o parroquia. En definitiva, lo que busca el nuevo Papa es que todos juntos y en comunión, seamos portadores de la Fe, desde la humildad y la sencillez. Por eso nos anima a ser difusores de esperanza combativa.
y detrás de cada noche,
viene una aurora sonriente.
-Khalil Gibran-
El argentino Esteban Pittaro cuenta, en el Semanario "Alfa y Omega" del 23 de marzo de 2013, esta entrañable anécdota :
Bergoglio: Bueno, rezá por mi ¡eh!
Yo: No, ¡vos rezá por mi, Cardenal! Me encanta cuando pedís eso…
Bergoglio:(risas)¿Qué cosa?
Yo: Que recemos por vos. Sos vos el que tiene que rezar por nosotros…
Bergoglio: Así que estás casado…
Yo: Sí, Belén se llama. Vamos un año.
Bergoglio: Ahh. ¿La cuidás? Querela mucho ¡eh! (…)
Y sigue diciendo Esteban: Como pastor de Buenos Aires, supo enseñar ese amor con gestos humildes y un diálogo personal con cada uno de nosotros: pobres, periodistas, políticos, taxistas, matrimonios… Siempre nos hacía sentir importantes para él y quizá por eso no veíamos al gran hombre que teníamos en frente. Pero hoy cada uno de nosotros lo recuerda en las anécdotas que tocaron nuestro corazón. Y siempre nos hizo rezar; al menos por él. De seguro que si sigue así, acercándose al corazón de cada hombre y cada mujer, ahora con el favor de los medios de comunicación, tenemos por delante un horizonte lleno de esperanza.
El cardenal Bergoglio dejaba un optimismo esperanzado en quienes se acercaban a él.
En los Ejercicios que dio a los Obispos españoles en el año 2006, dijo: El Espíritu Santo, que sabe escribir e imprimir en nuestros corazones todo lo bueno, nos regale el don de la esperanza, y que nosotros estemos atentos para recibirlo. Esa esperanza que es más que el optimismo. La esperanza que no es bullanguera, que no le teme al silencio, que se arraiga como las raíces en el invierno. La esperanza, es cierto, nos la da el Padre de la Verdad. Discierne lo bueno y lo malo. No rinde culto a lo óptimo (no cae en el optimismo) ni se cree segura en lo pésimo (no es pesimista)... Porque la esperanza discierne entre el bien y el mal, es combativa; y combate sin necesidad de obcecación, con la firmeza de quien sabe que corre a una meta segura.
El Papa Francisco es una síntesis de la combatividad de Javier y la sencillez de Asís.
Estamos ante un Papa que ha predicado y practicado con su ejemplo la transmisión de la fe a pie de calle (hay que olor a oveja), exhortando a que cada uno de nosotros hagamos lo mismo desde nuestro trabajo, familia, cátedra, comunidad o parroquia. En definitiva, lo que busca el nuevo Papa es que todos juntos y en comunión, seamos portadores de la Fe, desde la humildad y la sencillez. Por eso nos anima a ser difusores de esperanza combativa.
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