La hipersexualización y sus riesgos. Análisis de la película Close.
***ALERTA SPOILERS DE LA PELÍCULA CLOSE (2022)***
La película Close, dirigida por Lukas Dhont, narra la conmovedora y trágica historia de dos adolescentes, Léo y Remi, cuya amistad profunda y pura se ve interrumpida por las presiones sociales y la hipersexualización del entorno en el que viven. La historia de Remi, en particular, expone cómo la imposición de etiquetas emocionales y afectivas, y la necesidad de interpretar las relaciones bajo una perspectiva sexualizada, puede ser devastadora para los jóvenes que, por naturaleza, buscan una conexión genuina y desinteresada. Este fenómeno es una muestra de cómo la cultura contemporánea y la ideología dominante han forzado a los jóvenes a definirse y clasificarse en términos de su identidad sexual, lo que a menudo lleva a la confusión, el aislamiento y, en los peores casos, el suicidio.
El Impacto de la Hipersexualización y las Etiquetas Sociales
En Close, el vínculo entre Léo y Remi es inicialmente una amistad profunda e inocente, llena de afecto y confianza. Sin embargo, a medida que la historia avanza, la presión externa de sus compañeros de escuela y las expectativas sociales los empujan a cuestionar la naturaleza de su relación. Los comentarios sobre la cercanía entre los dos chicos se interpretan rápidamente como indicios de una relación romántica o sexual, cuando en realidad lo que compartían era una amistad pura y afectuosa. La sobrecarga de interpretaciones sobre la relación, alimentada por un entorno hipersexualizado, genera confusión y miedo, especialmente en Remi, quien no sabe cómo manejar el distanciamiento de Léo ni la creciente incomodidad con la que se enfrenta.
Este fenómeno no es aislado, sino que refleja una tendencia cultural más amplia: la idea de que cualquier relación profunda entre personas del mismo sexo debe necesariamente ser interpretada desde una perspectiva sexual o afectiva. El concepto de identidad se ha politizado hasta el punto de que los adolescentes son empujados a definir sus afectos y emociones a través de etiquetas como "heterosexual", "gay", "bisexual", entre otras. Esta imposición de categorías genera una falsa dicotomía en la que los jóvenes sienten que deben clasificarse y entender sus emociones en función de las expectativas sociales, en lugar de vivir sus afectos de forma libre y auténtica.
La imposición de etiquetas.
La amistad pura y afectuosa entre Remi y Léo es algo natural, pero los comentarios y miradas de sus compañeros introducen una perspectiva adulta y sexualizada que ellos mismos no habían considerado. En lugar de permitir que su vínculo se desarrolle de manera espontánea, la sociedad los obliga a cuestionar y reinterpretar su relación a través de un marco que no encaja con su inocencia. La película muestra cómo, desde edades tempranas, las dinámicas sociales están impregnadas de debates sobre identidad y orientación, mal influenciados por la ideología de género. En este caso, los comentarios en la escuela parecen basarse en una curiosidad morbosa que busca clasificar la relación de los chicos, algo que provoca incomodidad en Léo y lo lleva a distanciarse. Esto subraya cómo una mirada reduccionista puede generar rupturas innecesarias en relaciones humanas profundamente significativas. La amistad entre dos chicos, cargada de afecto y cercanía, debería ser vista como algo natural. Sin embargo, el contexto social hipersexualizado interpreta estas expresiones de cariño de manera inapropiada, generando conflictos donde no debería haberlos. Esta imposición distorsiona su percepción de lo que es aceptable y termina destruyendo una conexión esencial para ambos.
El impacto en Remi y Léo
Como un niño emocionalmente abierto, Remi no comprende por qué su relación con Léo cambia. Para él, su amistad es pura y no necesita explicación, pero el distanciamiento de Léo lo deja aislado y herido, sin poder procesar lo que ocurre.
Aunque no actúa con malicia, Léo internaliza la presión social y teme ser etiquetado, lo que lo lleva a rechazar a Remi para protegerse. Este acto refleja cómo las expectativas externas pueden corromper la confianza y la espontaneidad en las relaciones humanas.
El Desgaste Emocional y el Aislamiento
La película también expone cómo este proceso de etiquetado lleva al aislamiento emocional de los jóvenes. Remi, al ser confrontado con la interpretación externa de su relación con Léo, se siente profundamente perdido y solo. En lugar de poder hablar abiertamente con Léo sobre sus sentimientos, se ve arrastrado por la presión de no encajar en un mundo que no permite la pureza de la amistad sin una carga sexual. Este aislamiento emocional, exacerbado por la falta de comunicación y el distanciamiento, es uno de los factores clave que lleva a Remi a tomar la trágica decisión de quitarse la vida.
El silencio y la soledad son armas letales en un entorno que no permite a los jóvenes experimentar y expresar sus emociones de manera saludable. La presión por cumplir con las expectativas sociales y las etiquetas impuestas no solo perturban el desarrollo emocional de los adolescentes, sino que los empujan a un estado de desesperación donde no se sienten comprendidos ni apoyados. Este vacío existencial, combinado con la falta de una red de apoyo adecuada, puede tener consecuencias devastadoras, como lo ejemplifica la tragedia de Remi.
La Necesidad de un Enfoque Natural y Humano del Amor
Desde una perspectiva católica, es esencial entender que el amor y la amistad no deben ser reducidos ni distorsionados por una visión hipersexualizada que busca etiquetar y clasificar todo en términos de identidad sexual. El amor, tal como lo entiende la Iglesia, es un acto de donación total, desinteresada y respetuosa, que trasciende cualquier etiqueta. En lugar de empujar a los jóvenes a definirse por su orientación sexual o a vivir sus relaciones bajo un marco erótico, es necesario fomentar un ambiente en el que puedan experimentar el amor en su forma más pura y auténtica.
La Iglesia enseña que el amor entre personas del mismo sexo puede ser fraternal, respetuoso y profundamente enriquecedor, pero nunca debe ser interpretado de manera sexualizada. El afecto humano, en su verdadera esencia, no depende de la sexualidad, sino de la vocación a la amistad, la comunidad y el respeto mutuo. Los jóvenes necesitan crecer en un ambiente que los anime a desarrollar relaciones basadas en la confianza, el respeto y el amor desinteresado, sin la presión de que todo debe tener un componente sexual o identitario.
Una Llamada a Crear un Espacio Seguro para los Jóvenes
Es urgente crear un espacio seguro para los jóvenes, un entorno en el que puedan explorar su identidad y sus afectos sin la sobrecarga de expectativas externas, especialmente de la ideología de género. La cultura contemporánea, cada vez más centrada en la hipersexualización, necesita ser reemplazada por una visión más humana y natural del amor, basada en los principios de la dignidad humana y el respeto mutuo.
Los adolescentes deben ser guiados para que aprendan a amarse a sí mismos tal como son, aceptando su naturaleza biológica y emocional sin la presión de cuestionarse su identidad sexual. El hecho de que un chico sea más afectuoso, más sensible o más introvertido no debe ser interpretado como que tiene una identidad sexual diferente. Es necesario ayudar a los jóvenes a asumir su identidad, sin capar por ello su capacidad afectiva, también con personas del mismo sexo. Se trata de permitir que los jóvenes crezcan en un entorno que los apoye a comprenderse y expresarse sin que se les imponga una visión reductiva de la sexualidad, tal como la propone la ideología de género.
Conclusión
La tragedia de Remi en Close es un reflejo doloroso de cómo la presión social, la hipersexualización y la imposición de etiquetas pueden destruir la capacidad de los jóvenes para experimentar relaciones auténticas y saludables. No es raro, de hecho, que los adolescentes se suiciden por cuestionamientos afectivos, dudas de identidad o acoso escolar. Esta es una tragedia que no puede dejarnos indiferentes. Desde una perspectiva católica, el amor verdadero y la amistad no deben estar sujetos a normas ideológicas ni a la imposición de etiquetas. Es crucial que los jóvenes tengan un espacio donde puedan vivir sus emociones y afectos de forma libre, genuina y sin presiones externas. Solo así podrán encontrar la paz interior y el verdadero sentido de la fraternidad, construyendo relaciones que promuevan la dignidad humana y el amor desinteresado.
Es necesario también que se actúe ya en planes de prevención del suicidio, de la mano con una educación afectiva de calidad que no se centre en los aspectos (homo)sexuales, sino en la belleza y pureza del amor, sus diversas formas, y el rechazo frontal de la confusión procedente de la ideología de género.