Vino y cerveza
Vino y cerveza
Dios no pretende de mí que tenga éxito.
solo me exige que le sea fiel.
-Santa Teresa de Calcuta-
Hace ya algunos años, había un cantinero que tenía un loro. El loro les decía a todos los que entraban en la cantina:
─ Hay vino y cerveza.
Pasó el tiempo y se quemó la cantina. El loro se salvó y se lo regalaron al párroco. Lo puso en una ventana de su casa, frente a la puerta de la iglesia. Cuando entraban los feligreses en la iglesia, el loro decía:
─ Hay vino y cerveza.
El cura le reprendió y le preguntó por qué decía aquello, y el loro le contestó:
─ Es que son los mismos que entraban en la cantina.
Muchos «católicos» en su trabajo, en sus diversiones, en sus preferencias políticas… no se diferencian de los paganos. Leen las mismas revistas, ven los mismos programas, asisten a los mismos espectáculos, siguen las mismas modas, se zambullen en las mismas costumbres…
Limitan su ser católico a unas cuantas prácticas de piedad realizadas, normalmente, dentro de los recintos religiosos. En realidad, llevan el mismo traje que llevan los demás con algún remiendo católico.
Pero a nosotros no nos gusta ese catolicismo a lo cine que no exige nada, que no sirve para nada, que es un estorbo y una comedia, que quiere meter en el templo el paganismo de la calle.
Que calla cobarde cuando debe hablar y que, cuando habla, es mejor que calle. Sumiso con la moda y crítico con la madre, con la iglesia. No, no nos gusta ese catolicismo consentidor que no sabe ser consecuente.
Siempre, pero más en Adviento, ser católico es mucho más que todo eso. Ser católico es enfocar la vida - todas las facetas de la vida - según la enseñanza de Jesús que nos trasmite la iglesia.
¿Se nota mi fe a la hora de estudiar, a la hora de trabajar, a la hora de vestirme, a la hora de divertirme…? ¿Se nota mi fe en todas las facetas de mi vida? ¡En todas!
No podemos ser católicos a medias, de «quita y pon». No podemos ser católicos de sal insípida, de vino y cerveza que llevan la cantina a la iglesia en lugar de llevar la iglesia a la cantina.
solo me exige que le sea fiel.
-Santa Teresa de Calcuta-
Hace ya algunos años, había un cantinero que tenía un loro. El loro les decía a todos los que entraban en la cantina:
─ Hay vino y cerveza.
Pasó el tiempo y se quemó la cantina. El loro se salvó y se lo regalaron al párroco. Lo puso en una ventana de su casa, frente a la puerta de la iglesia. Cuando entraban los feligreses en la iglesia, el loro decía:
─ Hay vino y cerveza.
El cura le reprendió y le preguntó por qué decía aquello, y el loro le contestó:
─ Es que son los mismos que entraban en la cantina.
Muchos «católicos» en su trabajo, en sus diversiones, en sus preferencias políticas… no se diferencian de los paganos. Leen las mismas revistas, ven los mismos programas, asisten a los mismos espectáculos, siguen las mismas modas, se zambullen en las mismas costumbres…
Limitan su ser católico a unas cuantas prácticas de piedad realizadas, normalmente, dentro de los recintos religiosos. En realidad, llevan el mismo traje que llevan los demás con algún remiendo católico.
Pero a nosotros no nos gusta ese catolicismo a lo cine que no exige nada, que no sirve para nada, que es un estorbo y una comedia, que quiere meter en el templo el paganismo de la calle.
Que calla cobarde cuando debe hablar y que, cuando habla, es mejor que calle. Sumiso con la moda y crítico con la madre, con la iglesia. No, no nos gusta ese catolicismo consentidor que no sabe ser consecuente.
Siempre, pero más en Adviento, ser católico es mucho más que todo eso. Ser católico es enfocar la vida - todas las facetas de la vida - según la enseñanza de Jesús que nos trasmite la iglesia.
¿Se nota mi fe a la hora de estudiar, a la hora de trabajar, a la hora de vestirme, a la hora de divertirme…? ¿Se nota mi fe en todas las facetas de mi vida? ¡En todas!
No podemos ser católicos a medias, de «quita y pon». No podemos ser católicos de sal insípida, de vino y cerveza que llevan la cantina a la iglesia en lugar de llevar la iglesia a la cantina.
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