Milagros del siglo XXI (4º): La curación que llevó a Josemaría Escrivá a la Canonización
El 20 de diciembre de 2002 Juan Pablo II aprobó el decreto de la Congregación para las Causas de los Santos sobre el milagro del beato Josemaría Escrivá que abrió las puertas a la canonización. Se trata de la curación milagrosa de una grave enfermedad profesional (la radiodermitis crónica) que padecía el doctor Manuel Nevado Rey y que desapareció, en noviembre de 1992, tras acudir a la intercesión del beato Josemaría Escrivá.
Hay que decir que no fue éste el único milagro presentado por el Postulador de la Causa (el sacerdote nombrado por el Opus Dei para llevarla a cabo), sino que junto a este caso de la radiotermitis se presentó un libro con otros doce milagros, todos ellos de gran solidez teológica (como yo mismo tuve ocasión de comprobar, con gran edificación personal) que también le habrían valido para la Canonización. Pero hacía falta sólo uno. Aún así, es bueno constatar que Escrivá hizo muchos milagros que le podían llevar a la Canonización, solamente se eligió uno entre ellos para presentarlo oficialmente al estudio de la Congregación de los Santos en el Vaticano. ¿Porqué concretamente éste? Quizás porque fue un caso espectacular, que hasta el más descreído deberá aceptar...
La radiodermitis es una enfermedad típica de los médicos que han expuesto sus manos a la acción de las radiaciones de los equipos de Rayos X durante un tiempo prolongado. Se trata de una enfermedad evolutiva, que progresa de forma inexorable hasta provocar, con el paso de los años, la aparición de cánceres de piel. La radiodermitis no tiene curación. Los únicos tratamientos conocidos son quirúrgicos (injertos de piel, amputación de las zonas de las manos interesadas). De hecho, en la literatura médica no se ha reseñado, hasta hoy, ningún caso de curación espontánea de radiodermitis crónica cancerizada.
El doctor Manuel Nevado Rey es un médico español nacido en 1932, especialista en traumatología, que durante casi quince años operó fracturas y otras lesiones exponiendo sus manos a los Rayos X. Empezó a realizar este tipo de intervenciones quirúrgicas con mucha frecuencia, a partir de 1956. Los primeros síntomas de la radiodermitis empezaron a manifestarse en 1962, y la enfermedad fue empeorando hasta que, en torno a 1984, tuvo que limitar su actividad a la cirugía menor, porque sus manos estaban gravemente afectadas, e incluso dejó totalmente de operar en el verano de 1992. El Dr. Nevado no se sometió a ningún tratamiento.
El doctor Nevado no pertenecía al Opus Dei y su encuentro con la devoción al entonces Beato Josemaría fue casual, si bien deberíamos decir providenciasl. En noviembre de 1992, el Dr. Nevado conoció a Luis Eugenio Bernardo, un ingeniero agrónomo que trabaja en un organismo oficial español, al que el doctor había ido a hacer unos trámites burocráticos. Éste ingeniero, al saber de la enfermedad -que era evidente por el estado de las manos de D. Manuel-, le ofreció una estampa del fundador del Opus, beatificado el 17 de mayo de aquel año, y le invitó a acudir a su intercesión para curarse de la radiodermitis.
El Dr. Nevado comenzó a encomendarse al Beato Escrivá desde aquel momento. Pocos días después de ese encuentro, viajó con su esposa a Viena para asistir a un congreso médico. Visitaron varias iglesias, y encontraron estampas del beato Josemaría. "Esto me impresionó —explica el Dr. Nevado—, y me animó a rezar más por mi curación". Desde el día en que comenzó a encomendar su curación a la intercesión del beato Josemaría Escrivá, las manos fueron mejorando y, en unos quince días, desaparecieron totalmente las lesiones. La curación fue total, hasta el punto que, a partir de enero de 1993, el Dr. Nevado volvió a realizar operaciones quirúrgicas sin ningún problema.
Sobre esta curación se llevó a cabo, en la archidiócesis de Badajoz —donde reside el Dr. Nevado—, un proceso canónico que concluyó en 1994. El día 10 de julio de 1997, la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos estableció por unanimidad el siguiente diagnóstico: “cancerización de radiodermitis crónica grave en su 3º estadio, en fase de irreversibilidad”; y, por tanto, con un pronóstico ciertamente infausto. La curación total de las lesiones, confirmada por los exámenes objetivos efectuados sobre el paciente en 1992, 1994 y 1997, fue declarada por la Consulta Médica “muy rápida, completa y duradera, científicamente inexplicable”. El 9 de enero de 1998, el Congreso Peculiar de los Consultores Teólogos, ha dado respuesta positiva unánime a la atribución del milagro al beato Josemaría Escrivá. La Congregación ordinaria de Cardenales y Obispos, con fecha 21 de septiembre del 2001, ha confirmado esos dictámenes.