Los Alcaldes del Papa Francisco

El papa Francisco ha dirigido un discurso a los alcaldes del mundo. En él aborda el Papa los problemas de las grandes ciudades, que no son pocos.
   Dese las primeras líneas, el papa centra el asunto con palabras precisas. No se puede separar la persona del ambiente, de lo creado. “Es decir, cuidar el ambiente significa una actitud de ecología humana. O sea, no podemos decir: la persona está aquí y el Creato, el ambiente, está allí. La ecología es total, es humana. Eso es lo que quise expresar en la Encíclica <>: que no se puede separar el hombre del resto, hay una relación de incidencia mutua, sea del ambiente sobre la persona, sea de la persona en el modo cómo trata el ambiente; y también, el  efecto de rebote contra el hombre cuando el ambiente es maltratado. Por eso, frente a una pregunta que me hicieron yo dije: >. Porque dentro  del entorno social, de la social de los hombres, no podemos separar el cuidado del ambiente”.
   El crecimiento de las ciudades es un fenómeno mundial que está influyendo mucho en el ambiente de las mismas. De ahí, la importancia de que las grandes ciudades cuiden esta realidad migratoria. “Porque una de las cosas que más se nota cuando el ambiente, la Creación, no es cuidada es el crecimiento desmesurado de las ciudades. Es un fenómeno mundial, es como que las cabezas, las grandes ciudades, se hacen grandes pero cada vez con más cordones de pobreza y de miseria más grandes, donde la gente sufre los efectos de un descuido del ambiente. En este sentido, está involucrado el fenómeno migratorio… ¿Por qué se arma eso? Simplemente porque ya el mundo rural para ellos no les da oportunidades. Y un punto que está en la encíclica, y con mucho respeto, pero que se debe renunciar, es la idolatría de la tecnocracia”.
   Todo esto afecta a la salud. Cada día se descubren nuevas enfermedades raras que proceden de la excesiva fertilización de los campos. Cabe también citar el problema de la desertificación y del agua.
   La falta de trabajo en una gran ciudad tiene consecuencias graves. “El no haber trabajo, y después la trata de personas. Cada es más común el trabajo en negro, un trabajo sin contrato, un trabajo arreglado debajo de la mesa. ¡Cómo ha crecido! El trabajo en negro es muy grande, lo cual significa que una persona no gana lo suficiente para vivir. Eso puede provocar actitudes delictivas y todo lo que sucede en una gran cuidad por esas migraciones provocadas par la tecnificación. Sobre todo me refiero al agro o la trata de personas en el trabajo minero, la esclavitud minera todavía es muy grande y es muy fuerte... O sea que todo rebota, todo vuelve Es el efecto rebote  contra la misma persona. Puede ser la trata de personas por el trabajo esclavo, la prostitución, que son fuentes de trabajo para poder sobre vivir hoy día”.
   No podemos fomentar la incultura que es dar destino distinto a los bienes creados que el Señor nos confía. En la torre de Babel se castigaba al operario que se caía un ladrillo; no sucedía nada si moría un obrero. Según un comentario rabínico.
   Termina el Papa: “Les agradezco y pido al señor que nos dé a todos la gracia de poder tomar conciencia de este problema de destrucción que nosotros mismos estamos llevando adelante al no cuidar la ecología humana, al no tener una conciencia eclógica como la que nos  fue dada al principio para trasformar la primera incultura, y frenar ahí, y no transformar esta cultura en incultura”.