Tiempos apasionantes
por Alejandro Campoy
No hacer mudanza. El fragmento ignaciano que da título a este blog pretende definir de algún modo lo que pretendo que sea. Al iniciar esta colaboración con Religión en Libertad, me pregunto precisamente por ésto, por “qué" pretensión me guía, y quiero compartir con los futuros lectores las reflexiones que mueven a esa pregunta. "No hacer mudanza". ¿Es quizás este fragmento el que mejor define la naturaleza de este pequeño rincón en la selva de la red? Hoy vivimos tiempos apasionantes, en los que todo es cuestionado y nada es satisfecho. Son tiempos también de persecución, de clara desolación. Y es quizás la evidencia de lo último lo que motiva el recurso a Iñigo de Loyola. Porque la persecución, la desolación, el desierto y la noche son paso imprescindible en el camino de seguimiento a Jesucristo, hasta tal punto que podríamos afirmar sin lugar a dudas que de no transitar un alma por estos parajes difícilmente se puede creer que se esté en dicho camino. Y este es también el camino de la Iglesia Católica hoy en el mundo. Y son demasiados los que, humanamente, rechazan la noche, rechazan el silencio y la soledad. Las facultades humanas tienden a evitar la inseguridad, la incertidumbre, y sin embargo este rechazo es signo seguro de perdición. Quizás para el hombre no es posible, pero aquello que no lo es para nosotros, es posible para Dios. Y precisamente los tiempos que vivimos exigen un abrazarse sin vacilaciones a la oscuridad, al rechazo público y al anatema. "Yo le mostraré lo que ha de sufrir por causa de mi nombre". Si no estamos dispuestos a persistir, poco podemos testimoniar en su nombre. Y esa persistencia es precisamente el "no hacer mudanza". Se podrá estar de acuerdo o no, pero los tiempos actuales exigen en la Iglesia sobre todo místicos, hombres de desierto, personas probadas en la noche, la soledad y el silencio. Pasó el momento del recurso fácil a lo emotivo, a lo racional y razonable, incluso a lo moral como norma fiable y segura. Son tiempos de inseguridad, riesgo y olvido de uno mismo, y son tiempos en los que se necesita la permanencia, la fidelidad, el seguir sobre la roca precisamente por las circunstancias de desolación. Y es en los tiempos de incertidumbre precisamente en los que se levanta la esperanza, spe salvi, como la virtud que guía y sostiene en el camino. Sea pues, este rincón un lugar de encuentro en la esperanza, de reflexión en la incertidumbre y de permanencia en el devenir enloquecido de los tiempos. Que esto sea así lo confío a la infinita misericordia de Dios y a la paciencia y comprensión de los futuros lectores, a los que desde aquí doy ya mi más calurosa bienvenida.
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