El Chismorreo del Papa Francisco
En Pleamar del Monte no llegaba el Papel (periódico) más que una vez a la semana. No interesaban mucho las noticias de fuera. Para las del pueblo se encargaba, sin nombramiento oficial, la Sinforosa. Cada mañana recorría el pueblo, de puerta en puerta, con los chismorreos correspondientes. Era la agencia del chismorreo.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
En Pleamar del Monte no llegaba el Papel (periódico) más que una vez a la semana. No interesaban mucho las noticias de fuera. Para las del pueblo se encargaba, sin nombramiento oficial, la Sinforosa. Cada mañana recorría el pueblo, de puerta en puerta, con los chismorreos correspondientes. Era la agencia del chismorreo.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
En Pleamar del Monte no llegaba el Papel (periódico) más que una vez a la semana. No interesaban mucho las noticias de fuera. Para las del pueblo se encargaba, sin nombramiento oficial, la Sinforosa. Cada mañana recorría el pueblo, de puerta en puerta, con los chismorreos correspondientes. Era la agencia del chismorreo.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
- Dicen que Manuela ha reñido con su suegra. (La Sinforosa)
- Dicen la Juana no ha podido dormir por el ruido de la taberna de Fermín. (La Sinforosa)
- Dicen que Jenaro llegó borracho a casa y pegó a la Felisa. (La Sinforosa)
- Dicen que este año no habrá vaquillas en la fiesta. El Ayuntamiento no tiene un duro. (La Sinforosa)
- Etc. Etc.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
En Pleamar del Monte no llegaba el Papel (periódico) más que una vez a la semana. No interesaban mucho las noticias de fuera. Para las del pueblo se encargaba, sin nombramiento oficial, la Sinforosa. Cada mañana recorría el pueblo, de puerta en puerta, con los chismorreos correspondientes. Era la agencia del chismorreo.
- Dicen que Manuela ha reñido con su suegra. (La Sinforosa)
- Dicen la Juana no ha podido dormir por el ruido de la taberna de Fermín. (La Sinforosa)
- Dicen que Jenaro llegó borracho a casa y pegó a la Felisa. (La Sinforosa)
- Dicen que este año no habrá vaquillas en la fiesta. El Ayuntamiento no tiene un duro. (La Sinforosa)
- Etc. Etc.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
En Pleamar del Monte no llegaba el Papel (periódico) más que una vez a la semana. No interesaban mucho las noticias de fuera. Para las del pueblo se encargaba, sin nombramiento oficial, la Sinforosa. Cada mañana recorría el pueblo, de puerta en puerta, con los chismorreos correspondientes. Era la agencia del chismorreo.
- Dicen que Manuela ha reñido con su suegra. (La Sinforosa)
- Dicen la Juana no ha podido dormir por el ruido de la taberna de Fermín. (La Sinforosa)
- Dicen que Jenaro llegó borracho a casa y pegó a la Felisa. (La Sinforosa)
- Dicen que este año no habrá vaquillas en la fiesta. El Ayuntamiento no tiene un duro. (La Sinforosa)
- Etc. Etc.
Pienso que limosna, la oración y el ayuno siguen en su sitio. No cuestionemos realidades que han sido eficaces y lo siguen siendo, si se realizan con el espíritu que el Señor quiere. Dentro del ayuno, cabe señalar el domino de la lengua. No tan fácil como a veces pensamos. Ya el apóstol Santiago nos advertía: “Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo…En cambio, la lengua nadie puede dominarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos”. (Sg 3, 2. 810)
Con frecuencia buscamos manifestar nuestra vivencia cristiana en nuestro trabajo, con nuestros amigos, etc. Esta Cuaresma sería fructífica en testimonio en esos y otros entornos quitáramos el chismorreo que nos atenaza. No es imposible quitarlo. Detrás de una crítica, existen aspectos más profundos como la envidia, pequeños rencores, frustraciones profesionales, etc. Buscar las raíces nos ayuda a mejorar y a ser humildes.
Para valorar el daño o disgusto que podemos causar es bueno seguir el consejo ignaciano: ponernos en el lugar del otro: Nos sentimos heridos en lo más íntimo cuando nos llegan los chismorreos de los otros sobre nuestra persona. Eso mismo produces tú cuando chismorreas sobre los demás.
San francisco de Sales, hombre de gran sentido común en la vida espiritual, escribió << Cuánto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar a los demás>>
Tengamos cuidado. A veces, los chismorreos pueden ser calumnias.
Bueno sería cuidar también las palabras injuriosas. Nos las podemos decir en familia, entre amigos, en las Comunidades religiosas. Causan malestar, hieren a los hermanos.
¡QUÉ BUENA CUARESMA NOS ESPERA!
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