Matrimonio gay

En estos días estamos viendo como el matrimonio homosexual va proliferando por otras partes del mundo con bastante éxito, para que negarlo. Ya lo habíamos avisado algunos años atrás cuando España era pionera en esta temática. ¡Qué pena no ser ejemplos en otras cosas!

Ayer leíamos noticias de cómo avanzaba el matrimonio gay en Sudamérica, recientemente veíamos cómo hacía lo propio también en Francia, y es que al final, va a ser un tema epidemiológico y todo.

Hay que nombrar la espectacular marcha a favor de la familia natural que celebraron en nuestro país vecino…
Algunos amigos de “Hazte Oír” estuvieron allí.

Es un asunto que podemos abordar desde muchos puntos de vista. Jurídico, moral, del derecho canónico… Pero uno tiene la costumbre de no meterse a dar opiniones de aquello que no domina. Que hablen los jueces, los sacerdotes, pastores y teólogos que entre otras cosas, para eso les pagan ¿No?

¿Por qué me interesa a mi éste tema? ¿Por qué nos debería preocupar? Pues por la misma razón por la que nos debe preocupar que una moneda falsa esté en circulación. Nos afecta a todos. El Estado es responsable del destino de los niños que puedan ser adoptados por parejas del mismo sexo.

Realmente es una tragedia esta transformación tan brutal…

Y sin ánimos de profeta les adelanto que tendrá consecuencias devastadoras en las generaciones venideras. Incluido la mía, no olviden ustedes que… “¡Yo soy un pibe joven!”, como dirían por mi querida y calurosa tierra de Canarias.

Hemos llegado al tiempo en el que lo bueno es llamado malo, y lo malo es llamado bueno. Cambiar el significado de conceptos, instituciones milenarias, que son fundamentos de nuestras sociedades y familias suena a sospechoso.

Es una de las estrategias más sangrantes del Totalitarismo Gay.

La mentira homosexual tiene dos pilares:
-¡Has nacido homosexual!
-¡No puedes cambiar!

Una vez que han fijado esas dos ideas en las mentes y en los corazones de muchos, comienza el momento de la “desensibilización” , de afuera hacia dentro.

Un bombardeo aparentemente imparable está teniendo lugar en estos últimos tiempos. Series de TV, publicidad… han ido reconfigurando nuestra cultura, la ciencia, las leyes… Al final, como si de selección natural se tratara, el hombre tiene que adaptarse al medio. Un medio gay. De lo contrario se extingue.

La homosexualidad estaba prohibida en todo el mundo, ahora permitida. Mejor nos vamos a la Luna antes de que sea obligatoria.

¡No! ¡Ahora en serio! Este paso de la prohibición, persecución (nada deseable por cierto) a la situación de aprobación e imposición actual del homosexualismo, deseo que ojalá evolucione a un estado de comprensión real y amorosa desde la verdad. Dando a conocer así a tanas personas sufrientes la posibilidad del cambio y superación. “The change is possible!”

No se trata de que yo sea un anticuado, retrógrado o un amargado. Lo que pasa es que el nombre, la organización, el orden que tienen las cosas viene fijado o dictado por la naturaleza. ¿No era que la Naturaleza es sabia? ¡Hagámosle caso pues! ¡El matrimonio define un hecho de antropología biológica!

La palabra matrimonio viene a ser el nombre de una realidad previa, la unión de hombres con mujeres, cada uno con la suya. ¡Obvio! Estando las cosas como están, conviene aclararlo.

Estas uniones dan lugar así a nuestras familias, las de toda la vida.

La estrategia para muchos no ha pasado inadvertida. Han llevado al campo de los “Derechos humanos” un tema ideológico, político e incluso médico como sería el tratamiento de la homosexualidad indeseada. ¿Quién dirá qué en contra de supuestos DDHH?

Claro que dos personas del mismo sexo pueden quererse, incluso convivir. No seré yo quien se los prohíba. Sin embargo, el matrimonio está reservado para otra realidad.

El matrimonio es algo más que un simple reconocimiento de lazos afectivos, el matrimonio no es una fórmula como si de un premio se tratara para aquellas personas que se quieren. El matrimonio ha estado y estará siempre ligado a una unión multinivel, corporal y emocional, completada por la procreación y la vida familiar.

El Gobierno no debe legislar por “romanticismo”. No es su competencia. Su legislación debe ir en pro de la protección también de los más débiles, los niños, garantizándoles que serán adoptados dentro de modelos, normales y naturales, dentro de lo deseable. Un papá y una mamá. La adopción es derecho del niño a una segunda oportunidad, a una familia como la de los demás, integración, pertenencia. No experimentemos ni juguemos con esto.

Por favor, no nos quedemos impasibles.
https://www.youtube.com/watch?v=GKBFbhvuxYM