Pero, ¿qué es eso de "Fe y Vida?"

A uno siempre le da un poco de reparo hablar de lo suyo. Sucede con el trabajo, la familia y todas esas cosas que se identifican tanto con la vida propia. Esto es especialmente válido en nuestro país, en el cual cualquier aspecto que le separe a uno de la norma establecida suele juzgarse con mucha severidad.

A pesar de todo, hoy me decido a hablarles de “Fe y Vida”, la comunidad a la que pertenezco. La verdad es que en los últimos meses hemos recibido bastantes contactos de personas que nos pedían información acerca de nuestra identidad y actividades. Ojalá este pequeño artículo pueda servir de "respuesta general".

Quiero empezar diciendo que una comunidad, finalmente, no es más que un grupo de personas. Debería añadir que casi siempre se trata de gente corriente, es decir ni más lista ni más santa o especial que el resto. En nuestro caso, esto que digo es más que evidente (como cualquiera podrá comprobar en cuanto pase un poco de tiempo con nosotros y conozca el “percal”).

Y sin embargo, todos sus miembros tenemos la convicción especial de que hemos sido convocados, es decir, que nuestra unidad no se trata de una elección personal, ni siquiera de un hermoso propósito: hemos sido llamados por Otro para estar juntos, y esto se hace especialmente claro cuando nos damos cuenta de los distintos que somos, y de que en unas circunstancias normales probablemente nunca nos habríamos elegido como amigos.

Aunque imagino que esto que digo tiene muy poco de original, y cualquiera que haya vivido de una manera u otra la experiencia comunitaria se habrá dado cuenta de ello.

A veces la gente nos pregunta por nuestro “carisma”, o incluso por nuestra "orientación ideológica". Está claro que en muchos aspectos podemos ser considerados como un fruto más del movimiento carismático, sin embargo (y como ya comenté en otro post), nos situamos en una vertiente un tanto al margen, y muy abierta a otro tipo de sensibilidades.

Lo que sí parece claro en “Fe y Vida”, son las llamadas fundamentales: la importancia de la conversión personal y de la relación con Dios, la vocación a evangelizar, pero desde una perspectiva “consoladora", el énfasis en la comunidad auténtica y fraternal, y, por último, el empeño constante, contra viento y marea, de dialogar, de aprender y de unir.

Nos preocupa lo que nos rodea. Para un cristiano, hoy más que nunca, es importante no perder la perspectiva. Es esencial saber lo que el Señor está suscitando entre su propio pueblo, y conocer muy bien lo que pasa en la sociedad: “los signos de los tiempos”. Entendemos que, sólo así, la Iglesia podrá dar las respuestas que el mundo le demanda, y hacerlo de una manera comprensible; esto se trata de algo vital para nosotros.

Por eso, damos mucha importancia a las opciones vanguardistas. Lo "nuevo", no es, por naturaleza, mejor que lo ya existente, pero muchas veces indica el camino a seguir: por eso se trata de una opción irrenunciable. ¡La música nos encanta!: le dedicamos mucho esfuerzo, y valoramos mucho el lenguaje artístico, uno de los mejores para comunicarse con el mundo actual.

Sucede lo mismo con la "ortodoxia". Para nosotros, el dogma de la Iglesia es intocable e indiscutible. Es el marco de referencia, el límite que no se puede traspasar sin perder la esencia de lo que somos. En este sentido no permitimos discusiones. Lo mismo sucede con el tema de la autoridad: en nuestra opinión, la Jerarquía constituye un ministerio de servicio que hay que reconocer,  aceptar y obedecer. Éso no significa, sin embargo, que no distingamos una parte humana que puede equivocarse (y de hecho se ha equivocado en muchas ocasiones); por eso lejos de nosotros, la orientación de algunos grupos que parecen anhelar ser "más papistas que el Papa", y a los que cualquier disensión (por más formal que sea) les parece caer en la herejía.

Valoramos especialmente el ministerio episcopal. Tal vez porque éste fue esencial en nuestro propio origen y nacimiento. Entendemos que dicho ministerio será cada vez más decisivo en la Iglesia, teniendo cuenta cómo evolucionan las cosas.

A la gente suele llamarle la atención, que para los miembros comprometidos, sea obligatorio entregar el diezmo de sus ingresos. Puede parecer una práctica exagerada, sobre todo los tiempos que corren, sin embargo para nosotros es muy importante. Significa ni más ni menos que la independencia de la Iglesia y de los cristianos. También significa una buena noticia para los pobres que nos rodean, me pueden creer.

Otro aspecto que suele llamar la atención, es el empeño que podemos ejercer hermosas las cosas que nos rodean. La belleza es un lugar teológico de una importancia extraordinaria. Nuestro "ministerio de decoración" es uno de los más importantes a la hora de celebrar cualquier evento. Lamentamos profundamente esa visión de los últimos 50 años que confundió la opción por la pobreza con la vulgaridad y el descuido. Para mí fue decisiva una anécdota que viví, hace años, en una comunidad francesa: maravillándome yo que diesen cera al suelo y lo puliesen (en un sitio de acogida y paso para marginados y adictos), la responsable me dijo algo así: "lo primero que los pobres necesitan para rehabilitarse es belleza y orden". Nunca lo he olvidado.

Consolar es muy importante (no en vano nuestra lectura fundacional es la de Isaías 61 1 -8). Nuestro mundo crea de forma natural una masa crítica de personas heridas, marginadas, incapaces de cumplir unos estándares sociales cada vez más absurdos y lejanos de la verdad real de la gente. Cada vez existen más necesitados de buenas noticias, y la primera buena noticia debe ser el propio mensajero: eso pretendemos ser, a pesar de nuestras enormes deficiencias.

Evangelizar es la mejor forma de ayudar. Por eso ésta constituye nuestra gran vocación. Entendemos que la conversión auténtica, es la que lleva a seguir a Jesús, la que permite a la persona mantener una relación personal con Dios a través de la oración y los sacramentos y la que le insta irrenunciablemente a vivir su fe con otros, en comunidad… En nuestra opinión, dicha vida comunitaria no es opcional para un cristiano de verdad.

En cuanto a unir... Bueno, una imagen vale más que 1000 palabras: recuerdo hace unos años en durante una de nuestras reuniones habituales oración abrí los ojos y me puse observar a los participantes. Se encontraban ese día acompañándonos dos pastores evangélicos, uno de ellos inglés, con un grupo de chicos de esa nacionalidad que habían venido a un campamento. Nuestro gran amigo Migueli Marín, había venido para darnos una charla de sus actividades con personas marginales en Madrid. Por último dos legionarios de Cristo, rezaban cabizbajos al fondo con sus clergymen impecables. Sonreí para mis adentros, y me dije: <>

Por esta casa han pasado numerosas personas: hombres mujeres, niños, adolescentes… gente mayor. Sacerdotes y laicos. La mayoría actual está compuesta por matrimonios, de gente universitaria y profesional, pero cabalmente, ¡hay de todo!

Supongo que, finalmente, somos un grupo de pobre gente… y ya está. Todo lo que de bueno podamos tener se debe a la pura misericordia de Dios, que no a nuestra debilidad. Así que ¿fallos y carencias? Pues: ¡todas las que ustedes quieran!,  de verdad.

Para hablar de eso necesitaría otro artículo entero…

Un abrazo y gracias por leer esto.

josuefons@gmail.com