Mi viaje a Inglaterra (III): Una Iglesia de piedras vivas o la fuerza de una Roca
Los detalles que más me han gustado e impactado acerca del cristianismo en Inglaterra, al final de mi viaje, han sido:
- Dos templos de la Iglesia católica en Inglaterra, la parroquia de la Santa Trinidad de Sutton Coldfield o el cuidado de la bella liturgia y el compromiso misionero, y la Catedral de Westminster o la perseverancia en la oración de sus fieles, que son piedras vivas auténticas, por la unidad de los cristianos.- Y tres de la Iglesia de Inglaterra: la extraordinaria tradición histórica de coronación y bodas reales de la Abadía de Westminster, el principio de encarnación del mensaje cristiano en la realidad de la ciudad con la Catedral de Birmingham (con su proyecto “Christ in the city”) y la historia de la Catedral de Lichfield (la única catedral medieval – de hace unos 1300 años- en Gran Bretaña con tres agujas o “spires”).
Así, mi itinerario comenzó desde el mismo aeropuerto de Heathrow, que dispone de una capilla digamos ‘pluricultual’ (en inglés queda mejor y más completa la expresión “The Chapel of St George, Multi Faith Prayer Room & Garden”). Luego estuve en Misa en la parroquia católica de la Santa Trinidad (Holy Trinity) en Sutton Coldfield, como ya he dicho; en las catedrales anglicanas de Birmingham y Lichfield; en St Martin’s in the Bull Ring (anglicana) que “busca descubrir el corazón de Dios en el corazón de la ciudad de Birmingham a través del arte, la hospitalidad y la música, en medio de un centro comercial”; en la Catedral de Westminster (católica) y en la Abadía de Westminster (anglicana) ambas en pleno centro de Londres; además de un recorrido en búsqueda de bibliografía por las librerías de dichos templos, y también en la de Waterstone’s, la metodista de WesleyOwen y la católica de St. Pauls (de Birmingham las dos primeras librerías y la tercera en Londres, al lado de la catedral de Westminster, todas muy recomendables).
Antes de seguir, quiero decir que la experiencia más importante de Iglesia en Inglaterra para mí ha sido, como ya intuía un poco antes de salir, la catedral de Westminster. Es donde uno se da cuenta, en cada detalle, en cada gesto, en cada elemento de ese templo católico, de la verdadera historia del cristianismo y del catolicismo en Inglaterra. Sólo por verla y estar ahí pienso que ha merecido la pena el viaje. Además, por si fuera poco, he participado allí en una Misa. Su nombre extenso es: “Catedral metropolitana católica y romana de Westminster, dedicada a la muy preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo”. O mucho mejor, en el original: “The Roman Catholic Metropolitan Cathedral of Westminster, dedicated to the Most Precious Blood of Our Lord Jesus Christ”. Fue diseñada en el temprano arte bizantino cristiano por el gran arquitecto victoriano John Francis Bentley, colocada en 1895 y abierta al culto en 1903. No está aún acabada sino que depende de donantes o amigos (“The friends of Westminster Cathedral”) que procuran su restauración y mantenimiento continuo.
Hay en dicha catedral, cerca del pórtico central, entrando a mano izquierda, un san Pedro apóstol sentado, que extiende su pie derecho, que con el tiempo ha perdido su color original debido a su veneración, que se me ha quedado grabado.
Se trata de una réplica de la estatua de San Pedro situada en la parte derecha de la nave central de la Basílica de san Pedro en El Vaticano, que fue probablemente hecha por Arnolfo di Cambio con motivo del año santo de 1300. Lleva el lema: "