Unas palabras en favor de los Legionarios de Cristo
Visité por primera vez hace unos años un monasterio benedictino en el sur de Alemania que luego he visitado más veces y siempre he quedado altamente edificado: Casi 200 monjes de todas las edades, con abundantes novicios, una liturgia más que digna, obras de apostolado variadas (colegio, editorial, parroquias, etc) ... y un fundador que fue un pendón. Hace casi dos siglos, el fundador, después de años de vida monástica, se lió con una señorita, colgó los hábitos y se fue del convento a la francesa (esto es, sin decir adiós). Muerta años después la susodicha, él anciano y enfermo, volvió al monasterio para pedir que por misericordia le cuidasen sus antiguos hijos espirituales. Ellos, en modo edificante, sin que nadie les obligase, le cuidaron y hoy, pasado tanto tiempo, no se sonrojan cuando cuentan la historia de su vergonzante fundador. El monasterio ha tenido tantas vocaciones que ha fundado casas filiales en toda Alemania, en Sudamérica, en Asia, hasta tuvieron mártires en la Corea comunista y hoy están abriendo un monasterio en China. Y, desde luego, este florecer no se debe a las virtudes del fundador.
Hace ya más de 20 años que tengo contactos con los Legionarios de Cristo, los he tratado en Madrid, en Roma y en Estados Unidos. La primera ocasión debió ser hacia el 1984, cuando yo era seminarista y a través de un amigo de mi padre entré en contacto con varios Legionarios que me llevaron a visitar el noviciado de Salamanca. La impresión que tuve en aquel viaje no pudo ser mejor, los novicios eran óptimos muchachos, decir bien educados sería poco, espiritualmente y humanamente delicados. Allí pude conocer a uno de los primeros Legionarios, el P. Arumí, que ayudaba a la formación de los novicios. Estuve hablando con él más de una hora y me pareció un sacerdote prudente y sabio. Volví a Madrid con una idea bien alta de esta Congregación, y nunca he tenido motivos para cambiarla.
Ya en Roma, como estudiante primero y después trabajando en el Vaticano, tuve ocasión de ir varias veces a su casa General y al Ateneo regentado por ellos. Tengo que decir que de todo lo que conocí lo que menos me gustó fue el fundador, que saludé un par de veces y me pareció más bien frío, nada que ver con la simpatía de sus hijos espirituales. Tenía fama en Roma de salir de paseo de paisano y si le saludaban le sentaba mal, varios sacerdotes amigos tuvieron la misma impresión poco positiva cuando le trataron.
Pero dejando de lado al fundador, todo lo que vi en los Legionarios fue más que positivo. En Estados Unidos los traté mucho, hombres obedientes, humildes y apostólicos. Se alojaban en mi parroquia cuando venían a aquella zona a buscar benefactores, que no les faltaban. Sabían usar el dinero que recogían de sus benefactores en buenas obras de apostolado, mientras ellos vivían de modo muy austero.
En estos años también he conocido a algunos ex-Legionarios, la verdad es que todos los que he conocido son ahora sacerdotes, muy buenos sacerdotes y sin duda parte de ello es debido a la formación que tuvieron en la Legión, aunque algunos salieron rebotados ¿Los motivos? Variados: El voto privado de no criticar a los superiores, la obediencia extrema que dificultaba el trabajo pastoral, las mismas contradicciones que veían en el Fundador (que algunas eran evidentes y cantosas para todos), etc. Nada que no haya pasado en otros institutos en otras épocas y en otras circunstancias.
La legión ha sufrido algo por lo que otros institutos han pasado antes, esto es, el tener un fundador que no fue santo. Repito, no es algo nuevo, he citado antes ese monasterio alemán benemérito y el que quiera que le dé más ejemplos se los puedo dar, que la historia de la Iglesia es muy larga. Y muchos de ellos han florecido y han hecho mucho bien, lo siguen haciendo todavía. No se trata de aquello de "desgracia de muchos...", sino simplemente aceptar que lo que les ha pasado a ellos no es nuevo ni es para echarse las manos a la cabeza (aunque ni de lejos se puede justificar la doble vida del P. Maciel). Por otro lado, congregaciones con fundadores santos y que después de su muerte han hecho lo que les ha dado la gana, son incontables... De hecho, algunos que critican a los Legionarios llevan vidas que si sus fundadores levantasen la cabeza les daba un patatús. Así que lo del fundador santo es bastante relativo.
Cosas raras puede haber habido en la Legión y los visitadores harán un justo discernimiento, no me cabe la menor duda. El mismo fundador puso algunas reglas, quizás para cubrirse las espaldas, que la Santa Sede ha tenido que quitar después, pero esto ha ocurrido también en otras ocasiones, no es algo extraño. Errores habrán cometido más de uno los Legionarios en estos primeros años de su camino en la Iglesia, pero los errores de juventud se perdonan con mayor benignidad, sobre todo si se corrigen a tiempo, como todos esperamos que ocurrirá.
La Legión de Cristo es una Congregación que ha hecho mucho bien a la Iglesia y a las almas -colegios, universidades, residencias, medios de comunicación, misiones- e imagino que lo seguirá haciendo en el futuro, pues la mayoría son jóvenes llenos de ganas de hacer el bien. Padre Corcuera, no hace falta que pida ud. tantas veces perdón, aunque el hacerlo le honra. A los de buena voluntad les basta con una vez, y a los que no tienen esa voluntad les da igual que lo pida doscientas veces. Quien quiera estigmatizar a los hijos por los pecados del padre que recuerde que con ello se queda en una moral veterotestamentaria superada ya hace 21 siglos por nuestro Señor Jesucristo. Gracias a Dios.