Beato Pedro Jorge Frassati
Querida mamá:
Me lamenté, o más bien me dio mucha pena que pienses cosas que no son ciertas. Los consejos de la madre son siempre los más sabios y son siempre buenos, incluso cuando uno ya es viejo.
Este año has estado muy lejos de mí y yo he podido apreciar qué quiere decir no tener la madre cerca, que nos grita cada tanto, pero que a la noche nos da un beso y su bendición, aún no estando sólo, al tener conmigo a la querida tía y a la querida nona.
Desgraciadamente, querida mamá, no puedo estar contigo en Pollone; un poco es culpa mía por la desgracia de estar demasiado lejos, pero un poco es culpa de los estudios tan exigentes. El tercer año es muy duro y se necesita hacer muchos sacrificios para llegar seguro a la meta. Pero no nos lamentemos, porque en esta vida hay miserias mayores.
Luciana llegará el sábado por la mañana: los Bonzarri partieron ayer. Hoy en Torino hay un paro general, todo por culpa de los estúpidos fascistas.
Querida mamá, discúlpame todas las pequeñas molestias que te he dado, pero está segura que, si alguna vez te fallé, en el futuro trataré de ser mejor, porque en ti pienso seguido y rezo siempre a Dios, para que te dé el consuelo que yo por mis defectos no puedo darte, aún queriéndote mucho”
«En la vida terrena, después del afecto a los padres y hermanos, uno de los afectos más bellos es el de la amistad: y yo cada día debería agradecer a Dios porque me dio amigos tan buenos que son para mí una guía preciosa para toda mi vida”.
“Cada vez que trato a Clementina quedo admirado de su gran bondad y pienso en el bien inmenso que hará un alma así de hermosa. Ciertamente la Divina Providencia en su admirable designio se sirve a veces de nosotros, míseras ramitas, para obrar el Bien; y nosotros a veces no queremos conocer u osamos negar su Existencia. Pero nosotros, que gracias a Dios, tenemos la fe, cuando nos encontramos delante de un alma así bella, alimentada realmente en la fe, no podemos menos que encontrar en esto un signo evidente de la existencia de Dios, porque una bondad igual no se podría tener sin gracia de Dios. Y qué decir de Laura y Tina, almas generosas delante de las cuales pienso tantas veces en la ingratitud que yo he tenido con Dios, habiendo así correspondido poco a las grandes gracias que le Señor, en su Gran Misericordia, me dio siempre sin mirar mis pecados.
El ejemplo de estas tres almas ha sido para mí valiosísimo, en especial en ciertos momentos de la vida en las que la carne prevalece sobre el espíritu».
«En este mundo que se ha alejado de Dios falta la paz, pero falta también la Caridad, o sea el Amor verdadero y perfecto. Quizá si San Pablo fuese escuchado por todos nosotros, las miserias humanas serían un poco disminuidas».
«Subiré a Oropa y a los pies de la Virgen Morena voy a rezar por ti, aunque valgan poco mis oraciones, y después…te enviaré un recuerdo que nos deberá unir siempre con un vínculo inmaterial: una corona hecha con las semillas del jardín».
«Las amistades terrenas producen a nuestro corazón dolor por el alejamiento de aquellos que amamos, pero yo quisiera que nosotros jurásemos un pacto que no tenga ningún confín terreno ni límites temporales: la unión en la oración».
“Mis afectuosos augurios, mejor diré, uno solo, pero creo que es el único que un verdadero amigo puede hacer a un querido amigo, y es que ¡la paz del Señor sea siempre contigo!, pues si posees cada día la paz serás verdaderamente rico”
“Cada día que pasa comprendo mejor lo grande que es la gracia de ser católico. ¡Pobres desgraciados los que no tienen fe! Vivir sin una fe, sin un patrimonio que defender, sin sostener, en lucha incesante, la verdad no es vivir sino es ir tirando”
“En el curso de mis luchas interiores, me formulé a menudo estas preguntas: ¿por qué estar tristes…? ¿por qué renegar contra el sacrificio? ¿habré perdido acaso la fe…? No, a Dios gracias, mi fe es aún bastante fuerte. Entonces, aseguremos y fortalezcamos esta fe; es el único gozo que puede satisfacernos en este mundo; sólo ella da a cada sacrificio su valor.
La fe: Hay que agarrarse con fuerza a la fe; ¿qué sería sin ella toda nuestra vida? Nada, pasaría inútilmente. La fe que me dio el Bautismo me dice con voz segura: solo no harás nada, pero si tienes a Dios por centro de todos tus actos, llegarás hasta el final”.
“Me preguntas si estoy alegre. ¿Cómo no estarlo mientras la fe me de fuerzas? ¡La tristeza debe ser barrida del alma del católico! El dolor no es la tristeza, la más detestable de todas las enfermedades. Esta enfermedad es casi siempre fruto del ateísmo; pero el fin para el cual hemos sido creados nos señala el camino, sembrado, si se quiere, de muchas espinas, pero de ningún modo triste. Es alegre, incluso a través del dolor”
“El porvenir está en manos de Dios, y de ninguna otra manera podrían las cosas ir mejor”.
“Con la violencia se siembra el odio y se recogen después los frutos nefastos de dicha siembra; con la caridad se cultiva en los hombres la paz, pero no la paz del mundo, la verdadera paz es solamente la que nos da la fe en Jesucristo que nos une los unos a los otros”.
“También nosotros hemos perdido la cosa más bella y más buena que Dios ha dado a los hombres o sea la libertad.
El sacrificio: Nuestra vida, por ser cristiana, tiene que ser una constante renuncia, un continuo sacrificio, que no pesa si se considera qué son estos pocos años pasados en el dolor en comparación con la eterna felicidad, donde la alegría no tendrá medida ni fin, donde disfrutaremos de una paz que no se puede imaginar.
La montaña: Cuando se hace montañismo hay que ordenar primero la propia conciencia, porque nunca se sabe si se va a volver. Pero todo esto no me asusta y cada vez me gusta más escalar los montes, alcanzar las cimas más difíciles, sentir esa alegría pura que sólo se tiene en la montaña.
Oposición al fascismo: Estoy verdaderamente indignado porque la bandera que tantas veces, aunque indigno, he llevado en los cortejos religiosos la has sacado tú al balcón para homenajear al que destruye las Obras Pías, al que no pone freno a los fascistas ni impide que se mate a ministros de Dios, etc. y deja que se hagan otras porquerías, e intenta cubrir estas fechorías poniendo el crucifijo en las escuelas… “
“¿Cómo va tu vida? La mía, como puedes juzgar por la introducción, atraviesa el período tal vez más agudo de una grave crisis, y precisamente en este momento mi hermana está lejos y me tocará a mí tener que estar alegre en casa y disimular la tristeza que me producen las muchas contrariedades que me rodean. Alegre exteriormente lo estaré siempre, aunque sólo será para demostrar a los compañeros nuestra convicción de que el ser católicos significa ser jóvenes alegres, pero, cuando esté solo, daré rienda suelta a mi tristeza”.
“El dolor: Los dolores humanos nos afectan; pero si se los considera bajo la luz de la religión, y por lo tanto de la resignación, no son nocivos, sino saludables, porque purifican al alma de las pequeñas, pero inevitables manchas con las que los hombres, por nuestra naturaleza pequeña, nos ensuciamos.”
“Los pobres: Lo importante es que no olvides nunca que, aunque la casa sea sórdida, tú te acercas a Cristo. Recuerda siempre lo que ha dicho el Señor: El bien que haces a los pobres es el que me haces a mí. Alrededor del enfermo, del miserable, alrededor del desgraciado, yo veo una luz especial que nosotros no tenemos.
Ver a diario la fe con la que muchas veces las familias soportan los dolores más tremendos, el sacrificio constante que hacen, y que todo esto lo hagan por amor de Dios, nos hace muchas veces plantearnos este pensamiento: Yo, que he recibido tantas cosas de Dios, siempre he sido tan negativo, tan malo, mientras que ellos, que no han sido privilegiados como yo, son infinitamente mejores que yo. Y así llegamos a hacer el propósito, en conciencia, de seguir cada vez más el camino de la Cruz, único que nos lleva a la Salvación eterna.
El estudio: Sin una buena preparación profesional el apostolado no es eficaz”.
Que sería de la fe si no la revistiésemos de caridad.
“La fe nos da fuerzas para soportar las espinas con las que esta tejida nuestra vida”
“Con la caridad se siembra en los hombres la paz, pero no la paz del mundo, sino la verdadera paz que solo nos puede darla fe de Cristo hermanándonos”
“La sociedad moderna se hunde en los dolores de las pasiones humanas y se aleja de todo ideal de amor y paz. Vosotros y nosotros, los católicos, tenemos que llevar el soplo de bondad que solo puede nacer de la fe en Cristo”