Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Un cortafuegos a la teoría del «gen gay»


por Michael Cook

Opinión

No hay un único “gen gay”, según un artículo en Science que analiza las respuestas a una encuesta sobre relaciones con el mismo sexo y las cruza con datos genéticos.

Los investigadores no pudieron encontrar forma alguna de predecir o identificar significativamente el comportamiento sexual de una persona basándose en sus genes. Aunque sí encontraron cinco variables genéticas asociadas con las relaciones con el mismo sexo (y muchas otras que pueden estar también implicadas), en el mejor de los casos estas diferencias genéticas solo podían explicar entre el 8 y el 25% de la variación en el comportamiento sexual con el mismo sexo, y no podían ser utilizadas para predecirlo.

Los autores, del Broad Institute de Harvard y del MIT [Massachusetts Institute of Technology], analizaron las respuestas de una encuesta y llevaron a cabo un estudio de asociación de genoma completo (GWAS, por sus siglas en inglés) sobre datos de más de 470.000 personas en los bancos de datos UK Biobank y 23andMe.

Los resultados sugieren que el comportamiento sexual con el mismo sexo está influenciado por una mezcla compleja de influencias genéticas y ambientales, como la mayoría de los rasgos humanos.

“Nuestros datos arrojan luz sobre el fundamento biológico de las relaciones con el mismo sexo”, dicen los autores, “pero también subrayan la importancia de no ceder a conclusiones simplistas, porque los fenotipos del comportamiento son complejos, porque nuestras perspectivas genéticas son rudimentarias y porque hay una larga historia de abuso de los datos genéticos para finalidades sociales”.

Puesto que mucha gente cree que los homosexuales “han nacido así”, como estableciera Lady Gaga [con su canción Born this way], los resultados de la investigación se divulgaron ampliamente.

El artículo generó controversia incluso en el ámbito del Broad Institut, que tomó la inusual iniciativa de publicar opiniones de sus empleados criticando su propio estudio. Los autores consultaron la opinión de los grupos LGBTQIA+ sobre el lenguaje utilizado y sobre la presentación del estudio. Y sin embargo, algunos investigadores siguen cuestionando la necesidad de la investigación. Meagan Olive, investigadora asociada en el Broad Institute, escribió que, “en última instancia se está poniendo en peligro la imagen y la seguridad de la comunidad LGBTQIA+”.

El post-doctorado Joseph Vitt escribió: “Solo la curiosidad… no parece justificación suficiente para estudiar las bases genéticas de un rasgo humano del comportamiento –y, por extensión, una identidad– que identifica a una población vulnerable, tanto más si se hace en una publicación científica de alto impacto”.

Un hallazgo particularmente sensible es que el comportamiento sexual con el mismo sexo tenía una correlación genética con varias enfermedades psiquiátricas o mentales, como la depresión y la esquizofrenia. No está claro por qué, pudiendo ser responsables factores ambientales como la estigmatización.

Lo que temen los investigadores es que los resultados del estudio sean utilizados para alentar la hostilidad hacia gays y lesbianas. También ofrece cierto apoyo a los defensores de las terapias reparativas. Si la homosexualidad no tiene una clara base genética, ¿porqué no se puede intentar modificar la orientación sexual  si una persona pide ayuda para hacerlo?

Publicado en BioEdge.

Traducción de Carmelo López-Arias.

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