Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La importancia de las palabras de Kasper a los anglicanos


Los anglicanos son muy libres de suicidarse eclesialmente como les venga en gana, pero tanto Roma como los ortodoxos ya les han dicho que para ese viaje no cuenten con ellos.

por Luis Fernando Pérez Bustamante

"Ahora parece que la plena comunión visible como fin de nuestro diálogo ha dado un paso atrás, que nuestro diálogo tendrá objetivos menos definitivos y que, por lo tanto, su carácter resultará alterado. Si bien este diálogo puede aún conducir a buenos resultados, no estará sostenido por el dinamismo que deriva de la posibilidad realista de la unidad que Cristo exige de nosotros o de la participación común en la mesa del único Señor, que anhelamos con tanto ardor". Esa son las palabras finales del discurso que el Cardenal Kasper ha pronunciado ante la Conferencia anglicana de Lambeth que se está celebrando en Gran Bretaña. Desde el Concilio Vaticano II nunca antes se había producido una declaración tan tajante por parte de un cardenal de la curia romana. En otras ocasiones y en referencia a otras iglesias o comunidades eclesiales, se han reconocido dificultades e incluso pasos atrás, pero nunca como ahora Roma afirma tajantemente que no hay posibilidad real de “participación común en la mesa del único Señor"; en otras palabras: la unidad real y efectiva con la iglesia anglicana no tendrá lugar. A menos claro, que dicha comunión eclesial vuelva sobre sus pasos y tome el camino opuesto al que han emprendido. Cosa harto difícil, ciertamente. El hecho de que el cardenal Kasper sea el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos da mucho más calado al asunto. No estamos ante un cardenal curial poco dado al diálogo ecuménico y poco abierto a la idea de una reunificación real y efectiva entre todos los cristianos. De hecho, no estamos ante un cardenal de los considerados como conservadores. No, el hombre de Roma para el ecumenismo en las últimas décadas está entre los más “aperturistas” del colegio cardenalicio, siempre entendido que ese “aperturismo” no es para nada la disposición a renunciar a la esencia de la fe católica, sino más bien la disposición a no hacer de todos y cada uno de los aspectos de dicha fe un “casus belli” contra los cristianos no católicos. En el diálogo ecuménico la Iglesia Católica siempre ha hecho énfasis en buscar lo que nos une, sin por ello negarse a abordar lo que nos diferencia. Pero claro, cuando una comunión eclesial como la anglicana, con la que se suponía que nos unían bastantes más cosas de las que nos unen con el resto de denominaciones protestantes, toma la decisión de alejarse radicalmente de la Iglesia Católica y las iglesias ortodoxas y orientales en algo tan esencial como el sacramento del orden y la moral sexual, no queda otro remedio que dejar constancia de que el camino hacia la reunificación queda cerrado. Los anglicanos son muy libres de suicidarse eclesialmente como les venga en gana, pero tanto Roma como los ortodoxos ya les han dicho que para ese viaje no cuenten con ellos. El anglicanismo está en proceso de autodestrucción aunque es posible que pretendan guardar las formas y dar una imagen de unidad que ellos saben falsa. Rowan Williams, druida en sus ratos libres, va a pasar a la historia como el Enterrador del Cisma que inauguró un rey adúltero. A pesar de la poca simpatía que tengo hacia ese cisma, es justo reconocer que en sus cinco siglos de existencia han sido muchos los anglicanos que han dado un buen testimonio cristiano. Ahí tenemos el ejemplo de C.S. Lewis por no ir más atrás en el tiempo. Y algunos de los mejores conversos al catolicismo proceden de las filas anglicanas, siendo Henry Cardinal Newman el más destacado de ellos. Su mención por parte del cardenal Kasper ha debido de poner de los nervios a todos los anglicanos que temen que se produzca otro gran éxodo hacia el catolicismo de anglo-católicos. No me cabe la menor duda que el propio Newman, aun habiendo entendido que la Via media es una quimera, vería con tristeza lo que está pasando en la comunión eclesial donde se bautizó. Pero también diría que lo que nuestros ojos contemplan es el resultado lógico de la naturaleza íntima del protestantismo en general y del anglicanismo en particular. Y eso debemos tenerlo muy en cuenta los católicos a la hora de hacernos ilusiones sobre el futuro del ecumenismo con los hermanos separados herederos de la mal llamada Reforma. Luis Fernando Pérez Bustamante
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