Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La Cope


Que un locutor ateo o agnóstico patine en una ocasión, que patinó, sobre el aborto, será menos grave que el que un sacerdote pague de su bolsillo abortos. Y que su arzobispo, ante ello, haga el Don Tancredo. ¿O es que ellos no tienen Ideario? ¿Y Mandamientos de la Ley de Dios? Yo a eso lo llamo hipocresía.

No es la COPE cuestión recurrente en este Blog. He dicho en varias ocasiones lo que pienso de ella y sigo pensando lo mismo. Pero como periódicamente se empeñan en hacerla actualidad, y ahora es uno de esos momentos, habrá que volver a ocuparse de ella. Y en primer lugar quiero mencionar a algunos comentaristas habituales del Blog, pocos ciertamente, permanentemente irritados con la emisora y que a nada que salte la liebre disparan contra la misma. Aunque la liebre corra por unos barbechos que no tienen nada que ver con el artículo del día. Manifiesto de entrada que les respeto mucho a ellos y su opinión. Aunque difiera de la mía. Y están en todo su derecho a manifestarla. El artículo no va en absoluto contra ellos y todo lo que quieran expresar en contra de lo que vaya a decir aquí quedará. Sin la menor censura. Y para coger el toro por los cuernos nos dejaremos de circunloquios. Porque no se trata de la COPE sino de Federico Jiménez Losantos. Lo demás va en el pack. A César Vidal, protestante conservador, parece que es muy difícil pillarle. En la COPE. ¿Que, como protestante, en otros lugares se expresa como tal? Pues parece lo lógico. En su programa, y he oído unos cuantos, nada de nada. Algunos dicen, yo no lo he oído, que hace unos días se expresó incorrectamente sobre los santos. Los canonizados, no Federico. Al mejor escribano se le escapa un borrón. Y bienvenido sea este amor a los santos hasta ahora tan dormido en muchos de los que se lo reprochan. Muy brevemente repetiré que no me parece lo ideal que en una emisora católica sean las estrellas un agnóstico o ateo y un protestante. Pero de lo que sí estoy convencido es que, si quiere tener audiencia, precisa buenos comunicadores y no católicos fervorosos que aburran hasta a las ovejas. Me parecería impresentable que los no católicos se sirvieran de la emisora para atacar a la Iglesia. Evidentemente no lo hacen. ¿Les sale de dentro o se contienen? No lo sé. Pero en la COPE no son unos enemigos de la Iglesia. Más bien la defienden de ataques que recibe. Y con notable contundencia. También debo decir que la COPE no es mi negocio. No me da de comer. No me lleva a sus tertulias. No le debo nada. En un par de ocasiones Jiménez Losantos y en una César Vidal, creo, porque tampoco llevo la contabilidad, se han referido amistosamente a este Blog. Se lo he agradecido y punto. No estoy obligado a más. La última ofensiva se ha desatado por una mañana desafortunada de Jiménez Losantos. Comunicador brillantísimo y de cultura más que notable, la religión no es lo suyo. Cosa por otra parte normal en un ateo o agnóstico. Que además no procede de campos eclesiales. Vamos, que no es un cura rebotado. Y cuando digo rebotado no me refiero a sacerdotes secularizados que son católicos practicantes o, al menos, que no están resentidos contra la Iglesia. La prensa se hizo eco, hace unos años, como tantas veces, de una noticia falsa. Que la Iglesia hacía abortar, o lo consentía, a monjas violadas en una guerra. Jiménez Losantos se lo creyó. Y así lo manifestó. Alguien le hizo ver la falsedad de su aserto y al día siguiente rectificó de plano. Y me da la impresión de que no es persona proclive a rectificar. Aunque puedo equivocarme en ello. Ese día se habló ampliamente en el programa sobre el aborto. Y Jiménez Losantos se manifestó abiertamente contra él. De un modo rotundo. Le parecían inaceptables todos los abortos salvo en un caso verdaderamente excepcional. El de la mujer violada. Y ahí entraban las monjas. Me pareció entenderle, además, que era partidario de una ley de plazos. Para evitar el asesinato de criaturas de seis u ocho meses.. Y los que están con la lupa, y la carabina, ¡qué más quisieron!. Pues ya me gustaría a mí una ley de plazos. Que el PP y el PSOE acordaran que no se mate a nadie de más de un mes o de dos meses. Evidentemente yo no quiero ningún aborto. Todos me parecen monstruosos. Pero se salvarían muchas criaturas si a la madre que llega de cinco meses, o de ocho, a una clínica abortista le dijeran: lo sentimos mucho, ha llegado usted tarde. Pues ese me pareció el sentido de lo que decía Jiménez Losantos. Los que le odian, y no diré yo que sin fundamento, vieron que la ocasión la pintaban calva. Y a por él. Me parece normalísimo que el PSOE, y ahora un PP a la deriva, quieran acallar a quien tanto daño les hace. Ya llama más la atención que a ese coro se unan voces de la Iglesia. Algunas con notable hipocresía. Porque que un locutor ateo o agnóstico patine en una ocasión, que patinó, sobre el aborto, será menos grave que el que un sacerdote pague de su bolsillo abortos. Y que su arzobispo, ante ello, haga el Don Tancredo. ¿O es que ellos no tienen Ideario? ¿Y Mandamientos de la Ley de Dios? Yo a eso lo llamo hipocresía. Aunque lo diga otro arzobispo. Que calla lo de su colega -¡viva el corporativismo!, y nos viene con el Ideario con el locutor. Se anuncian días difíciles para la Iglesia. Más aborto, eutanasia, más laicismo... Y se quiere cerrar la única voz escuchada de la Iglesia. Pues me parece un suicidio. Más inteligentes son los de Comisiones Obreras que cierran filas ante el riesgo de que todos los trabajadores de la COPE se vean en la calle. También me parece hipócrita lo de que la COPE, siendo de la Iglesia, no puede tener ese tono. Que lo digan los zaheridos es natural. Que le hagan corro una serie de eclesiásticos normales, de los anormales no hablo, me parece extraño. Por no utilizar otra palabra. Todo el mundo sabe, a los necios no los cuento, que la voz de Jiménez Losantos no es la de la Iglesia. Es la de él. Como la mía es la mía. La Iglesia no habla por nosotros. Ni por el cura que paga abortos. O por el que no cree en la virginidad de María. En un medio de comunicación generalista no se puede pretender que haya sólo oraciones y encíclicas. Porque no le seguiría nadie. A unos les gustará y lo seguirán y a otros no. Y se irán sin que ocurra nada. Ya se sabe lo que es la benemérita Radio María. Magnífica para lo que es. Pero para eso. Para defender a la Iglesia ante lo que se le avecina no vale. Pues los obispos verán en lo que se meten si arruinan a la COPE. Entendería perfectamente que se prescindiera de Jiménez Losantos y de César Vidal si tuvieran sustitutos que garantizaran la audiencia. O al menos un ochenta por ciento de la misma. Cerrar gratuitamente la COPE me parece, repito, suicida. Y, además, no gratuitamente. Porque en la gatera, hasta que se produjera el cierre, se iban a quedar millones. Que tendríamos que pagar todos los católicos. El tono, por otra parte, de Jiménez Losantos no es de hoy. Y hasta ahora nadie había dicho nada. Obispos, y curas con cargo y sueldo en la COPE, callados como lo que ustedes quieran. Si alguno hablaba era por fervores mucho más nacionalistas que eclesiales. ¿Es ahora cuando se dan cuenta del tono? Pues también parece raro. Cierro el tema con una cuestión utilizada últimamente. La Iglesia no puede tener en su emisora a un delincuente. Otra hipocresía más. Jiménez Losantos ha sido condenado a una multa, que no es firme, por algo que dijo de un político. Entiendo perfectamente que un pederasta, un traficante de drogas, un atracador, un terrorista, un asesino, un violador, sean personas no aptas para la COPE. Pero hay actos sancionados penalmente que ya me dirán ustedes lo que inhabilitan a una persona haciéndola impresentable. Entiendo que la multa a Jiménez Losantos, si llega a ser firme, es de esos. Si mañana un golpe de viento tira una maceta de mi balcón y tengo la mala suerte de que mate a una señora que pasaba por la calle, seguro que soy condenado por homicidio involuntario o imprudencia. Y sería tan honorable, o tan poco honorable, como antes del desgraciado suceso. Y me parecería desmesurado que por la calle me señalaran diciendo: ahí va un delincuente. Pues eso es lo que yo pienso de COPE. Y como lo pienso, lo digo. Francisco José Fernández de la Cigoña
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