Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El secularismo agresivo es lobo rabioso


No parece que sea, precisamente, exagerado, situar la imagen de un lobo que, en estado de agresividad máxima, pueda identificarse al poder establecido en España con tal animal irracional. Muy al contrario, pone de manifiesto lo que, en verdad, es una vertiente del gobierno que, para desgracia de los católicos (y resto de cristianos), tenemos que padecer en España.

por Eleuterio Fernández

El Semanario Católico de información del Arzobispado de Madrid, Alfa y Omega, ha entrado, como se dice, en harina, al tratar, entre otros temas y en su número del 3 de julio, el del secularismo que, en su vertiente agresiva, se manifestará en el Congreso federal que el PSOE celebrará a partir de hoy, 4 de julio, y hasta el próximo domingo, día 6. No han tardado mucho en levantarse voces digitales en contra de la visión que presenta el citado semanario sobre lo que, en verdad, se pretende llevar a cabo en el citado Congreso y que no es, como pudiera pensarse, algo benéfico para la sociedad sino, al contrario, algo nefasto para la misma (y es nefasto porque lo es, precisamente, contra lo justo religioso) por estar abiertamente en contra de todo lo que pueda sonar o parecer católico y, por tanto, cristiano. Muy bien dice el semanario de Madrid que, en realidad, no se trata en la ponencia marco donde se encuentran los problemas que podrían aplicarle, a los elaboradores de la misma, la denominación de lobos feroces. Políticamente correcta la misma ha dejado todas las malas artes para que las enmiendas a la tal ponencia hagan, digamos, el trabajo sucio. Así, por ejemplo, la corriente Izquierda Socialista, propone las siguientes lindezas: 1.-“Es indispensable una legislación que establezca nuevos criterios de colaboración de las confesiones religiosas con las administraciones públicas, procurando un trato igualitario para todas, sin privilegios confesionalistas” Ya podemos imaginarnos qué tipo de “nuevos criterios” deben estar pasando por sus cabezas. Seguramente no serán para que mejoren las relacionas sino, al contrario, para que, si es posible, desparezcan ya que ellos mismos dicen que no quieren que exista ningún tipo de “privilegios confesionalistas”. Esto va dirigido, por supuesto, contra la religión católica porque, en realidad, no están de acuerdo con el texto de la Constitución española que aún rige en nuestra nación. Pasan del artículo 16.3 (es una pena tener que repetirlo tantas veces: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”); les trae al fresco lo que dice (que es la verdad) y, sobre todo, no tienen la más mínima intención de que se cumpla. 2.-El diputado por Granada, José Antonio Pérez Tapias, lo deja todo bastante claro cuando dice que en realidad no es que pretendan atenerse “al principio de tolerancia” sino al “principio de laicidad“. Por lo tanto, aquí no cabe “más” tolerancia sobre la religión católica sino la simple aplicación de los principios laicistas que tanto ampara el Ejecutivo español y que, seguramente, van a verse incrementados por ponencias y actitudes como las aquí citadas. 3.-”Desde el PSOE se ve la necesidad de elaborar un Estatuto de Laicidad que establezca pautas comunes de actuaciones de las instituciones democráticas, los representantes políticos y los cargos públicos en relación con las confesiones religiosas, evitando todo comportamiento contrario a la aconfesionalidad del Estado y al principio de laicidad en que se inspira” Es decir que lo que pretenden es que se haga todo de forma “legal” (con la legalidad abusiva que se puede derivar de las urnas): que se concreten actuaciones iguales en las denominadas “instituciones democráticas” (o sea, formalmente, en todas), que “todos” los representantes políticos se vean afectados y que, en fin, lo que denominan “principio de laicidad” que es, más bien, un principio de ataque contra lo religioso católico (no nos engañemos sobre esto) lo impregne todo. Pero como eso no les debe parecer mucho, en dos temas cruciales para la imposición del laicismo en España, también se retratan: 1.-El aborto Al menos 20 enmiendas pretenden una “revisión” de la actual legislación que ya es, digamos, bastante permisiva. Por eso lo único que se puede pretender es que el aborto sea libre. Dice una de las enmiendas lo siguiente: “Los socialistas defendemos el derecho a la interrupción del embarazo, con seguridad jurídica para las mujeres y el personal sanitario, y con respeto a la voluntad de las mujeres. Los socialistas nos comprometemos a la regulación de una ley de plazos antes del fin de la legislatura”. Más claro, agua. O sea, que, efectivamente, van a hacer lo posible para que abortar pase de ser, a veces, algo clandestino (pero no penado, al fin y al cabo) a poder hacerse sin temor a nada (casi como ahora pero de forma legal) Esperemos que se aplique el principio de irretroactividad de las normas a la que venga como consecuencia de la aprobación de tal enmienda y que no salgan bien libradas las personas que, últimamente, se han visto afectadas (pienso, ahora, en Barcelona y en Madrid) por escandalosos casos de aborto. No se apoyará, por ejemplo, al Foro Español de la Familia que ha puesto en marcha el Programa RED MADRE (www.redmadre.es) y cuyo teléfono de Atención durante las 24 horas es 902 188 988 para que “generando una red solidaria de apoyo a la mujer embarazada” se puedan “encontrar alternativas positivas frente al drama del aborto”, porque lo que se pretende es otra cosa. 2.-La Eutanasia Al menos 10 enmiendas recogen una posibilidad que, en sí misma, es puramente aberrante: “a la regulación de una norma que garantice legalmente el derecho de las personas a una muerte digna”. Y esto, por mucho que se pretendan utilizar palabras que desvíen la vista de la Eutanasia es, exactamente, eso: Eutanasia pura y dura. Por lo tanto, no parece que sea, precisamente, exagerado, situar la imagen de un lobo que, en estado de agresividad máxima, pueda identificarse al poder establecido en España con tal animal irracional. Muy al contrario, pone de manifiesto lo que, en verdad, es una vertiente del gobierno que, para desgracia de los católicos (y resto de cristianos), tenemos que padecer en España. Y es que, muchas veces, los lobos también se presentan como son y no con piel de cordero. Eleuterio Fernández Guzmán
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