El error de los pagolistas
Es igual que la nota fuese confusa, difusa y mal redactada, que no lo es. Que tuviera faltas de ortografía. Es la voz de la Iglesia. Es magisterio. Es lo que Cristo estableció para regir a su Iglesia. Las opiniones contrarias a la nota tienen el mismo valor eclesial que el del "niño" Torres, Nuria Bermúdez o Luis Aragonés.
O no saben nada de la Iglesia o intentan liarla para ver como pueden salir del pozo en el que han caído. Y muy probablemente ambas cosas a la vez. Los ataques a la nota que pulveriza a Pagola y que le ha sumido, así como a su obispo, en un silencio estruendoso, - Sí, un silencio que habla a gritos-, son infantiles, inútiles y sólo demuestran que los pagolistas no saben que hacer. Es igual que la nota fuese confusa, difusa y mal redactada, que no lo es. Que tuviera faltas de ortografía. Es la voz de la Iglesia. Es magisterio. Es lo que Cristo estableció para regir a su Iglesia. Las opiniones contrarias a la nota tienen el mismo valor eclesial que el del "niño" Torres, Nuria Bermúdez o Luis Aragonés. Que estamos en la resaca de una bonita victoria. Ninguno. Son opiniones particulares de personas que no tienen la menor autoridad en la Iglesia. Aunque la tuvieran en el MOCEOP, en el Casino de Madrid o en la Real Academia de Farmacia. La nota en cuestión es magisterio ordinario de la Iglesia. Todos sabemos que ese magisterio no es por sí mismo infalible. Pero es el modo ordinario de regirse la Iglesia. Es su voz. Y como tal proclamada. No con solemnidades que la hagan infalible pero con presunciones muy sólidas de verdad católica. Y sobre puntos esenciales de la fe católica. No es la opinión particular de Agustín García Gasco, de Demetrio Fernández o de Juan Antonio Martínez Camino. Es lo que creen como obispos de la Iglesia. Y la voz de la Iglesia, por voluntad de Cristo y por sucesión apostólica es la voz de los obispos. Pues ese torpedo en la santabárbara pagolística ha hecho blanco. Y el barco se hunde. No sirve de nada que un teólogo, una monja o un laico digan que no hay impacto, que la Iglesia es Pagola o son ellos. De nada. Porque no es así. Y todos lo saben. Aunque quieran disimularlo como sea. Pagola podrá vender muchos más libros, recibir muchas adhesiones, lo que se quiera. Le podrán hacer hijo adoptivo de Entrevías, entrenador del equipo de fútbol de Euskadi o presidente de honor de la Juan XXIII. Pero su libro, en su primera versión, no expresa la fe de la Iglesia. Es más, la hiere. En otro caso no habría existido la nota. Si Pagola hubiera escrito un libro sobre la superioridad de la gallina vasca o los diferentes modos de cocinar el marmitako los obispos no habrían intervenido. Si lo han hecho es porque consideraron que era peligroso para la fe. Y eso va a misa. Si yo mañana digo que Perengano es un mal obispo sólo hablo yo. Puede ser que unos estén de acuerdo y otros no. Pero no pasamos de opiniones particulares. Si lo dice el Papa ese obispo está perdido. Pues más o menos con Pagola. Ha escrito un libro que no responde a la fe de la Iglesia y que puede dañar a personas de escasa formación. Y lo aseguran los únicos que pueden hacerlo. Después de ello ya lo podemos decir también, con autoridad, los demás. No con autoridad propia sino con la que nos da el repetir lo que dicen los que la tienen. Entiendo perfectamente el cabreo de los que piensan igual que Pagola. Porque también ellos has sido desenmascarados. Y sus adhesiones, hasta el momento tan escasas, por algo será, van a retratarles. Francisco José Fernández de la Cigoña
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