Movida en la COPE

Según informaba estos días atrás el diario digital PRNoticias, se hablaba en algunos mentideros profesionales de próximos cambios en la dirección de programas estrella de la cadena de radio de los obispos, como la llaman más de uno. PRNoticias es un periódico que informa de las novedades que se registran en el mundillo de los medios de comunicación en cualquiera de sus facetas.

Los rumores afectan principalmente a Ernesto Sáenz de Buruaga, conductor del programa “Así son las mañanas”. Personalmente desconozco si las habladurías tienen algún fundamente, aunque, como suele decirse, cuando el río suena, agua lleva. Pero también podría tratarse de un chisme de este gremio tan suelto de lengua. En todo caso, el programa ha bajado mucho de tono y de audiencia desde los tiempos ruidosos del peleón Federico Jiménez Losantos. No es que yo quiera defender ahora al turolense, que no necesita que nadie dé la cara por él. Se basta y sobra para reivindicarse por sí solo (menudo es), pues, aunque pequeñito, nunca rehuye el cuerpo a cuerpo, la batalla dialéctica, en la que se maneja como pocos. Debe ser cosa de los bajitos, como José María García, que fue quien introdujo el estilo agresivo y faltón en la –hasta entonces- seráfica COPE, tan mansita como marginal.

Volvamos a los tiempos actuales. Sáenz de Buruaga da más imagen de presentador de televisión, por su aspecto físico, un tanto guaperas, que de profesional de la radio, donde no se ven las caritas, y sólo cuenta la fuerza, el vigor de la palabra, y en este sentido, el de Miranda, baja bastante de nivel. Para empezar, su dicción, a veces acelerada y confusa, supongo que no se tendría como modelo en una escuela de radiofonía. Por ejemplo, la que tenía montada en Radio Juventud, el muy piadoso, azul y excelente maestro de “habladores de radio” (como los llamaba mi hija Marta de pequeña), Aníbal Arias. El tipo de locutor a lo Fraga (q.e.p.d.), urgido y atropellado, abunda bastante en la COPE. Pero el campeón de los velocistas es un redactor de a pie de la sección de deportes, cuyo nombre no he logrado todavía captar. También hay en esa emisora excelentes verbalistas, como Elsa González, cuyo pausado decir y estupenda locución, da gusto oír, aunque últimamente aparece poco en micrófono. Acaso porque lo hace demasiado bien. Eso, ahora no se cotiza. Haría falta en las radios un corrector de dicción, de la misma manera que antaño había un corrector de pruebas en los periódicos, pero esos puestos han sido suprimidos de las plantillas, porque no son “rentables”. Y se nota mucho en la prensa, pues hay que ver la cantidad de erratas que llevan los periódicos, aparte de la pésima estructura de muchas informaciones. Son de llorar. Yo me pregunto de qué facultad de periodismo sale tanto indocumentado. Me temo que de todas, porque tampoco los profesores del oficio son, por lo general, para tirar cohetes.

Si Sáenz de Buruaga fuera sustituido no me sorprendería. Aparte de lo dicho sobre su dicción, que a ningún directivo de la “cadena de los obispos” parece preocupar, su estilo blandito, “equidistante”, sosote, es el menos apropiado para crear clientela. Forzosamente los oyentes de la COPE, no pueden dejar de compararlo con el añorado Federico (añorado por muchos, temido por otros), del que podrían decirse muchas cosas, dadas sus maneras a veces desmedidas y bravías, pero es que Buruaga es puro merengue, dulzón, pastelero, reverente. Lo que yo no sé si ese estilo complaciente hasta con los enemigos, sale de él, o lo “sugieren” los ejecutivos de la cadena o acaso de más arriba aún. ¡Oigan, no sean tan blandengues, que ya mandan los “nuestros”! Bueno, es un decir.