Bueno, preciso, no la letra completa de todo el himno, que eso debe ser algo así como una tarea de titanes, dado que ninguna institución, Academia, Casa Real, etc. se han atrevido a hincarle el diente a un par o tres de estrofas en plan patriótico o así, pero al menos ya tenemos el estribillo para intercalar entre las estrofas. Lo oímos una vez más el día de la Fiesta Nacional, de la Raza, de la Hispanidad, de la Virgen del Pilar, patrona de la antigua España, o como quiera que tenga que llamarse, según caiga en día par o impar, que con tanta novedad, ya no sabe uno si sigo siendo de los nuestros, que diría Pío Cabanillas (padre, por supuesto), si viviese. El estribillo, que conoce de carrerilla el personal de estos pagos, no es otro que aquel que dice: Zapatero, vete ya; Zapatero, dimisión... y contigo la Chacón. Esto último no me suena que lo gritara la gente, que igual me lo he sacado de la manga, pero estoy seguro que lo pensaría la inmensa mayoría de los familiares de militares y los propios uniformado presentes en el mini desfile del 12 de los “corrientes”. Tan mini que un poco más de austeridad y me quedo sin ver a mis regulares del alma, aunque no fueran los del Grupo de Melilla número 2, que esos si son los míos, sino el 3 de Ceuta, como me quedé sin ver al escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, con el tipo de bigotes y barbas semejante a los que pintaba con buena mano el pintor “social” catalán, Ramón Casas, arreando estopa a los obreretes en huelga. A mi me parece bien eso de la austeridad y reducir el despilfarro, pero puestos a podar, bien podría el ZP de nuestros pecados, empezar por los ministerios inútiles y las ministras florero o nocivas, como Igualdad, Vivienda, Sanidad –cuyas competencias están trasferidas a los reinos de tifas-, Cultura, Vicepresidente tercera, y así, de oca en oca hasta llegar a los pesebres de sindicaleros y peliculeros, que te mando madre con esta panda de chupones.
Como la gente enjaulada en el paseo de la Castellana no dejó de entonar el estribillo durante toda la ceremonia castrense, que a eso se llama fervor patriótico, los voceros del gobierno, en particular doña Chacón, se han puesto muy dignos, según su estilo cuando se ven acorralados, apelando a la dignidad de la instituciones, al respeto que se debe a los símbolos “nacionales”, etc., etc. Tendrá morro la tía esta. Pero si ella fue una de las principales defensoras del estatut (y força en el canut), violentando la Constitucióny envileciendo –todavía más- la unidad nacional, representada por la bandera bicolor en la que se envuelven ahora estos socialistas de espíritu apátrida aunque de bolsillo personal españolísimo, que se pegan al presupuesto como lapas.
La gente, desterrada a la periferia de los actos solemnes escenificados frente a la tribuna real, ¿se enteraban de algo de lo que allí estaba ocurriendo? ¿Podía respetar nada si con toda seguridad nada sabía lo que se estaba haciendo? Si la mandaron a la quinta puñeta, recluidos entre barrotes como monos del zoo, como maleantes, como apestados, como indeseables que no pueden acercarse a los dioses del Olimpo monclovita, para aplaudir o silbar, como en todo espectáculo que se precie. Y la Chacón, esa generala en jefa que sospecho que no sabe distinguir un almirante en traje de gala de un portero con antorchados de un gran hotel, pues esa militara interina puesta ahí para humillar al personal de uniforme, va y dice que habrá que regular el protocolo de estos actos. O sea, que el año que viene, si todavía sigue en la Moncloa ZP, el vendepatrias, para rematar la ruina de España, esta señora pondrá un bozal a todo el que se acerque como poco a diez leguas en derredor de la tribuna de autoridades en el Día de la Fiesta Nacional. Pues bien, aún desterrando al extrarradio a quienes pagan impuestos y votan, seguirán gritando, cargados de razón, ¡Zapatero, vete ya, Zapatero dimisión, y contigo la Chacón! Es una manera, como otra cualquiera, de ir escribiendo poquito a poco el himno español desde las entrañas del pueblo, desde el corazón de las masas, que diría un marxista al modo del supuesto leonés y la Pajíndel puñete. Del puñete y no de la puñeta, entendámoslo bien, que las palabras, como las escopetas, las carga el diablo.