De Isabel a Isabel
Benedicto XVI ha llegado al Reino Unido invitado por la sucesora de aquella gran reina Isabel I, otra Isabel, de la que, se ha llegado a decir, es católica en secreto.
Desde que Enrique VIII se autoproclamó jefe de la Iglesia de Inglaterra con la excusa de su divorcio de Catalina de Aragón, pero en realidad para apoderarse de los cuantiosos bienes que la Iglesia tenía en manos del clero secular, las relaciones entre el papado y la corona de Inglaterra fueron tortuosas. Sin embargo, lo único que separaba a ambas iglesias, no eran cuestiones doctrinales insalvables, sino el reconocimiento del Papa como cabeza visible de la Iglesia. De hecho, quien haya asistido a alguna ceremonia religiosa en Westminster Abey habrá podido comprobar que su misa y la nuestra preconciliar son prácticamente idénticas. Esa separación se consumó durante el reinado de la gran reina Isabel, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, cuando se decapita a María, fruto del matrimonio válido entre el Rey Enrique y Catalina de Aragón, católica, obediente al Papa, y nieta de nuestros Reyes Católicos.
Hace pocos meses asistimos a un hecho insólito para muchos: la conversión al catolicismo del escocés Tony Blair, quien durante diez años fue primer ministro laborista de Gran Bretaña. Mas el hecho de esta conversión no resultaba tan extraño para quienes hayan seguido la trayectoria religiosa e intelectual de muchos anglicanos en el Reino Unido. El motivo del viaje del Santo Padre a las Islas Británicas es, esencialmente, para presidir el solemne acto de beatificación del cardenal Newman, probablemente de ascendencia judía, quien siendo sacerdote anglicano abrazó la fe católica alcanzando la máxima dignidad de la Iglesia en el reinado papal de León XIII. Newman creó en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri que tuvo —y sigue teniendo— una gran influencia espiritual en Inglaterra y otras partes del mundo. Sólo la conversión de Chesterton a principios del siglo pasado y la de Blair ahora, han armado tanto revuelo como el que se organizó en el XIX con la conversión de Newman.
Esta vez Benedicto XVI ha llegado al Reino Unido invitado oficialmente por la sucesora de aquella gran reina Isabel I, otra Isabel, la segunda con ese nombre, de la que, se ha llegado a decir, es católica «in pectore» —es decir, en secreto—. En cualquier caso las relaciones entre el Papa de Roma y el Arzobispo de Canterbury, doctor Rowan Williams, primado de la comunión anglicana, son tan fraternales que han emitido un comunicado conjunto ante la histórica visita lleno de ese espíritu de unidad que anima a muchos anglicanos y católicos.
Publicado en ABC
Hace pocos meses asistimos a un hecho insólito para muchos: la conversión al catolicismo del escocés Tony Blair, quien durante diez años fue primer ministro laborista de Gran Bretaña. Mas el hecho de esta conversión no resultaba tan extraño para quienes hayan seguido la trayectoria religiosa e intelectual de muchos anglicanos en el Reino Unido. El motivo del viaje del Santo Padre a las Islas Británicas es, esencialmente, para presidir el solemne acto de beatificación del cardenal Newman, probablemente de ascendencia judía, quien siendo sacerdote anglicano abrazó la fe católica alcanzando la máxima dignidad de la Iglesia en el reinado papal de León XIII. Newman creó en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri que tuvo —y sigue teniendo— una gran influencia espiritual en Inglaterra y otras partes del mundo. Sólo la conversión de Chesterton a principios del siglo pasado y la de Blair ahora, han armado tanto revuelo como el que se organizó en el XIX con la conversión de Newman.
Esta vez Benedicto XVI ha llegado al Reino Unido invitado oficialmente por la sucesora de aquella gran reina Isabel I, otra Isabel, la segunda con ese nombre, de la que, se ha llegado a decir, es católica «in pectore» —es decir, en secreto—. En cualquier caso las relaciones entre el Papa de Roma y el Arzobispo de Canterbury, doctor Rowan Williams, primado de la comunión anglicana, son tan fraternales que han emitido un comunicado conjunto ante la histórica visita lleno de ese espíritu de unidad que anima a muchos anglicanos y católicos.
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