Las examina el Vicario Auxiliar del Opus Dei, Mariano Fazio, en su libro «Ciudadanía»
10 normas que San Josemaría daba al Opus Dei para actuar en política y en la vida pública
Un miembro del Opus Dei ¿puede participar en cualquier asociación o incluso formación política?
En septiembre de 2020, Isabel Sánchez Serrano, una numeraria del Opus Dei que dirige la Asesoría Central del Opus Dei, explicaba, entrevistada en varios medios, que en el Opus Dei cabe gente de cualquier opción política, incluso la extrema izquierda de Podemos, pero "siempre que defienda los valores del Evangelio". "Tampoco he conocido a alguien así como muy radical, pero eso es porque no hablamos mucho de política", matizaba.
Mariano Fazio, Vicario Auxiliar del Opus Dei, ha querido tratar estos temas de doctrina social y participación en la vida pública a partir de las enseñanzas de San Josemaría en su libro Ciudadanía. San Josemaría y el bien común (Palabra). Fazio introduce una selección de textos y citas del fundador de la Obra en torno a los deberes a seguir por sus miembros cuando participan en la vida pública.
Muchos considerarán que son recomendaciones interesantes para cualquier cristiano.
1º Evitar "doble vida" privada y pública
Fazio advierte de casos de "falta de coherencia entre lo que se cree y lo que se vive", lo que se plasma en "incoherencias entre la moral natural o la doctrina cristiana y algunas actuaciones en la vida social de los católicos", lo que "representa un obstáculo para la búsqueda del bien común". Como denunciaba San Josemaría en una de sus cartas, "es frecuente incluso entre católicos que parecen responsables y piadosos, el error de pensar que solo están obligados a cumplir sus deberes familiares y religiosos y apenas quieren oír de sus deberes cívicos".
El cristiano, agrega Fazio, "no puede tener una doble vida" o "doble personalidad", pues "la falta de coherencia entre lo que se cree y lo que se vive es una de las grandes enfermedades de la cultura contemporánea". "Es necesario imitar a Jesucristo para darlo a conocer. Sabemos que Cristo se hizo hombre a fin de introducir a todos los hombres en la vida divina, para que viviésemos individual y socialmente la vida de Dios".
2º "No cruzarse de brazos" ante el laicismo
Según el autor, San Josemaría también reiteró la importancia de que los ciudadanos ejerciten sus derechos en tanto que son "derechos de Dios" últimos.
"No podemos cruzarnos de brazos, cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, en la cultura, en la vida familiar. No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, Él los ha confiado ¡para que los ejercitemos!".
En Ciudadanía, Mariano Fazio condensa las propuestas que considera esenciales del mensaje de San Josemaría Escrivá en torno a la búsqueda del bien común o la participación de los fieles en la vida pública.
3º Fidelidad a la doctrina, respeto a la persona
En Ciudadanía también se sobreponen los términos empleados por el santo a la hora -santa transigencia y santa intransigencia- de abordar "un tema central en la actuación de los cristianos en la plaza pública" como es la "fidelidad a la doctrina". Una fidelidad que debe ir de la mano con la "acogida y respeto por todas las personas, también las que se encuentran en el error".
Escrivá lo explicaba así: "Es preciso, sin embargo, que enseñéis a mucha gente a practicar esta doctrina, porque no es difícil encontrar quien confunda la intransigencia con la intemperancia, y la transigencia con la dejación de derechos o de verdades que no se pueden baratear…No podemos colocar el error en el mismo plano que la verdad, pero debemos acoger con gran compasión a los que están equivocados".
4º Santa transigencia o "ceder en lo opinable"
Abordando uno de los conceptos previos, Fazio explica que para San Josemaría, la "santa transigencia" supone "vivir en una conversación continua con nuestros compañeros, nuestros amigos, con todas las almas que se acerquen a nosotros. Ciertamente podríamos llamarla tolerancia, pero tolerar me parece poco, porque no se trata sólo de admitir, como un mal menor e inevitable, que los demás piensen de modo diferente o estén en el error. Se trata también de ceder, de transigir en todo lo nuestro, en lo opinable, en aquello que no tocando lo esencial podría ser motivo de discrepancia. Se trata de limar asperezas donde puedan limarse, para crear una plataforma de entendimiento que facilite la luz a los equivocados".
5º El trato con quienes combaten a la Iglesia
Tratando el "diálogo" y "pluralismo" en San Josemaría, Ciudadanía refiere el llamado del santo a "acercar lo que nosotros consideramos la verdad" también a quienes odian a Jesucristo. "Esos nos dan mucha pena, por eso hemos de procurar tratarles con afecto, ayudarles a encontrar la fe, ahogar el mal en abundancia de bien. Si combaten a la Iglesia por mala fe, nuestra recta conducta humana, firme y amable, será el único medio para que, con la gracia de Dios, descubran la verdad o al menos la respeten".
`No podemos colocar el error en el mismo plano que la verdad, pero debemos acoger con gran compasión a los que están equivocados´.
6º El mejor servicio es dar doctrina
Fazio asegura que de entre las múltiples dimensiones del servicio que deben guiar al gobierno, Escrivá subrayaba una: "El mejor servicio que podemos hacer a la Iglesia y a la humanidad es dar doctrina. Gran parte de los males que afligen al mundo se deben a la falta de doctrina cristiana".
7º "No dejar la política en manos de los enemigos de la Iglesia"
San Josemaría pedía a los católicos participar en lo que llama "focos de irradiación directos" del bien común como es la política. "Os habéis de hacer presentes sin abandonar imprudentemente la vida pública de las naciones -sería un error gravísimo- en la que actuaréis como ciudadanos corrientes. La presencia leal y desinteresada en el terreno de la vida pública ofrece posibilidades inmensas para hacer el bien, para servir. No pueden los católicos desertar ese campo, dejando las tareas políticas en las manos de los que no conocen o no practican la ley de Dios, o de los que se muestran enemigos de su Santa Iglesia".
8º Consejos del gobierno para el bien común
A lo largo de Ciudadanía, Fazio también se detiene para recordar los consejos de San Josemaría para gobernar con vistas al bien común. Entre los plasmados en su libro Surco, cita el "saber repartir responsabilidades, rodearse de personas doctas y rectas moralmente y no de mediocres, tomar las decisiones escuchando a los colaboradores, nunca hablar con ligereza sobre temas que el gobernante desconoce o tener la convicción de que quien gobierna no lo sabe todo y debe aprender de los demás".
9º No cumplir leyes que solo lo son de nombre
En su interpretación, Fazio recuerda que San Josemaría invita a "respetar las leyes válidas que concuerdan con la ley natural" y que "reconozcan y protejan la dignidad de la persona humana". Algo que argumenta más adelante recurriendo a una carta del santo fechada en 1959, donde recordaba a los miembros del Opus Dei el deber de "dictar leyes justas que puedan cumplir los ciudadanos". Lo contrario, escribía, "es un abuso de poder y un atentado a la libertad de la gente, deforma sus conciencias, además, porque en esos casos tienen perfecto derecho a dejar de cumplir esas leyes que solo lo son de nombre".
10º Justicia social frente al marxismo ateo
Otra de las máximas que extrae Fazio de San Josemaría y los deberes cívicos es la práctica y fomento de la justicia social. El cristiano, resume, "no puede quedarse de brazos cruzados frente a las injusticias sociales. [San Josemaría] consideraba que, si la vida espiritual era auténtica, necesariamente debía desembocar en la cercanía a las personas que sufren. De otra manera se caería en una religiosidad subjetivista", explica el Vicario Auxiliar del Opus Dei.
Así lo decía el fundador de la prelatura: "Si por izquierda se entiende el bienestar para los pobres, satisfacer el derecho a vivir con un mínimo de comodidad, a trabajar, a estar bien asistidos si se ponen enfermos, a tener hijos y poderles educar, entonces estoy más a la izquierda que nadie. Naturalmente, dentro de la doctrina social de la Iglesia y sin compromisos con el marxismo o con el materialismo ateo, ni con la lucha de clases, anticristiana, porque en estas cosas no podemos transigir".