Para ser campeones
por Santiago Martín
Muchos de mis amigos americanos me han escrito estos días felicitándome por la victoria de España en el Mundial. Y eso que saben que no me gusta el fútbol. Consideran que es una gran suerte para España dicha victoria y se alegran por ello. No digo yo que no haya sido bueno, pues sólo por ver tanta bandera española en Barcelona o Bilbao ha merecido la pena. Pero lo que a mí me gustaría de verdad es que fuéramos campeones en solidaridad con los parados, o en defensa de la familia y de la vida.
¿Qué podríamos hacer para conseguirlo? Quizá bastaría con que nos sintiéramos avergonzados por estar a la cabeza del mundo en destrucción de puestos de trabajo, o en aprobación de leyes anti familia y anti vida, o en la creación de situaciones en los que se multiplican los casos de violencia doméstica.
Ganar en el fútbol tiene mérito e importancia. Ganar en todo lo que sirva para defender la dignidad del hombre es lo verdaderamente decisivo. Los santos son nuestros porteros, defensas y delanteros. ¿Dónde están? Los hemos tenido. Y han sido de los grandes: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola, Juan de Dios, Maravillas de Jesús.... Hoy también los hay y un ejemplo es el efecto que está causando la película sobre el sacerdote Pablo Domínguez. Las circunstancias exigen que todos lo seamos y Dios tiene derecho a ello.
¿Somos conscientes de que dentro de nosotros puede haber un atleta de Dios? ¿Un Casillas, un Pujol, un Villa o un Iniesta? Pongamos a España en el primer puesto del mundo en lo que de verdad importa. Depende de nosotros.
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