Es aquello que un suspiro rompe y una palabra mancha. Es lo que un pensamiento puro ensucia y una lágrima desencaja.
Sobran gestos y palabras. Tantos, tantas.
Es altamente probable que nos sobre el claustro y la celda: no hacen falta. La celda interior de Santa Catalina, tan rica en palabras inefables.
Catalina tuvo que hablar en el lenguaje del mundo, el de las máscaras. Lo inexpresable se metió en el mundo en silencio, poco más de treinta años según nuestro poético calendario.
Un suspiro que no rompió la nada: fue, Es Tan Delicado.
Y luego rasgó todos los velos y salió de su propio velo -de hombre- y vive en la infinita solidez de la Vida.
Ya está. No hace falta ya nada porque todo es; desvanecido aquí, abajo, como un guiño.
No corran. Basta un banco, un paseo, el asiento del autobús. Un teclado. Y esa pared gris nos ofrecerá la Paz, de una simplicidad pobre y vulgar, si es que se nos concede ver la Paz en el cemento.
No vayan al bosque. No hace falta. Una sola flor entre adoquines es suficiente. Moderen sus deseos hasta desear solo el Infinito.
Alzo la vista hacia el árbol pelado, las nubes, las antenas de televisión, la chimenea humeante, el rótulo brillantísimo, hortera. No me envidien, veo la Paz. Rodeado de ruido me envuelve un silencio primigenio y providencial.
Cuando el sol se pone entre dorados, podría llorar de agradecimiento. Tengo que llorar de agradecimiento, porque vi la Paz en el quirófano, más paz que en el amanecer invernal de Lourdes, créanme.
Y entonces, pues, no se reza, no se piensa, no se dice. No se escribe, pobre violador de silencios eternos.
¿Por qué todo el mundo cree tener derecho a escribir? Es más: creen tener derecho a actuar. Sin permiso. Sin fin. Vuelvan al barrio de su niñez, por favor. Todos.
(Lampedusa, un libro. Walser, veinte años contemplando. La Biblia: unos cuantos libros en miles de años. Suficiente. Por favor, es más que suficiente).
-¿Por qué no leemos en las pobres vasijas, como Morandi?
La verdad es un niño. Nos parece un insulto que sea un niño. ¿Yoga, posturas, gimnasia, abrazar árboles? Todo es violencia gratuita, humana, menos que humana.
-El árbol quiere ser fuego. Y la uva, vino. La semilla quiere morir.
Nos llevan y queremos llevarnos. Ciegos y guías de ciegos.