La hermana de Luis XVI que va para santa
Poco conocida en nuestro país, Madame Élisabeth, la hermana del último rey de Francia no sólo es conocida y venerada en Francia, sino que el cardenal Ving-Trois, arzobispo de París, introdujo su causa de beatificación el pasado mes de noviembre de 2017.
Ahora nos llega la excelente biografía que de Madame Élisabeth ha escrito el reputado historiador Jean de Viguérie. Una obra que no defrauda y que, sin renunciar al rigor, se lee casi como una novela.
Huérfana en la Corte de París
La vida de Madame Élisabeth es intensa. Se cría en la Corte, huérfana desde muy pequeña pero muy unida siempre a su familia, incluida también su cuñada María Antonieta, con quien le unió una estrecha amistad. A los quince años decide entregar su vida a Dios pero sin apartarse de su familia, a la que cuidará y aconsejará hasta el final.
Devota y propagandista del Sagrado Corazón, lleva una vida ordenada de misa diaria y confesión frecuente. Una vez dispone de casa propia, en Montreuil, se vuelca para atender a los pobres, quedándose a menudo sin dinero y teniendo que tomar prestado.
Ante el vendaval del terror revolucionario
Es también de los pocos que ve clara la naturaleza de la Revolución desde el principio, aunque sus advertencias no fueron tomadas en serio. Luego, cuando la tragedia se hace inevitable, rechaza la posibilidad de escapar del país, como tantos de su entorno harán, para permanecer con su hermano, Luis XVI, y su familia. Organiza además una asociación de amigos que hacen cadena de oraciones al Sagrado Corazón y prometen atender a los sacerdotes refractarios que se mantuvieron fieles a Roma.
Dispuesta al martirio, rezando y confortando a quienes la rodeaban, tras dos años de reclusión fue guillotinada durante el periodo del Terror. La oración que rezaba diariamente y que propagó entre sus allegados lo dice todo sobre su abandono a la Divina Providencia y empieza así: “Ignoro por completo, Señor, qué me pasará hoy. Todo lo que sé es que no me pasará nada que Vos no hayáis previsto desde toda la eternidad. Esto me basta, Señor, para estar en paz”.
Esperando que su causa avance, esta biografía es un excelente modo de acercarnos a una época y ambiente y a una persona cuyo ejemplo de vida cristiana continúa removiendo nuestras conciencias.