¿Por qué conducen los ingleses por la izquierda?
¿Quién no se ha planteado alguna vez de dónde se han sacado los ingleses eso de conducir por la izquierda? La respuesta habitual es que los ingleses son así, gente excéntrica, con ganas de dar la nota y con tendencia a llevar siempre la contraria con tal de distinguirse de sus vecinos del otro lado del canal de la Mancha (¿o hay que llamarlo English Channel?).
Pues lo cierto es que la respuesta es mucho más compleja e interesante.
Eso de circular por la izquierda, en realidad, no es ninguna rareza, sino que fue lo normal durante muchos siglos. Nos referimos, claro está, no a los automóviles mecánicos sino al transporte a caballo. Aunque inicialmente no hubo regla escrita, fueron los caballeros quienes adoptaron la costumbre de ir por la izquierda de los caminos. ¿El motivo? Tener el brazo derecho, con el que la mayoría esgrimía la espada, dispuesto para afrontar a quien se cruzara en su camino. Si hubieran ido por el lado derecho, el brazo bueno, el derecho, hubiera quedado en la parte de fuera, dificultando así el enfrentarse al atacante que le saliera al paso. De hecho, en las justas y torneos se mantiene esta regla: los caballeros se acometen yendo cada uno por la izquierda, mientras blanden la lanza con su brazo derecho.
El primer documento del que se tiene constancia de la obligación oficial de circular por la izquierda, que hasta entonces era solo una costumbre, data del año jubilar de 1300. La afluencia de muchedumbres a Roma, colapsando la circulación especialmente en el puente de Castel Sant’Angelo (al que alude el mismísimo Dante en su recorrido por el infierno de la Divina Comedia), hizo que el Papa Bonifacio VIII decretase la circulación obligatoria por la izquierda (fue el primero que, además, mandó pintar una línea blanca por el medio de la calzada para delimitar los sentidos de la marcha). Esta costumbre se fue recogiendo en diversas leyes y ordenanzas, como por ejemplo la decretada por el alcalde de Londres en 1722 para ordenar el intenso tráfico sobre el Puente de Londres, por la que se decretaba que “todos los vehículos que entran en la ciudad desde Southwark ocupen el lado oeste del puente”.
En la época de las carrozas conducir por la izquierda hacía que el cochero, que solía llevar su látigo en la mano derecha, redujera considerablemente la probabilidad de golpear a un peatón cuando lo llevaba hacia atrás para coger fuerza.
Esta costumbre se modificó en el continente durante la Revolución Francesa, al parecer porque se consideraba una “imposición clerical” (al igual que el personaje de la esfera y la cruz de Chesterton, que veía cruces por doquier, los revolucionarios veían herencias “clericales” por todos sitios). Fue Napoleón quien, de la mano de sus ejércitos, impuso la nueva circulación por la derecha a lo largo y ancho del continente. Obviamente el Reino Unido, que se libró de Napoleón, mantuvo la circulación por la izquierda (aunque en muchos países el sentido obligatorio de la marcha no se codificó hasta bien entrado el siglo XX).
Así, la circulación por la derecha es herencia de la Revolución, mientras que aquellos países que no fueron hollados por las botas de Napoleón han podido continuar transitando por el lado que decretó Bonifacio VIII. En concreto son 76 los estados en los que se conduce por la izquierda, la mayor parte por herencia británica, entre los que se cuentan Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, la India, Indonesia o, incluso, Japón.