Miércoles, 04 de diciembre de 2024

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Una puesta al día del humanismo

Una puesta al día del humanismo

por Ideas para revolucionar el mundo

Una puesta al día del humanismo tradicional de Occidente.

El gran tema de nuestra época, marcada por el fracaso del proyecto ilustrado y los nihilismos subsiguientes que desestabilizan la familia, los sistemas económicos, los regímenes políticos  y hasta las iglesias y la propia persona, es volver a pensar en el hombre para ayudar a las nuevas generaciones a aclararse sobre en qué consiste ser buena persona y posibilitar así una educación de los más jóvenes que sea digna de tal nombre. Una reflexión antropológica a la altura de este reto exige anclar el pensamiento en lo mejor y más válido de la tradición humanista de Occidente y afrontar desde ahí los retos de las nuevas ideologías antihumanistas (nihilismo, economicismo individualista, género, especismo animalista, transhumanismo, etc).

Esto es lo que hace con notable acierto el libro que comento a continuación.

Alfredo Marcos, catedrático de filosofía de la ciencia, y Moisés Pérez Marcos, doctor en filosofía y licenciado en teología, han escrito un libro en que se plantean las más acuciantes cuestiones antropológicas de nuestra época. En Meditación de la naturaleza humana (BAC, 2018, 393 págs.) los autores afrontan una reflexión a la altura de nuestros días sobre qué es el hombre (parte primera, págs. 3 a 88) basándose en la antropología de Aristóteles a la que califican como filosofía del sentido común, actualizada de la mano de pensadores como Tomás de Aquino y MacIntyre; sobre la felicidad humana y cómo educar hoy para ser feliz (parte segunda, págs. 89 a 194); sobre los humanos y los otros animales (parte tercera, págs. 195 a 252) con análisis de las actuales posturas animalistas y especistas y, en particular, del proyecto gran simio de Singer ; sobre el papel de la ciencia y la tecnología en la vida humana y los retos que plantea el transhumanismo (parte cuarta, págs.253 a 328); y (quinta parte, págs. 329 a 393) sobre el sentido de la vida humana a título de reflexión conclusiva de la obra.

El libro es de fácil lectura para un lector con cierta formación y hábito de reflexión filosófica y creo que es de máximo interés tanto por su enfoque como por las materias que trata: los autores rescatan y fundan con seriedad el concepto de naturaleza humana a partir de la tradición aristotélica y lo enriquecen con las mejores aportaciones de los tiempos actuales y en dialogo permanente con los pensadores neoaristotélicos del siglo XX y con las ideologías que han determinado la modernidad con sus luces y sus palmarios fracasos. Esta obra no es una mera reflexión abstracta sobre las grandes cuestiones de la metafísica, sino un análisis de los temas perennes a partir de los debates de actualidad sobre las cuestiones de nuestra época: ecología, ciencia, técnica, derechos humanos, educación, familia, economía, etc.

La estructura de la obra es de raigambre socrática; cada capítulo es un diálogo de los autores con los pensadores clásicos y modernos que pueden ayudar a hacer luz sobre cada tema. Se acerca así esta obra a algunas de las mejores tendencias de las Universidades punteras: pensar leyendo los grandes libros.

Sería imposible resumir aquí todos los temas tratados en esta obra, pero resalto algunos en que me ha parecido especialmente lúcida:

  1. a) en la primera parte se muestra la vigencia intelectual del concepto de naturaleza humana aristotélico enriquecido por MacIntyre y Hans Jonas entre otros en el siglo XX, mostrando que los hombres somos animales y a la vez sociales y racionales; y que estas tres dimensiones de lo humano no son compartimentos estancos, sino que se yuxtaponen y se implican en la realidad biográfica de cada hombre.

Se resalta la vulnerabilidad humana derivada de nuestra condición animal. La puesta en valor de la vulnerabilidad humana (siguiendo a autores como MacIntyre, Fukuyama y Habermas) permite a los autores acercarse con aprecio a aquellos de nosotros que por enfermedad o edad son más dependientes y en sentido crítico a ciertas propuestas animalistas y transhumanistas y proponer unas políticas de la dependencia profundamente humanistas frente a los postulados de autores modernos como Singer o Sloterdijk.

  1. b) en la segunda parte analizan el concepto de desarrollo humano sostenible, basándose en la idea aristotélica de la felicidad como fin de la vida humana. Recuerdan los autores que para el maestro griego la felicidad no es un estado, sino una actividad, una tarea que nos permite construir en nosotros mismos una segunda naturaleza a partir de las virtudes que adquirimos. Surge así de nuevo la idea de la educación como construcción de personas felices por virtuosas, de gran fecundidad pedagógica para volver a inspirar proyectos educativos humanistas a la altura de las necesidades actuales. El capítulo VI de la parte segunda (págs. 161 y ss.) es lectura recomendable para todos los responsables de educar hoy.

Afirman con sólidas razones y como conclusión de este apartado: “el pensamiento de Aristóteles puede resultar hoy día de gran interés para pensar la educación” (pág. 189); y que la educación en valores no es suficiente porque se limita a aportar información axiológica mientras la educación en virtudes propuesta por Aristóteles aporta la capacidad de actuar en justicia pues obliga a pasar de la teoría a la práctica que es donde reside la moral.

  1. c) la tercera parte de la obra lleva por título “humanos y otros animales” y en ella los autores examinan las modernas teorías animalistas y especistas que pretenden degradar al ser humano sin apreciar en él algo sustancialmente distintivo de otras especies y de más valor. Se detienen de forma singular en el Proyecto Gran Simio de Peter Singer y formulan una tesis de raigambre humanista basada en el pensamiento al respecto de Adela Cortina, entre otros: el hombre tiene dignidad, los animales tienen valor; el hombre por su dignidad es algo único en la naturaleza, pero los animales por tener valor deben ser valorados y respetados proporcionalmente a su valor por parte de los humanos que somos los únicos capaces de asumir obligaciones morales con lo existente.
  2. d) en la cuarta parte, esta obra afronta la comprensión de la ciencia y la técnica y los riesgos para una cultura humanista que suponen las propuestas transhumanistas. Defienden la técnica como parte de la naturaleza humana desde nuestros orígenes y proponen un concepto de mejora de la vida humana a partir del respeto a nuestra naturaleza frente a las sugerencias transhumanistas de cambiar la naturaleza humana; pues conforme a ese paradigma ya no habría criterio de valor para juzgar ni valorar dado que lo humano habría dejado de ser referencia. “Serenidad proactiva” es la actitud que proponen los autores ante las nuevas tecnologías que inciden en lo humano.

Cada capítulo del libro puede leerse con independencia del resto pues tiene autonomía conceptual. En esta obra se tratan muchos temas de la máxima actualidad para tener criterio sobre los dilemas humanos de nuestra época y puede ser referencia para afrontar la comprensión crítica de nuestro tiempo a partir de las sugerencias de los maestros humanistas de siempre como Aristóteles.

Como crítica: textos e ideas de la parte primera se repiten en la parte tercera, quizá porque en el origen de la obra hay trabajos distintos y no se han reelaborado lo suficiente para su integración en la obra final.

 

Benigno Blanco

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