Recuerdo actual del Concilio Vaticano II
por Benigno Blanco
Recuerdo actual del Concilio Vaticano II
El año que viene, 2025, se cumplirán 50 años desde la clausura del último Concilio universal de la Iglesia católica. Es, por tanto, buena ocasión para recordar ese gran evento eclesial, rememorar lo que en él se discutió y aprobó y echar una ojeada a su aplicación práctica. Esto es lo que hace George Weigel en “Santificar el mundo. El legado vital del Concilio Vaticano II”, libro publicado en castellano en 2023 por Ediciones Cristiandad (306 págs).
Weigel es un escritor católico norteamericano que lleva décadas dedicado a estudiar e informar sobre la realidad de la Iglesia. Entre sus numerosas publicaciones destaca la obra que le hizo universalmente famoso, su biografía de Juan Pablo II Testigo de esperanza.
Desde que en 1965 concluyó el Concilio Vaticano II, su comprensión, aplicación y ¿malinterpretaciones? han marcado y siguen determinando la realidad de la Iglesia católica.
Dos interpretaciones y líneas de aplicación se hicieron rápidamente patentes: por una parte, la de quienes apelando a un presunto “espíritu del concilio” y sin atenerse a la letra de sus documentos, promovieron una hermenéutica de la ruptura que quiso afrontar una reforma de la Iglesia haciendo caso omiso del pasado y sin miedo a empezar de cero en materia de liturgia, moral, doctrina, disciplina y estructura; y por otra parte los partidarios de las reformas sugeridas por el concilio, pero en clave de continuidad con la historia milenaria de la Iglesia.
Tras la profunda crisis posconciliar vivida con profundo dolor por Pablo VI, los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI han aplicado el Concilio conforme a la hermenéutica de la reforma en continuidad. Y hoy algunos de los debates posconciliares siguen vivos y dividiendo la Iglesia.
La obra de Weigel es un análisis detallado -y creo que muy sensato- de los antecedentes, contenidos y consecuencias del Vaticano II, que puede ayudar al lector a situarse en el momento actual de la Iglesia con perspectiva histórica y visión despegada de los detalles del momento, de modo que los árboles no impidan ver el bosque.
Consta este libro de tres partes. En la primera (págs. 25 a 93) el autor describe la situación de la Iglesia en los años anteriores a la convocatoria de la asamblea conciliar, reflejando con acierto de historiador los debates doctrinales existentes en esa época, las aportaciones de la mejor teología de la época y los retos que la modernidad estaba planteando a la cristiandad en aquella mitad del siglo XX. Sitúa así al lector actual en el ambiente intelectual y pastoral de la Iglesia cuando Juan XXIII convocó el Concilio.
En la segunda parte (págs. 97 a 245), la más extensa del libro, Weigel analiza uno a uno el contenido de los documentos aprobados por el concilio, resumiendo con notable acierto su contenido y los antecedentes teológicos y de hecho que los padres conciliares tenían en la cabeza al redactar esos documentos.
No se limita a resumir el contenido textual de esos documentos, sino que los enmarca -uno a uno- en los problemas de la Iglesia y el mundo a que los conciliares querían hacer frente y en los debates teológicos que sobre esas cuestiones precedieron al Concilio. Esta parte del libro es muy ilustrativa para un lector actual a efectos de entender e interpretar el Concilio de forma correcta y sin ser intoxicado por lo que algunos rupturistas han atribuido al Concilio sin fundamento alguno.
Me ha resultado muy ilustrativo e iluminador el análisis de Weigel en las págs. 95 a 123 sobre las intenciones de Juan XXIII al convocar el Concilio y sobre lo que el Papa santo pretendía y esperaba.
Para estas reflexiones el autor analiza, aparte de otras fuentes, el discurso inaugural del concilio pronunciado por el Papa Juan el 11 de octubre de 1962 que lleva como título “Gaudet Mater Ecclesia”. Es un texto muy actual que viene bien recordar, pues en él propone Juan XXIII una Iglesia cristocéntrica, centrada en la evangelización y el testimonio dado por todos los bautizados que asumen su responsabilidad apostólica.
En la tercera parte del libro (págs. 249 a 304) el autor ofrece una síntesis del magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI en el que estos dos papas (que participaron activamente en el concilio, el primero como padre conciliar y el segundo como experto o perito) ofrecen las claves auténticas para la interpretación de los textos conciliares.
Esta parte es muy útil para situarse hoy en la interpretación auténtica de los textos conciliares y para cerrar tantas polémicas, propuestas y debates que han enturbiado la aplicación del Vaticano II por separarse de hecho de lo que el Concilio dijo y pretendió.
Es de agradecer que el autor, conocido crítico de algunas decisiones del papa Francisco, haya huido de tales críticas en este libro, salvo en alguna puntual y breve nota a pie de página. Así la obra resulta eficaz instrumento de puesta al día y recordatorio de lo que el Vaticano II propuso al pueblo cristiano sin que el mensaje se enturbie por polémicas circunstanciales.
Benigno Blanco