Deo gratias! Stefan Wyszyński ya ha sido beatificado
Hoy, domingo 12 de septiembre de 2021, no se trata de un mero día de la semana (el séptimo del calendario en este caso) dedicado al descanso, la convivencia familiar y la adecuada santificación del nombre de Dios.
Para la Iglesia Católica y el resto de la Cristiandad, este día será muy importante. Pero no me estoy refiriendo al 338 aniversario de la derrota del Imperio Otomano en la Batalla de Kahlenberg (con responsabilidad de un monarca de la antigua Mancomunidad Polaco-Lituana).
Por fin, con algo más de un año de retraso debido a las circunstancias sanitarias ocasionadas por el coronavirus codificado como COVID-19, el Papa Francisco, de manera remota, desde Budapest (Hungría), donde participa en un Congreso Eucarístico, ha declarado la beatificación del cardenal polaco Stefan Wyszyński.
El acto en sí (en lo concerniente al religioso polaco) se ha celebrado en el Templo de la Divina Providencia de Varsovia (Polonia), en un multitudinario acto en el que se han abarrotado tanto los interiores y exteriores del templo, con una asistencia de siete mil personas. Estaban el Primer Ministro Morawiecki y el presidente Andrzej Duda.
Ahora bien, una vez hecha esta breve introducción, ¿por qué hemos de dar tanta importancia a esta beatificación, más allá de que haya tenido lugar en un Congreso Eucarístico como el que se está celebrando a orillas del Danubio? Lo explicaré a lo largo del presente ensayo articulístico.
Un gran referente de la resistencia anticomunista polaca
Wyszyński fue obispo de la Archidiócesis de Lublin desde 1946 hasta 1948, siendo este último año en el que pasó a la archidiócesis de la capital polaca. Cinco años después fue proclamado cardenal por el entonces pontífice Pío XII, en un momento en el que también pasó a ser reconocido como Primado de Polonia.
Este religioso también se doctoró en Derecho Canónico y Ciencias Sociales en la Universidad Católica de Lublin (KUL, según su abreviatura en polaco), teniendo su tesis el título Los derechos de la familia, la iglesia y el Estado en los colegios. Tras ello, estuvo impartiendo clases en un seminario hasta que la II Guerra Mundial estalló.
Pero lo más importante de él, puestos a remarcar una de entre varias cosas y hechos, no es sino el aguerrido papel de resistencia que ejerció frente al yugo comunista que estaba oprimiendo a los polacos desde Moscú (Unión Soviética). Una resistencia que fue clave gracias a una mayoría social católica, respaldada por la Santa Madre Iglesia.
La primera visita oficial de San Juan Pablo II a Polonia (en el año 1979, entre los días 2 y 10 del mes de junio, con rango apostólico, ya que hablamos de posteriores a su proclamación como Papa, como Sucesor de Pedro), tuvo mucho que agradecer al cardenal Stefan Wyszyński.
Tengamos presente que durante el discurso emitido el 2 de junio de ese año, ante los fieles y el resto del clero y el episcopado, en la Catedral de San Juan Bautista, situada en Varsovia (Polonia), quien obedece al apellido secular Wojtyla, dedicó las siguientes palabras al entonces Primado:
El cardenal primado manifiesta la fuerza del fundamento de la Iglesia que es Jesucristo. En esto consiste su fuerza. El cardenal primado enseña, desde hace más de treinta años, que esta fuerza la debe a María, Madre de Cristo. Todos sabemos bien que gracias a María se puede hacer resplandecer la fuerza de aquel fundamento que es Cristo, y que se puede convertir eficazmente en piedra clave de la Iglesia. Esto es lo que enseña la vida y el ministerio del primado de Polonia. Es él la piedra clave de la Iglesia de Varsovia y de toda la Iglesia de Polonia. En esto consiste la misión providencial que él desarrolla desde hace más de treinta años. Quiero decir esto al comienzo de mi peregrinación aquí, en la capital de Polonia, y deseo una vez más con toda la Iglesia y la nación dar gracias por ello a la Santísima Trinidad. La Iglesia, en efecto, en todas sus dimensiones de tiempo y de espacio, en su dimensión geográfica e histórica, se congrega en la unidad del Padre. del Hijo y del Espíritu, como nos ha recordado también el Concilio.
Pero es que este mismo pontífice hacía todo lo posible para ganarle los pulsos al régimen totalitario soviético y comunista. Así pues no consintió que esta expropiase todos los bienes eclesiásticos. Al mismo tiempo, apoyaba abiertamente a las fuerzas anticomunistas (y dio un buen amparo a los judíos perseguidos por el III Reich), llevándole todo esto a varios arrestos.
Más que un visionario
El actual Primado de la República Checa y Arzobispo de Praga, Dominik Duka, ha dicho, en unas declaraciones recogidas por el digital PCH24, considera que este religioso fue un gran aliciente esperanzador, pero al mismo tiempo le considera como "profeta de los tiempos modernos" ya que, en efecto, el Telón de Acero cayó.
Cierto es que ahora nos enfrentamos a una nueva oleada revolucionaria, pero en cuanto a la tercera fase, que es la que se daba en esos momentos, tal y como describía Plinio Correa de Oliveira, cayó, y es que la mayoría social católica polaca fue clave, bastante trascendental (nunca desmereceré los esfuerzos de otros países afectados en la región).
De hecho, ya para finalizar, diría que el nombre del ya Beato Stefan Wyszyński es otra prueba más de que han sido los pueblos católicos los que a lo largo de la historia han hecho más por la libertad y la prosperidad de las sociedades, mientras que algunos creen que hay que sentirse agradecidos a la gestación que supuso la Ilustración.