De las nuevas subvenciones ¡sí, hay más! del ministerio de Igual-Dá

 

            Esta vez “sólo” se trata de 3 millones de euros, 500 millones de pesetas. Fíjense Vds. a vuela pluma, 500 millones de pesetazas con las que se podría haber ayudado durante los nueve meses de su embarazo a razón de 400 euros por mes a más de ochocientas madres en situación de maternidad comprometida, aquéllas a las que el mismo ministerio se niega a ayudar porque en palabras de uno de sus más destacados directivos, la Directora del Instituto de la mujer, Laura Seara, “hacerlo es de ultraderecha”. ¡Ahí es nada!

 

            El conjunto de la subvención está destinada a promover y fomentar uno de los grandes pilares ideológicos del actual Gobierno, la ideología de género: un ejemplo más de cómo confundir el erario público con la caja del partido. Si desea Vd. ver la totalidad de las subvenciones, puede Vd. hacerlo en el BOE del día 5 de enero:

 

 

            A continuación les destaco sólo algunos de los trabajos seleccionados para la subvención que me han llamado la atención ora por el motivo subvencionado, ora por la asociación que la recibe. Ahí van:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

            Pregúntense Vds. si para esto se sufraga toda una estructura estatal, si hay derecho a que los impuestos que pagamos con el sudor de nuestra frente se utilicen con esta finalidad, y si es moral financiar este tipo de actividades un estado que sólo es capaz de recaudar uno de cada dos euros que gasta, con un déficit que asciende al 12% del PIB, una deuda de casi el 60% del PIB sin que se vea final al endeudamiento, y que nos habla de que la seguridad social quiebra y los trabajadores tendrán que trabajar dos años más y recibir dos años menos de pensión. O pregúntense si lo prefieren, quienes son estas asociaciones que reciben de manera tan magnánima y graciosa estas fabulosas cantidades de dinero que ascienden a dos, tres y cuatro veces a lo que cobran durante todo un año tantos españoles, a qué lo dedican, donde está el producto de su trabajo, a quien sirve y qué beneficios reporta a la sociedad.

 

            ¿Hay derecho? ¿De verdad hay derecho a que una bailarina de acreditada escasa formación disponga de tan fabulosas cantidades de dinero para repartir entre los amigotes para las más peregrinas iniciativas? ¿Hasta cuando van a seguir riéndose de nosotros y gastándose a sus anchas nuestro dinero? ¡A veces le queda a uno la impresión de ser el único gilí que no ha creado una asociación para recibir subvenciones del Ministerio de igualdad y vivir del cuento!