Bufoneando zapaterilmente en el desayuno de oración

Parafraseando el libro de Henri Nouwen “Payasadas en Roma”, se podría titular la asistencia del presidente Zapatero al desayuno de oración como “Bufonadas en Washington D.C.”

Hay que reconocer que tiene bemoles que un presidente laicista y perseguidor de la Iglesia, a quien le sale urticaria con sólo ver un crucifijo, tenga la desfachatez de permitirse leer la Biblia y dar una pseudohomilía laical en un desayuno de oración.

Es interesante recordar de dónde viene esto de los desayunos de oración, pues es práctica muy común en el mundo anglosajón y en las iglesias protestantes dedicar algún que otro día al año a reunir a gente en torno a la oración y el desayuno.

En la anglicana HTB donde he trabajado hay cada cierto tiempo Men’s Breakfasts (Desayuno de hombres), Women´s Breakfasts (Desayuno de mujeres), así como desayunos temáticos (políticos, profesionales de los medios, de la salud, etc,etc).

Es una tradición de lo más interesante que nos indica hasta qué punto la vida pública y la vida religiosa no están reñidas en culturas protestantes. En estos desayunos se ora, se conoce gente cristiana del mundo profesional, se invita a no cristianos para que tengan un encuentro personal con Cristo y se intercede por el mundo.

Quizás el acto vivido en Washington desmerezca un poco de esta tradición, pues a fuerza de convertirse en un evento mediático al que acuden tres mil y pico invitados, entre los cuales algunos esperando sacarse la foto con Obama, puede parecernos algo desnaturalizado y de muy poca oración.

Es sintomático de ello que se invite a “rezar” a un político que acude en su calidad de presidente de turno de una Unión Europea ante la que reniega de toda tradición cristiana, con un séquito de periodistas dispuesto a hacerse la foto con el presidente americano a la primera oportunidad.

Valoraciones sobre la patética intervención aparte, es formidable ver cómo para los estadounidenses es lo más normal que sus políticos recen. De hecho este año Obama ha reafirmado en el desayuno que él reza, y que la oración se hace más apremiante en los tiempos difíciles, por lo que en estos días está rezando un montón.

¿Se imaginan algún político español haciendo unas declaraciones así? Hemos pasado de un país en el que se interrumpían los Consejos de Ministros de Franco porque los ministros del Opus Dei tenían que salir a hacer su oración o su lectura diaria, a un país en el que toda referencia a Dios ha sido barrida de la boca de los políticos.

Y esto es grave- y me perdonarán que por una vez hable de política -cuando resulta que en la política tenemos muchos más cristianos de lo que creemos y estos esconden la cabeza en lo público y se confunden entre la masa de la que se supone que son fermento.

El desayuno de oración me hace ser nostálgico de una Iglesia que sepa hablar en lo público de algo más que de moral y costumbres. La batalla de la familia, la batalla de la vida…todo cosas buenas, pero no olvidemos la batalla de la oración.

No olvidemos que si rezamos y testimoniamos directamente, de palabra, la gente se puede convertir, y para eso están cosas como estos desayunos, cuando se hacen a menor escala de una manera menos mediática.

Pero claro, debemos cambiar nuestra mentalidad católica tradicional para ver esto; hacer oración no se trata sólo de llenar las plazas de multitudinarias manifestaciones de oración, trasladando la capilla a la calle.

Creo que el ejemplo de los desayunos de oración, al menos los que yo he vivido, es el de cómo la oración socorre y ayuda allá donde estemos y especialmente en la vida pública. Es reunirse a orar por los problemas de los políticos, por sus familias, por sus vidas. Es también escucharles, compartir el alimento con ellos, e interesarse por su persona.

En el fondo tenemos una mentalidad de fe tan individualista que nos escandalizamos de pensar en rezar en alto junto a otras personas, por sus necesidades y las nuestras. Preferimos trasladar la capilla a la calle y hacer de ella una impersonal iglesia repleta de gente rezando, pero que no se conocen entre ellos.

Ojalá podamos aprender algo de un país donde se tiene a Dios metido dentro de los tuétanos de la vida pública y civil, en el cual los niños recitan el Juramento de Lealtad en la escuela, sean del credo que sean:

 "I pledge allegiance to the Flag of the United States of America, and to the Republic for which it stands, one Nation under God, indivisible, with liberty and justice for all."

"Prometo lealtad a la Bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos."

Yo lo he hecho con ellos, cuando trabajaba allí, y les aseguro que es hermoso; casi tanto como reunirse en una iglesia en Inglaterra a rezar por el ministro de justicia y el líder de la oposición encargado de justicia juntos, reconociendo que ambos necesitan la guía y el sustento de Dios, pues “nadie tendría ese poder, si no le hubiera sido dado de lo alto”.

A mi parroquia de Pozuelo de Alarcón vienen muchos políticos famosos; los veo a menudo en Misa, incluso de diario. ¿Por qué no reunirles para orar? Seguro además que ellos podrían invitar a algún colega alejado y podríamos orar por ellos; incluso podríamos pedirles que oraran por nosotros. Suena raro ¿verdad?

A mí me suena raro que nos juntemos en una parroquia pero luego no nos conozcamos ni tratemos, no es el modelo que he vivido fuera de España. Este verano en Londres tuvimos a Tony Blair en la parroquia, y en las vacaciones de la misma un feligrés que es parlamentario nos dio su testimonio.

¿Se imaginan qué testimonio compartir oración y desayuno con algún político de moda?