«In memoriam» Toni Matas, amigo, hermano y santo de Dios
Nos acaba de dejar nuestro queridísimo Toni Matas, y no puedo comenzar sino testimoniando el profundo impacto que la luctuosa noticia ha tenido en todos nosotros, apenas unos días después de haber disfrutado de su presencia en Transforma.
Para expresar quién ha sido Toni, lo primero que habría que decir es que si no hubiera un Toni Matas habría que inventarlo, porque su vida y su persona han sido una genialidad de Dios.
¿Quién sino Dios mismo podría sacarse de la manga un ingeniero informático que acaba metido a exégeta de la Biblia y comprende el mundo y la evangelización en términos de Inteligencia Artificial y apostolado? Un gigante de la fe, puro corazón para Dios y su causa, que en vez de dedicarse a la predicación “tradicional” produce videos, aplicaciones y comics de la Biblia para acabar entrenando sistemas de Inteligencia Artificial que hacen sermones, estudios bíblicos y catequesis.
La historia, de todos conocida, es la de un barcelonés de pura cepa a quien en el albor de la época del iPhone se le ocurre lanzar la primera Biblia para niños en iOS, el sistema operativo de moda entre los entonces más innovadores. Aliado con su inseparable Picanyol, estudia, disecciona y guioniza la Biblia entera, lo que le lleva a congresos y ferias internacionales donde tendrá una experiencia ecuménica gracias al interés que despierta su material en el mundo entero. Lo que empezó como una aplicación pionera acabó siendo un modelo imitado por muchos, para los que marcó un camino que ahora nos parece obvio: había que llegar a las personas mediante ese aparato que hoy todos llevamos en el bolsillo. Su trayectoria con Barcelona Multimedia lo lleva al salón del cómic con una obra traducida a 65 idiomas, al areópago de las telecomunicaciones modernas y a los congresos de biblistas anglosajones de todas las denominaciones.
Cuando yo lo conocí, la primera pregunta que me surgió y que le hice era ¿de dónde has salido? ¿De dónde ha salido un cristiano que no es de ningún grupo reconocido y a la vez está tan entregado? Porque en él todo eran palabras de entrega a Dios y providencia, y no dejaba de citar a cada rato la Biblia que tanto amaba y tan bien conocía.
La respuesta tenía que ver con su crianza, pues había sido cristiano de toda la vida, sin más sobresalto, un amor por Chesterton que sospecho le venía de Tolkien, y su vinculación con el mítico Cottolengo de Barcelona, donde él decía que se dedicaba a poner las bombillas a las hermanas y hacer de chico para todo, con toda la humildad de tantos años de servicio desinteresado.
Y es que así era Toni, pura servicialidad y gratuidad, y de esa manera se entregaba a asesorar a obras de la Iglesia paralelamente al trabajo profesional que desarrolló en esa postrera etapa profesional que inauguró cuando la aplicación de la Biblia dejó de ser un medio de vida para él y su familia.
Y así, en su despacho de La Salle Bonanova, se reinventó una vez más en una incubadora de innovación donde empezó a asesorar a todo tipo de empresas y entidades sobre cómo hacer comunidades virtuales y poder ser relevantes en la Red usando los medios informáticos más en boga en el mundo entero.
Estudioso y curioso hasta el extremo, Toni fue un autodidacta capaz de monitorizar las campañas electorales de los Estados Unidos, los entresijos de Google y de Facebook y demás redes, y las últimas tendencias en el marketing, extrayendo lecciones valiosas que le demandaban los medios, las empresas y hasta partidos políticos que llamaban a su puerta interesados por su visión y expertise.
Era, digamos, una versión moderna del hombre del Renacimiento que, con la misma facilidad que programaba un código informático, hacía un comentario bíblico sobre una parábola de Jesús con una paradójica y desconcertante facilidad para pasar de lo técnico a lo divino.
Y es que era un hombre de fe con la mirada puesta en su destino final.
Desde que murió Picanyol, a pesar de su relativa juventud -se nos ha ido con 56 años- andaba siempre hablando de cuando él se fuera, como si intuyera que sus días de paso por esta tierra pasajera estaban contados. Su primera preocupación, dejar todo listo para proveer para su familia a la que se entregaba con devoción, consciente de su finitud en esta tierra. Más allá de esto, su desvelo era poder servir y así lo reflejaba en sus palabras, sus reflexiones y una generosidad infinita que lo llevaba a poner a disposición de todos su tiempo y sus recursos.
En estos días tan tristes y desconcertantes, porque el Señor se lleva siempre a los buenos y -como decía un numerario- nos deja aquí a los que somos morralla (sic), siento la quemazón del ¿y ahora qué vamos a hacer sin Toni? Tantos proyectos soñados y nuevos territorios cibernéticos que descubrir juntos…
Me sorprendo a mí mismo navegando por su última aplicación de Inteligencia Artificial, esperando que me salte un mensaje diciendo “estoy aquí” con una genial salida que me haga ver que hasta su marcha la tenía ya él planeada y que su programa también tiene una solución para esta situación en la que nos sentimos perdidos sin él. En pura comunión con Toni, con su obra y su visión de fe, me sorprendo esperando encontrármelo a través de un teclado y una pantalla, donde poder seguir gustando del gozo de su creatividad y de la genialidad de sus aplicaciones.
Porque si, como se dice, la gente perdura a través de su obra, cuánto más lo hará una aplicación de inteligencia artificial que él ha entrenado y mimado para enseñarla a mirar la realidad a través de la Palabra de Dios. En efecto, hace nada me contaba cómo había incorporado las catequesis que durante años había escrito en el modelo de inteligencia artificial de su última aplicación que íbamos a lanzar juntos.
Hoy, con una mezcla de melancolía humana y fe en la vida eterna, busco perdido por los entresijos de su aplicación una palabra, un guiño, un gesto, que me haga ver que Toni sigue aquí con nosotros, y podemos seguir comunicando con él.
El único camino para hacerlo, lo sabemos, es la comunión de los santos. Yo sé que Toni vive, y que está en el cielo en un lugar muy especial que le tenía preparado el Señor, al cual llegó porque no podía esperar más, porque era su tiempo, kairós perfecto del Señor para su hijo.
Hemos perdido un hermano, que era un hijo, un padre y un esposo. Hemos ganado un amigo en el cielo que ya estará regocijándose de la visión directa de la esperanza que intuyó toda su vida. Allí recitará las palabras del salmo 16 que me escribió en uno de los últimos mensajes que tengo de él, apenas de hace una semana, y que atesoro en mi móvil. En este mensaje, me hablaba del gozo que había sido servir a su Señor y en su amado catalán me decía:
Senyor, heretat meva i calze meu,
tu m´has triat la possessió;
La part que m’ha tocat és deliciosa
M’encisa la meva heretat
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad
Disfruta, querido Toni, de ese lote hermoso que el Señor tenía preparado para ti, y pídele que, como tú, todos nosotros podamos vivir diciendo y sabiendo que todo es Providencia y que estamos en Sus manos, con la mirada siempre puesta en el cielo a donde un día iremos y donde nos encontraremos por la Misericordia de Dios.
Descanse en paz, Toni Matas, amigo y hermano, esposo y padre, emprendedor y genio informático de Dios.
PD Se puede ver el vídeo de su última charla en Transforma en este enlace: https://youtu.be/1ELH002MUY8