Jueves, 21 de noviembre de 2024

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Pedro de Alcalá, el español autor de la primera gramática del árabe, la segunda de la Historia

Pedro de Alcalá, el español autor de la primera gramática del árabe, la segunda de la Historia
Fray Pedro de Alcalá entregando un ejemplar de su obra al arzobispo de Granada, fray Hernando de Talavera. (Biblioteca Nacional de España). Tomado de Wikipedia.

por En cuerpo y alma

  

            Otro de esos personajes inconmensurables de la Historia de la Humanidad, olvidado como tantos por el solo pecado de ser español, una nacionalidad que se ha demostrado muy eficaz para pasar a la Historia, pero no menos para ser un completo desconocido del gran público. Pena del desinterés que los españoles demostramos de nuestra propia Historia, la más grande que se haya escrito jamás.

            Nacido probablemente, el que conocemos como Pedro de Alcalá sin más, en Alcalá de Henares hacia el 1455, sabemos por la presentación que de sí mismo hace en su obra, que era fraile de la orden de los jerónimos, así como que fue confesor, ni más ni menos, que de Fray Hernando de Talavera, primer Arzobispo de Granada, una vez que ésta es conquistada por los Reyes Católicos en 1492.

            El Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia recoge esta reveladora reseña que de su desconocida figura hace en 1807 Fray Rafael de Zea, general de la Orden Jerónima:

            “Con motivo de estarse imprimiendo por quenta del Gobierno el Vocabulario Arabe q. en 1505 dio a luz pública nro. hermano el padre Fr. Pedro de Alcalá aumentado ahora [...], se nos ha hecho presente quan importante sería para el lustre de nro. santo hábito cualquier noticia que pudiera dar a conocer aquel sabio, del qual se ignora el Monasterio de su profesión: sus estudios, el motivo con que fue a Granada de asociado del venerable Fr. Hernando de Talavera, y la época de su fallecimiento. En esta atención mando a los PP. Priores de los monasterios fundados antes en los años de 1460 que hagan registrar los libros de los actos capitulares, los de profesión, los de mortuorios y memorias de los monjes y no omitan diligencia alguna para adquirir cualquier noticia concerniente a dicho P. Alcalá, y de su resultado comuniquen aviso a esta superioridad dentro del término de un mes para hacer de él el uso correspondiente”.

            Lo cierto es que a pesar del “angustioso llamamiento” del prior de los jerónimos, es mucho, o mejor dicho, casi todo, lo que continuamos sin saber del ilustre fraile gramático jerónimo complutense.

            La gramática de Fray Pedro de Alcalá lleva por título “Arte para ligeramente saber la lengua Arauiga”, e irá acompañada de una segunda titulada “Vocabulista arauigo en letra castellana”, el primer diccionario del árabe a una lengua europea. A señalar que en su diccionario del árabe, Fray Pedro de Alcalá escribirá las palabras árabes con caracteres latinos, según su fonética, las cuales serán transcritas a los caracteres arábigos por el también jerónimo Fray Patricio de la Torre, de San Lorenzo de El Escorial, en un trabajo que quedará inacabado por la invasión francesa de 1808, aunque muy avanzado.

            Impresas las dos obra juntas en Granada en 1505 por Juan Varela de Salamanca, ello convierte a la gramática del Arabe de nuestro fraile en la segunda gramática de una lengua moderna escrita en la Historia, y a Pedro de Alcalá en el primero en toda la Historia en escribir la gramática de una lengua moderna que no es su lengua natal.

            La finalidad de la obra fue, indudablemente, la comprensión con esos moriscos granadinos que se incorporaban a la Corona Castellana, a la naciente España si lo prefieren Vds., con la intención de posibilitar lo que era entonces el verdadero leit motiv de la política de los Reyes Católicos: la evangelización de sus súbditos no cristianos realizada a partir de su conversión voluntaria y argumentada, que ese era el plan, precisamente, de aquél al que nuestro fraile de hoy confesaba, el primer arzobispo de Granada, quien, con toda probabilidad, le había ordenado la realización de la obra. Así lo explicaba su propio autor: “sacar a esta gente nuevamente convertida de las tinieblas y muchos herrores”.

            Al respecto, no está de más recordar que cuando los Reyes Católicos conquistan Granada y entran en la ciudad, en modo alguno se expulsará a los moriscos que habitaban la ciudad. El mismísimo Boabdil, contra lo que quiere la leyenda unánimemente aceptada, tampoco fue expulsado, sino que bien al contrario, recibirá de los Reyes Católicos un señorío en las Alpujarras y permanecerá en España. Un señorío que luego venderá a quienes se lo habían donado para con esos dineros cruzar voluntariamente a Africa e instalarse en Marrakech. Por no hacerse, ni botín se hizo, pagándose a los soldados de la conquista con propiedades en la ciudad de Santa Fe, ciudad que se había construido pocos años antes precisamente para la conquista de Granada, a imagen y semejanza de Briviesca (aunque mejorará con mucho el plano), siendo luego el modelo que Carlos V propondrá para la planta de las nuevas ciudades fundadas en los Virreinatos españoles del Nuevo Mundo.

            Todo lo cual a unir a la que es la primera gramática de la Historia, sobradamente conocida, la “Gramática Castellana” de Antonio de Nebrija (pinche aquí si le interesa conocer mejor el tema), publicada en 1492; la tercera de la Historia, justo después de la de Pedro de Alcalá, que no es otra que la del náhuatl, la lengua indígena más hablada en el Méjico que conocen lo españoles, la escrita en 1531, posiblemente por Bernal Díaz del Castillo, que por desgracia no nos ha llegado, seguida de la que sí nos ha llegado de Andrés de Olmos escrita en 1543. A las que todavía añadir la primera del chino y del japonés, escritas las dos por españoles, la primera por el dominico Francisco Díaz hacia el 1643, la segunda por el franciscano Melchor Oyanguren de Santa Inés hacia 1738: la del tagalo por descontado, escrita por Francisco de San José Blancas (pinche aquí si le interesa el tema) en 1745. Y así, hasta seiscientas gramáticas escritas por españoles, buena parte de ellos frailes misioneros, todas ellas entre las primeras de la Historia, lo que convierte al arte de la gramática en un arte que indiscutiblemente, habla español.

            Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

            ©Luis Antequera

            Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en luiss.antequera@gmail.com

 

 

            Dedicado a mis amigos José Luis De No, de una conversación con el cual nació la idea de escribir este artículo, y Carlos Leáñez, cuyo interés por el personaje que hoy glosamos conozco.

 

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